Una Lectura Comprensiva de las Escrituras

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Una Lectura Comprensiva de las Escrituras

PREDICACIÓN Y ENSEÑANZA

Una lectura comprensiva de las Escrituras

por Samuel Marcano

Cuando nos acercamos a la Biblia no debemos ignorar toda la riqueza y variedad que la conforma. No puede haber un acercamiento ingenuo. La Biblia es un mensaje con determinado registro literario y debe ser examinado como tal.

Me alegré mucho cuando vi a dos hermanos que conocía evangelizando en una casa. Estaba como a unos 50 metros de ellos, pero pude darme cuenta de que compartían el evangelio con la que parecía ser la dueña de la vivienda. Sin embargo, quedé algo extrañado cuando al saludarlos ellos no me regresaron el saludo. Me intrigó mucho el trato tan descortés.

Algunos días después encontré a uno de estos amigos y le pregunté con ansiedad la razón por la cual no me había saludado el otro día. Su respuesta me dejó aún más sorprendido:

«Hermano, recuerde que cuando Cristo mandó a sus discípulos a evangelizar, les ordenó que a nadie saludaran por el camino». Al principio creí que era un chiste y me iba a reír, pero al ver la cara tan seria de mi amigo disimulé con dificultad mi sonrisa. Mi primera tentación fue discutir allí mismo la interpretación de este texto. Pero preferí pensar con calma cómo ayudarle a analizar de una manera más apropiada el pasaje referido. Por lo pronto, me despedí y seguí mi camino.

Mientras caminaba iba diseñando la manera de ayudarle a interpretar bien este texto, pero no me dejaban tranquilo múltiples preguntas que llovían sobre mí como diminutas flechas: ¿Cómo llegaron a esta conclusión?, ¿cuántas otras cosas de ese pasaje practican de manera literalista?, ¿habrá otros hermanos que piensan de la misma manera?, ¿ninguno en esta iglesia se habrá dado cuenta de este error?

Evidentemente, la interpretación de la Escritura es una cuestión de primer orden en la iglesia. Se nos exhorta a desear como niños la leche espiritual, porque ella nos da crecimiento (1 Pedro 2:2). Se establece que toda la Escritura es útil para llevar a la perfección al hombre de Dios (2 Timoteo 3:16). No podemos solo oír la Palabra, debemos ser también hacedores de ella (Santiago 1:22, 23). Finalmente, se nos exhorta a trazar bien la Palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Pero, ¿cómo podemos llevar a cabo todos estos mandatos si no podemos entender bien lo que Dios ha revelado en su Palabra?

La Biblia es ante todo un acto de comunicación. Dios quiere que sepamos lo que Él espera de nosotros. Generalmente, nos frustra no entender lo que alguien quiere decirnos. Es como si usted fuese a un país donde se hablase una lengua distinta a la suya y al bajar del avión se da cuenta de que un hombre uniformado le da una serie de órdenes. Usted se desespera porque no quiere hacerle un desaire, pero no entiende lo que le está diciendo. ¿Cómo obedecerlo, entonces? Sencillamente imposible, a menos que aparezca alguien que hable los dos idiomas y pueda hacer las veces de intérprete. Si no hay interpretación, no hay comprensión, si no hay comprensión, no hay obediencia. En la Biblia están las instrucciones de Dios para el hombre. Fue escrita con el propósito de revelar no solo la condición espiritual de la humanidad por causa la desobediencia, sino también la manera en que podemos restablecer esa comunión perdida a través de la fe en Jesucristo. Pero a menos que la podamos interpretar correctamente, quedaremos a merced de lo que otros nos digan sobre lo que debemos hacer o de lo que nosotros mismos queremos hacer para agradar a Dios.

Señalamos anteriormente que la Biblia es ante todo un acto de comunicación, y todo acto comunicativo creativo. Piense por un momento en muchas maneras en que los seres humanos comunicamos nuestros mensajes.

Un novio enamorado se levanta muy temprano, inspirado por las musas albas, a componerle un poema a su amada. Luego va a su trabajo, donde debe hacer un resumen para su jefe de las actividades del día anterior. A media mañana un amigo le pide el favor de escribir una nota de condolencia que debe llevar a la prensa. En la tarde va a la universidad, donde debe escribir el análisis de una novela. Note cuánta variedad de escritos ha producido esta persona en solo un día: poesía, crónica, argumentación. Esa creatividad comunicativa del ser humano proviene de Dios. El escritor de Hebreos nos recuerda que Dios se comunicó con el hombre en el pasado muchas veces y de muchas maneras (Hebreos 1:1).

