[devocional-miercoles] 13 de julio de 2005 – El viento y las olas (Marcos 6:45-52)

Habló, e hizo levantar un viento tempestuoso,que encrespa sus ondas.Suben a los cielos, descienden a los abismos; sus almas se derriten con el mal.Salmo 107:25-26.

El viento les era contrario.Marcos 6:48.

El viento y las olas (Marcos 6:45-52)

Eran doce hombres quienes, hacia las tres de la mañana, remaban cansadamente. Luchaban en la noche, procurando conducir su barca hacia la ribera, a pesar de las fuertes olas y del viento que les era contrario. Habían tenido un día muy agitado y ahora, agotados por el cansancio, debían remar todavía para no extraviarse en medio de la tempestuosa noche.

¿Por qué el Señor permitía esa situación? Él mismo los había hecho entrar en la barca y atravesar el mar. ¿No sabía que esa tempestad iba a venir? ¿No habría podido mandar que ese gran viento no soplara? ¿Era necesario remar más tiempo? Estaban agotados, ¿por qué no detenerse y volver al lugar de donde venían? De todos modos el Maestro estaba ausente y no hacía nada para ayudarles.

Semejantes pensamientos nos vienen a la mente cuando el viento de las circunstancias nos es contrario. El duelo, la enfermedad, la escasez, los fracasos escolares o profesionales a menudo nos parecen pruebas insuperables. Entonces, leamos el final de ese relato: ?Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento?.

Al pensar que Dios ha preparado el fin de la prueba desde antes de que ésta llegue y que siempre tiene en vista el bien de sus hijos, ¿no deberíamos apoyarnos confiadamente en esas certezas, aun cuando al principio no entendamos la meta que él persigue? ?Afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien? ?dice Dios (Deuteronomio 8:16).

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