Nuestro Andar Diario 28 de julio de 2005

Nuestro Andar Diario

28 de julio de 2005

GÉlatas 5:16-24
16 Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumplir?is el deseo de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que no pod?is hacer lo que dese?is. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, 20 idolatr?a, hechicer?a, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, 21 envidias, borracheras, org?as y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. 24 Pues los que son de Cristo Jesís han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

?Las peque?eces!
Una de las experiencias más frustrantes para un conductor es chocar contra el veh?culo de otra persona. Triste decirlo, pero esto me ha sucedido más de una vez. Una noche estaba tratando de estacionar mi autom?vil en un lugar muy apretado. Golpe? al veh?culo junto al m?o cuando estaba dando marcha atrás y le hice una abolladura. ?Me sent? horrible!

Sin embargo, tuve que decir que el primer pensamiento que me vino a la mente fue irme antes de que alguien se diera cuenta. Pero cuando me iba, mi conciencia simplemente no me dej? partir. Di media vuelta.

Con gran renuencia dej? en el parabrisas del autom?vil abollado una nota con el n?mero telef?nico al que se me podía contactar. Pensí: Tal vez el conductor quede tan conmovido por mi honestidad que decidir? ser gentil conmigo. De todos modos era una abolladura «peque?a».

Esa misma noche el conductor me llam?. A pesar de mis humildes disculpas, Él exigi? furiosamente que yo asumiera todo el costo del da?o. En ese momento pensí para mis adentros que si me hubiese ido me habr?a ahorrado la humillaci?n y también algo de dinero. Cuando Él colg?, comenc? a preguntarme si val?a la pena.

En retrospectiva, ?sí que sí val?a la pena! Era lo correcto. Si me hubiese ido no habr?a tenido que enfrentarme a algún hombre hostil, pero habr?a tenido que enfrentarme a una conciencia magullada. Podr?a haber racionalizado que se trataba de una peque?ez, pero, ?acaso no es la suma de las peque?eces lo que determina quiénes somos en realidad?

En GÉlatas 5 leemos que los que pertenecen a Jesís han crucificado los actos de la naturaleza pecaminosa y ahora llevan el fruto del Espíritu. Nuestro car?cter piadoso no sÉlo se ve en las «grandezas» sino también en las «peque?eces» que hacemos.

Realmente somos guiados por el Espíritu si vivimos su fruto en nuestras conversaciones, respuestas y conducta diarias.  –LCC

destino
?Doy más muestras de la naturaleza pecaminosa o de aspectos del fruto del Espíritu? ?Pueden mis amigos afirmar eso? ?C?mo puedo dar muestras del fruto del Espíritu en lo que digo y en la manera como respondo a los demásí

en resumidas cuentas: nuestro car?cter se ve en las peque?eces.

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