Dios usó muchas formas para revelar su Palabra. Cuando el hombre registró esa revelación y la puso por escrito, le dio también diversas formas según la ocasión, el propósito y el contexto de cada escritor. Así tenemos registros en forma de narración (por ejemplo, Génesis, Hechos, etc.), poesía (Salmos, Cantares, etc.) y argumentación (Romanos, Gálatas, etc.). No solo el registro se realizó en diversos tipos de literatura, sino que el mensaje presentado también adoptó distintos matices: algunas veces solo registraba hechos ocurridos (Daniel 6), otras veces señalaba hechos por ocurrir (Daniel 9:20-27). En ocasiones adquirió la forma de una reflexión personal (Eclesiastés), y en otras, de una colección de refranes que todos debían tomar en cuenta (Proverbios). A veces se trató de una carta personal (Filemón), otras, de una carta que debía ser leída en varias iglesias (Santiago). A esto debemos añadir los infinitos recursos literarios que permitieron a cada escritor usar en sus registros múltiples figuras como parábolas, símiles, metáforas, hipérboles y otras muchas que enriquecieron sus escritos.

Cuando nos acercamos a la Biblia no debemos ignorar toda la riqueza y variedad que la conforma. No puede haber un acercamiento ingenuo. La Biblia es un mensaje con determinado registro literario y debe ser examinado como tal. Claro que contamos con la asistencia del Espíritu Santo, pero esto no nos exime de la obligación de estudiar con diligencia el texto sagrado. Pedro nos informa de unos profetas, también guiados por el Espíritu Santo, que hicieron un esfuerzo notable para determinar a qué persona y qué tiempo se refería el Espíritu que hablaba a través de ellos (1 Pedro 1:10,11). Esto indica una intensa actividad cognoscitiva para determinar un hecho a través del estudio profundo.

La Biblia no es solo para leerla, debemos también estudiarla en forma provechosa. No sin razón, Lucas elogió a los judíos de Berea como más nobles que los de Tesalónica por su deseo de estudiar las Escrituras para ver cuán verdadero era el mensaje de Pablo (Hechos 17:11). En toda comunicación hay riesgos de mala interpretación. El emisor envía un mensaje al receptor, y este a su vez debe interpretarlo y responder. Pero no siempre este proceso se cumple tan eficazmente como quisiéramos, dado que hay ruidos que obstaculizan el proceso. Con relación a la Biblia como mensaje de Dios, debemos admitir que esos ruidos están en nosotros mismos: prejuicios, malas enseñanzas, tradicionalismos, ignorancia, denominacionalismos y muchas otras cosas condicionan la manera en que interpretamos la Biblia. Es necesario que nos esforcemos por minimizar estos ruidos que afectan nuestra comprensión del mensaje divino.

En las siguientes entregas, vamos a sugerir algunos principios para hacer de la interpretación bíblica una tarea dinámica, provechosa y eficaz. Estableceremos algunas pautas generales que deben observarse al interpretar cualquier texto de la Biblia y también algunas pautas más específicas de acuerdo al género y enfoque específico de los distintos tipos de literatura. No debemos perder de vista el postulado principal de esta serie de artículos: el estudio de la Biblia no es un fin en sí mismo, es un medio para llevarnos a obedecer a Dios. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y se guía por ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo, sino un hacedor eficaz, este será bienaventurado en lo que hace (Santiago 1:25).

 PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

1. ¿Qué casos conoce usted donde se ha cometido un error de interpretación bíblica? ¿Puede explicar en qué consistió exactamente el error en cada caso?

2. ¿Cuáles serían algunas de las barreras que le dificultan comprender con toda claridad el mensaje que Dios quiere darle a través de la Biblia?

3. ¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad en la interpretación de la Biblia y hasta dónde la tarea del Espíritu Santo? Demuestre su posición bíblicamente.

Samuel Marcano es pastor de la iglesia Dios es Amor en Maturín, Venezuela, y director del programa de desarrollo ministerial MECA (Ministerio de Educación Cristiana de ASIGEO)

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Víctor Marcano

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa – Hechos 16:31

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