Nuestro Andar Diario 15 de julio de 2005

Nuestro Andar Diario

15 de julio de 2005

1 Samuel 25:28-33
28 Te ruego que perdones la ofensa de tu sierva, porque el SE?OR ciertamente establecer? una casa duradera para mi se?or, pues mi se?or pelea las batallas del SE?OR, y el mal no se hallar? en ti en todos tus días. 29 Y si alguno se levanta para perseguirte y buscar tu vida, entonces la vida de mi se?or ser? ligada en el haz de los que viven con el SE?OR tu Dios; pero Él lanzar? la vida de tus enemigos como de en medio de una honda. 30 Y suceder? que cuando el SE?OR haga por mi se?or conforme a todo el bien que Él ha hablado de ti, y te ponga por pr?ncipe sobre Israel, 31 esto no causar? pesar ni remordimiento a mi se?or, tanto por haber derramado sangre sin causa como por haberse vengado mi se?or. Cuando el SE?OR haya hecho bien a mi se?or, entonces acu?rdate de tu sierva. 32 Entonces David dijo a Abigail: Bendito sea el SE?OR, Dios de Israel, que te envi? hoy a encontrarme, 33 bendito sea tu razonamiento, y bendita seas t?, que me has impedido hoy derramar sangre y vengarme por mi propia mano.

Mía no es la venganza
Cuando viv?amos en el sur de California, mi hijo adolescente estaba montando su bicicleta cuando fue obligado a salirse del camino por un autom?vil lleno de lo que Él imagin? eran miembros de una pandilla. Afortunadamente no sufri? da?o alguno. Pero cuando lleg? a casa y me cont? de su encuentro cercano con la violencia, me enfurec? de inmediato. A pesar del esfuerzo de mi esposa por apaciguarme, tom? un bate de b?isbol, le dije a Greg que saltara en el asiento del pasajero de nuestro auto (para que pudiera identificar el veh?culo de los matones), y yo de un brinco me met? en el asiento del conductor y sal? a toda velocidad para llevar a cabo mi venganza personalmente.

Un hombre de 50 a?os con un bate sal?a para darle un porrazo a cuatro «miembros de una pandilla» armados con sabe Dios qué. ?Qu? estupidez! Gracias a Dios, Él evit? que encontróramos a los infractores. Los recuerdos de este incidente me ayudan a identificarme con la ira de David registrada en 1 Samuel 25.

Es sumamente f?cil para nosotros molestarnos ante la injusticia, o incluso ante lo que percibimos como injusticia. (Los que han sido criados con la verdad b?blica parecen tener un gusto particular para identificar la injusticia.) Pero Dios no quiere que tomemos el asunto de la retribuci?n en nuestras manos. Pablo lo confirm?: «Amados, nunca os vengu?is vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagar?, dice el Señor. Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber» (Romanos 12:19-20).

Aqué es donde nuestra fe se encuentra con una prueba de gran envergadura. ?Estamos dispuestos y somos lo suficientemente pacientes como para permitir que la justicia pura de Dios tenga prioridad sobre nuestro propio juicio  apresurado y cargado de emocionesí De hecho, ?estamos dispuestos, no sÉlo a evitar tomar venganza, sino también a buscar maneras de ser amables con los que nos hacen da?o?

Esa es una orden elevada. Pero es una orden de Dios. Cuando David finalmente permiti? que el buen sentido controlara sus pensamientos hizo lo correcto. Y Dios se hizo cargo de la injusticia, a su tiempo y manera. Tenemos que creer que Él también lo har? por nosotros.  –DO

destino
?Estoy dispuesto a dejar el asunto de la justicia para las malas obras en las manos de mi Padre Celestial, en especial cuando se trata de injusticias que yo haya sufrido?

en resumidas cuentas: la venganza humana carece de previsi?n celestial.

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