[Grafica Cristiana] Mensaje 21 para nuevos creyentes

Mensaje 21

Vida interior

Desarrollo, crecimiento y madurez

Lectura bíblica

Lc. 19:8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

Ro. 8:6 …la mente puesta en el espíritu es vida y paz.

Restituir lo que debemos

Lo que sucedió con Zaqueo nos da un tercer ejemplo con respecto a dar fin al pasado. Zaqueo restituyó lo que él debía a los demás. En cuanto Zaqueo fue salvo, él le dijo al Señor que si en algo había defraudado a alguno, lo devolvería cuadruplicado (Lc. 19:8). Restituir el cuádruple de lo que se debía no constituye una ley o un principio establecido, sino que es el resultado de la salvación dinámica del Señor, del mover del Espíritu Santo en uno, y del hecho de que la conciencia nos insta internamente a hacerlo. Debido a este acto de restitución, Zaqueo tenía un testimonio delante de los hombres. Este acto constituyó la base de su testimonio. Este acto de restitución constituye un buen ejemplo para nosotros y nos revela la manera de restituir deudas monetarias.

Supongamos que antes de convertirse en un creyente, usted extorsionó o defraudó a otros, robó a otros o se apropió de algo usando métodos impropios. Ahora que el Señor opera en su ser, usted tiene que tratar con estos asuntos de la manera apropiada. Esto nada tiene que ver con el perdón que ha recibido del Señor, más bien, está estrechamente vinculado a su testimonio.

Una vez salvos, no es necesario desenterrar todo lo que hicimos en el pasado con el fin de indagar por aquellos a quienes debemos algo para efectuar restitución. Pero, si el Espíritu Santo nos recuerda que tenemos una deuda pendiente, entonces debemos obedecer al Espíritu y efectuar la debida restitución.

Dar fin a la vieja manera de vivir

Después de que hemos sido salvos, debemos darle fin a nuestra vieja manera de vivir. Aunque no encontramos en la Biblia un ejemplo específico con respecto a este tema, podemos descubrir cierta indicación a este respecto en la revelación contenida en el Nuevo Testamento. Esta es, que después de ser salvos, es el deseo de Dios que traigamos delante de El toda persona, cosa o asunto vinculado a nuestra vida, con el fin de determinar si debemos seguir vinculándonos con ellos de la misma manera en que lo hacíamos antes.

Si estamos dispuestos a acudir al Señor de esta manera, comprobaremos que después de ser salvos mediante la regeneración, no sólo debemos renunciar a los ídolos, destruir las cosas demoníacas e inmundas y restituir lo que debemos, sino que también debemos ponerle fin a nuestra vieja manera de vivir y tener un nuevo comienzo? Esto no quiere decir que debemos renunciar a ser esposos, padres o estudiantes; más bien quiere decir, que no podemos seguir desempeñando estas funciones del mismo modo en que lo hacíamos en el pasado. Tampoco quiere decir que de ahora en adelante no habremos de decorar nuestros hogares, sino que los decoraremos de distinta manera, pues ahora nuestras preferencias e inclinaciones personales y nuestros sentimientos con respecto a todo este tipo de cosas, habrá cambiado.

No es cuestión de examinarnos a nosotros mismos con respecto a nuestros [pecados] anteriores, sino de preguntarnos si, como hijos de Dios, debemos seguir siendo los mismos de antesí Esto no responde a ninguna enseñanza, sino a la operación del Espíritu Santo. Es un asunto íntimamente ligado al nuevo hombre y a su nueva vida, que da fin a todas las cosas del pasado. En esto consiste terminar con el pasado.

[En cuarto lugar,] el grado en el que debemos terminar con el pasado debe estar determinado por la ?vida y paz? que se mencionan en Romanos 8:6. Hemos visto que damos fin a nuestro pasado basados en el mover del Espíritu, que es el sentir comunicado a nosotros mediante la unción interna del Espíritu Santo. Si andamos conforme al Espíritu, con certeza esto resultará en vida y paz (Ro. 8:6). Por consiguiente, la vida y la paz determinarán el grado al cual se requiere que terminemos con el pasado. Si obedecemos lo que nuestro sentir interior nos exige, esto esíconfesar nuestros pecados, [abandonar la idolatría, destruir las cosas demoníacas e inmundas, restituir lo que debemos,] y poner fin a nuestra vieja manera de vivir; sin duda nos sentiremos fortalecidos, iluminados y vivificados; también nos sentiremos sosegados, seguros y llenos de la presencia del Señor.

Witness Lee. Living Stream Ministry

Henry

hgo1939@yahoo.com

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