Los Dones, El Ministerio y La Edificación del Cuerpo de Cristo

Los Dones, El Ministerio y La Edificación del Cuerpo de Cristo

ALIMENTO DIARIO

Leer con oración: 2 Ti.1:6-7; 1 Ti.1:3-4,6

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Ti 1 :6-7)

LOS DONES, EL MINISTERIO Y LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO

En 2 Timoteo 1:6 leemos: «Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos». El don está ligado al Espíritu; es dado por el Espíritu. Cuando somos salvos, recibimos dones. Todo recibimos diferentes dones. Hay varios tipos de dones. Todo depende de la capacidad que Dios nos da. Él le dio a cada uno diferente capacidad. Los que tienen más capacidad tienen más dones. Los que tienen menos capacidad tienen menos dones. De cualquier manera todos tenemos dones.

Por la imposición de las manos de Pablo, Timoteo recibió dones con miras a la edificación de la iglesia. Esos dones se fueron manifestando poco a poco. Cuando usamos los dones, la gracia nos es añadida. Esa gracia es vida. Cada vez que usamos los dones, la vida es añadida, hasta que esos dones se convierten en un ministerio. Timoteo tenía el ministerio de apóstol, por esa razón Pablo lo dejó en Éfeso. Parece que ese joven era muy esforzado, pero los líderes de la iglesia tal vez eran muy fuertes. Probablemente vivían demasiado en el alma, poniendo atención a fábulas y genealogías interminables, a pesar de que Pablo ya les había escrito una carta hablándoles las palabras de la economía neo testamentaria de Dios, las palabras saludables que podían hacerlos crecer.

Igualmente nosotros, desde la década de 1970, hemos resaltado la importancia de permanecer en las palabras saludables del ministerio, las cuales no promueven discusiones y vanas palabrerías, sino la dispensación de Dios en la fe (1 Ti 1:3b-4, 6). Una manera simple y eficaz de tocar al Espíritu y disfrutar al Señor es invocar Su nombre. Invocar al Señor es nuestra respiración, es una parte vital de la vida de la iglesia. No es simplemente invocar algunas veces sino siempre, en voz alta, en voz baja, o hasta sin emitir ningún sonido. ¡Aleluya! Alabado sea el nombre del Señor. ,

No obstante, en Éfeso había personas que vivían en la mente. No querían obedecer ni oír. Es por ello que Timoteo sufrió mucha presión. En 1 Timoteo 5:23 Pablo le dijo que no continuara bebiendo agua, sino que usara un poco de vino por causa de su estómago y de sus frecuentes enfermedades.

Puesto que Timoteo estaba bajo mucha presión, no solamente se había debilitado físicamente, sino que también su espíritu estaba débil. Por eso Pablo le dice en 2 Timoteo 1:7: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». Y aún le dijo que Timoteo debía reavivar el don de Dios que estaba en él, por la imposición de sus manos (v.6). Cuando invocamos al Señor, nuestro espíritu es fuerte. Debemos invocar al Señor, tanto individual como colectivamente. Es anormal no invocar al Señor y no ejercitar el espíritu; esto es una señal de degradación. Debemos reavivar siempre el don de Dios que está en nosotros e ir en contra de la situación de degradación. Debemos ver que tenemos la promesa de la vida, una conciencia pura, una fe no fingida y amor. Alabado sea el Señor.

Si de alguna manera nuestro espíritu está apagado o debilitado, debemos reavivarlo. El espíritu es muy importante en nuestro vivir con el Señor, pues el Señor es el Espíritu y Él está en nuestro espíritu. Este es el espíritu mezclado, los dos espíritus son uno solo. En los siguientes mensajes hablaremos más acerca del espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Necesitamos este espíritu.

Pregunta: ¿Para qué sirven los dones

Dong Yu Lan

Todos los derechos reservados a la:

Editora Arvore da Vida

El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.
Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañía en otros que también conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí