Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Job 14:10
Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?
Una hermosa partida
Todavía activa, a pesar de sus noventa años, María B. terminó su jornada. En el silencio de su cocina abrió la Biblia deseando escuchar a Dios por medio de la Palabra. Luego se quitó sus anteojos y juntó las manos para orar. Así la encontraron los suyos la mañana siguiente. Como dice la Escritura, se durmió en Jesús (1 Tesalonicenses 4:14). ¡Qué hermosa partida para quien fielmente había servido a su Salvador! Sin lucha, sin sufrimientos, dejó este mundo de combates para entrar en el reposo y estar con Cristo por la eternidad. Unos momentos antes de su muerte ella escuchó su Palabra y le entregó su vida en oración; ahora goza de la dulzura de su presencia. Para ella todo es paz.
Pero pensamos en los que no conocen a Jesús y mueren súbitamente. ¡Cuán solemne es tener que abandonar bruscamente todos los proyectos y afectos para esperar el juicio eterno, para pasar repentinamente de la duda o de la indiferencia a esta realidad aterradora e inevitable: el infinito alejamiento del Dios de amor!
La Palabra de Dios es precisa y no deja lugar a ninguna ilusión al respecto (véase Lucas 16:22-24). El alma, o es llevada junto a Jesús o debe comparecer para ser juzgada. Ante tal alternativa, ¿cómo no invitar a cada uno a reconciliarse hoy mismo con Dios y a prepararse para la eternidad? “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12). “He aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).
Resolviendo Supuestas Contradicciones Bíblicas: ¿Hay alguna aparente incongruencia entre el libro de Génesis 16 y el libro de Hebreos 11?
Hoy quiero empezar una...