Nuestro Andar Diario 11 de julio de 2005

Nuestro Andar Diario

11 de julio de 2005

Deuteronomio 4:6-10
6 Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta ser? vuestra sabidur?a y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dir?n: «Ciertamente esta gran naci?n es un pueblo sabio e inteligente». 7 Porque, ?qué naci?n grande hay que tenga un dios tan cerca de ella como está el SE?OR nuestro Dios siempre que le invocamosí 8 ?O qué naci?n grande hay que tenga estatutos y juicios tan justos como toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotrosí. . . 9 Por tanto, cu?date y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos. 10 Recuerda el día que estuviste delante del SE?OR tu Dios en Horeb, cuando el SE?OR me dijo: «Re?neme el pueblo para que yo les haga oír mis palabras, a fin de que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra y las ense¿en a sus hijos».

Reverencia temblorosa
Me presento  delante de mi Creador casi demasiado confiado. No es que acercarme a Dios deba ser algo difícil. Cualquier esfuerzo personal, supuestamente para hacerme más digno de estar de pie delante de Él, es una torpeza. Soy redimido, la gracia es mía y no tengo razones para encogerme de miedo.

Pero esta gracia la ofrece un Dios impresionante e imponente, no un d?bil benefactor. Dios sigue siendo Dios, justo y santo, empe?ado en la justicia junto con la misericordia. Su ira es real, y algunas veces, cuando trato de quedar bien con su compasi?n, me olvido del aut?ntico poder de Aquel que me sostiene.

Cuando los israelitas estaban por entrar en la tierra que Dios les hab?a dado, Él les dio instrucciones para el futuro. Poned por obra. . .  guardad. . .  recordad. . .  temedme. Dios quer?a que ellos recordaran lo que Él hab?a hecho. Quer?a que recordaran quién era Él.

En The Writing Life [La vida que escribe], Annie Dillard observa que los jud?os hasídicos del siglo XVIII reconoc?an cierto elemento de riesgo al presentarse delante de Dios. Ella cuenta de cierto rabino que cada ma?ana dejaba instrucciones para la manera en que sus manuscritos deb?an ser desechados «en caso de que la oraci?n lo matara».

En su libro, Annie Dillard también presenta a un «sacrificador ritual», alguien responsable de realizar los sacrificios por la expiaci?n del pueblo. Cada ma?ana este hombre se despedía de su esposa y de sus hijos y «lloraba como si no los fuera a volver a ver». Uno de sus amigos le pregunt? por qué hac?a eso. «Porque –respondió– cuando comienzo el ritual invoco al Señor. Luego oro diciendo: «Ten misericordia de nosotros.» ¿Quién sabe lo que el poder de Dios me har? en ese momento que transcurre entre mi invocaci?n y mi ruego por su misericordia!»

No tenemos que temer la ira de Dios, y debido a su incre?ble misericordia, la obra expiatoria por el pecado se cumpli? en la cruz. Sin embargo, es imponente invocar el nombre y el poder de nuestro Dios.

Piensa en eso la pr?xima vez que comiences a invocar el nombre de Dios.  –WC

destino
¿Cuál es mi imagen de Diosí n ?C?mo ser?a una verdadera y saludable reverencia a Diosí ?Necesito explorar alguna faceta del car?cter de Dios que podr?a haber olvidado?

en resumidas cuentas: corre hacia un Dios misericordioso. Luego, incl?nate delante de Él.

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