[Devocional_Diario] Pisa tierra, no esperes demasiado

«El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar, Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver».I Juan 2:9-11 N.V.I.

El esperar demasiado de las personas me aleja de Dios. Los mayores obstáculos para mí en el crecimiento de mi fe en Dios, no fueron las cosas que el mundo pudo ofrecerme, las enseñanzas de un padre amoroso me bastaron para que las tentaciones del cigarro, el alcohol o los parrandas en las fiestas de fines de semana no fueran la tentación ambicionada en mi adolescencia y juventud. Pero más bien los grandes tumbos de mi vida cristiana se dieron por causa de la inmaduréz con que tomé las fallas de los hermanos de mi pequeña congregación. Cada día durante el desayuno escuchaba cosas como:

-«El Diacono Prudencio se quejó porque el sermón fue demasiado largo y ha advertido que debemos ser mas cautelosos con el tiempo porque todos tienen cosas que hacer después de el culto»- -«Y la hermana Modestia se sintió ofendida porque vienen muchas mujeres que no son de la Iglesia, se nota por sus vestimentas y esto le desagrada mucho a ella y a las damas de la Liga Femenil, dice que por qué no se van ellas a la otra Iglesia que es más liberal, no hay que invitarlas, ni darles la bienvenida»- – «Los hermanos Honorato, Paciencio y Justo ya no quieren hacer aires libres, dicen que ya tienen bastantes familias que se conocen de tantos años, sus hijos son amigos y las señoras se llevan mas o menos bien, ¿para que traer gente que después traerán problemasí»- -El tesorero Judas está muy enojado porque Martita viene con muchos vestiditos nuevos, seguramente es que estamos cayendo en la vanidad, ¿Será porque le estamos pagando demasiado al pastor?-

Cuando terminaba el desayuno familiar, mis 10 hermanos nos ibamos de la mesa pensando:

«Con estos hermanitos, quién quiere seguir los pasos de mi papá y continuar en el ministerio, mejor que caiga fuego del cielo y los consuma» (Eramos 11 pequeños Boanerges).

Todos estos malos ejemplos se desaparecían cuando mi amado consejero se sentaba al borde de mi cama y con amor, me enseñaba sobre la tolerancia, el perdón y el amor que es capaz de cubrir los defectos más viles. De señorita opté por el ministerio; todos los recuerdos amargos se desvanecieron, el amor fue mas grande que las quejas, pero otra vez en el pastorado, parecia que caíamos en el tunel del tiempo y las fallas de los queridos débiles se volvieron a escuchar en la mesa del desayuno, pero esta vez, no fueron 11 sino tres chiquillas las que tuvieron que oír las quejas de Benedicta y sus chismes, Romantico y sus deslices, Salomé y sus flirteos, Cómputo y su vicio en el internet. Nuestros problemas espirituales sólo aumentan cuando nos llenamos de expectativas en las personas equivocadas. En realidad el sentimiento de enojo, frustración y temor te pueden llevar al punto de la decepción más profunda y todo por esperar demasiado en quienes lamentablemente esperan lo mismo de tí. Cuando seamos capaces de comprender las limitaciones de nosotros mismos, llegaremos a la conclusión que sólo Dios es genuino, sólo él es veráz. Ahora les enseño a mis chiquitas que andar en la Luz es la clave para no tropezar. Ellas aman con un amor sin prejuicios a sus «tíos» de la Iglesia, son tan humanos como ellas y frágiles, se pueden romper en cualquier momento, pero no los juzgan, ni piensan mal, saben que Dios los ha redimido y que la clave para seguir juntos es no esperar demasiado de ellos. Estamos en luz, no por nuestras acciones o atributos, estamos en la Luz porque el amor de Dios nos ha unido, cuando se acerca alguna expectativa exagerada reconocemos que la oscuridad viene con ella y otra vez pisamos tierra y nos ponemos los lentes de Dios.

Oración: Estuve en oscuridad, aborrecí a mis hermanos, me sentí traicionada por sus mentiras y deslices, pero yo también les fallé porque dudé de su integridad. Lléname de amor, saca del interior de mi inconciencia todo mal recuerdo, que sólo sea capaz de mirarlos con tus ojos de misericordia y perdón. Así como tú me miras a mí. Amén. Con todo mi amor para cada uno de ustedes, mi oración es que sigan creciendo en la gracia del Señor hasta la estatura y plenitud de Cristo. Martha Bardales Iglesia Bíblica Emmanuel de la Molina

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