[GRUPOMINISTERIOMUJER]Capítulo 12.- UN NUEVO MEDIADOR,

CAPITULO 12.- UN NUEVO MEDIADOR

Por: Jorge Soria.

Tomado de: Dios,  un solvente y seguro mediador: Pacto de Sangre

 

Debido a que Dios Padre aceptó la sangre de Su Hijo cuando la presentó en el Lugar Santísimo Celestial, Cristo se convirtió en Mediador del Nuevo Pacto.

 

El hombre necesitaba un mediador eficaz que lo rescatará de su posición como pecador y le garantice que una vez mas podía acercarse y unirse a Dios su Padre.

Este mediador no ofrecería un sacrificio que cubre el pecado de la humanidad sino que serían remitidos, algo que ningún sacerdote ni sacrificio había logrado anteriormente.?Y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo, pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de si mismo para quitar de en medio el pecado? (Hebreos 9:25-26 ? Nuevo Testamento). La palabra ?consumación de los siglosí significa ?donde dos edades se cruzan?.

 

Lo que nos separaba de Dios (pecado de Adán) fue quitado de en medio y dio inicio a una nueva épocas bajo un nuevo sistema de vida. Además, libraría al hombre de las obras muertas o intentos de agradar a Dios y éste ya no centraría mas acercarse a Dios y entrar en Su presencia; sino que de aquí en adelante el hombre sabría que son Uno con Dios, llamado a bendecir este mundo.

 

Este mediador del Nuevo Pacto tenía que cumplir con los simbolismos, sombras y figuras que el Antiguo Pacto señalaba:

 

         Como las tribus que acampaban alrededor del tabernáculo y se diferenciaban por sus banderas, Jesús es representado en los cuatro evangelios como rey en Mateo (León de Judá), como siervo en Marcos (Toro), como el Hijo del Hombre en Lucas, y en Juan es revelado como el Hijo de Dios.

         Como cubiertas, Jesús, Dios mismos (Juan 1: 1-3: ? En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios  y el Verbo era Dios. Este era en el principio cob Dios. Todas las cosa por Él fueron hechas y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho?)  habitó (acampó) entre nosotros (Colosenses 1.19 ?Por cuanto agradó al padre que en Él habitase toda la plenitud?, 2:9 ?Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad?) . Una cubierta sencilla nada llamativa era su humanidad, pero la cubierta interior era Dios mismo.

         Como la Puerta del tabernáculo, él único medio para entrar a la presencia de Dios (Juan 14:6 ?Jesús le dijo: Yo soy el camino, y las verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí).

         Como el Altar del sacrificio, vemos a Jesús colgado en la cruz derramando su preciosa sangre (Efesios 5:2 ?Y andan en amor, como también Cristoa nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante?).

         Como Lavacro, en Tito 3: 5-7 ( ?Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna?), Jesús es nuestro lavamiento de nuestra regeneración.

         Por medio de la sangre y el agua entramos al Lugar Santo, en Juan 10: 9 (?Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastosí) Jesús proclamó que él era la puerta de las ovejas.

         Como el candelabro de Oro, Él ilumina los ojos de nuestro entendimiento para conocer a Dios (Efesios 1:18 ?Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento para que sepáis cuál es la esperanza a que Él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santosí).

         Como la Mesa de los Panes de la proposición, Jesús es nuestra comunión, con el Padre con la ayuda del Espíritu Santo. Él se llamó el ?pan de Vida?  (Juan : 51-58 ?Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que  yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo (v51) … El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él (v56) … el que come de este pan vivirá eternamente (v58)?).

         Como el Altar de Incienso, Jesús es nuestro símbolo de oración (salmo 141:2 ?Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde?) y nuestra seguridad que Dios oirá nuestras peticiones en Su nombre.

         Como Lugar Santísimo y el Arca de Pacto, Jesús es nuestro acceso a la misma presencia de Dios, Él es el Sumo Sacerdote que ministra, la sangre derramada sobre el propiciatorio, Él es nuestra redención. Su sangre cambió el trono de juicio de Dios en el Trono de gracia y misericordia (Hebreos 4:14-16 ?Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro?, Hebreos 9: 6-15..Pero estando presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabrios … sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención…¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?. Así que,  por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna?).

         Él es nuestro Pacto eterno y seguro.

         Como sacrificio, Él es el perfecto sacrificio, Él es el sacrificio por nuestro pecado y nuestras transgresiones, Él es quien perdona toda nuestras iniquidades. Además, Él es nuestra ofrenda quemada por quien nos consagramos a Dios, también nuestra ofrenda de alabanza y adoración:  Hebreos 10: 5-8 ?Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocausto y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: he aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: sacrificio y ofrenda y holocausto y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la Ley)?

         Como nuestro Sumo Sacerdote intercede por nosotros y simbólicamente lleva a toda la  nación a la presencia de Dios. Este es el presente ministerio de Cristo.

         Él también es nuestra pascua, y celebramos nuestro pacto eterno haciendo memoria de Él en la Santa Cena:  1 Corintios 11:23-26 ?Porque yo recibí del Señorlo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió,  y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí?.   

         Como nuestro Sumo Sacerdote intercede por nosotros y simbólicamente lleva a toda la nación a la presencia de Dios. Este es el presente ministerio de Cristo: Hebreos 4:14-16 ?Por tanto, teniendo un gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro?, Hebreos 7:24-25 ?Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellosí.     

 

BENDICIONES DEL NUEVO PACTO

 

         La primera bendición es la Justicia de Dios  imparte a los socios del pacto. Son hechos la justicia de Dios en Cristo Jesús (2 Corintios 5:17-21 ¿De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosa viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio consigo mismo  por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos entregó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:  Reconciliaos con Dios  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos la justicia de Dios en Él?). Somos declarados libres del pecado y ya no vuelve a reinar en nosotros.

         La siguiente bendición que trae el Nuevo pacto es nuestra Unidad con Dios. Somos participantes de la naturaleza divina, tenemos la vida Zoe de Dios. Él en nosotros, nosotros en Él. Todos lo Suyo es nuestro, y todo lo nuestro es Suyo.

         Tenemos derecho legal de usar Su nombre: el Nombre de Jesús. Esta es la autoridad del creyente sustentada en la sangre y las palabras del pacto.

         Hemos sido redimidos de la maldición de la Ley. Hemos sido declarados inmunes a las enfermedades y a las dolencias, por sus llagas hemos sido curados. Y si la enfermedad ha hecho estragos somos hechos plenos, restaurados y de rápida recuperación.

         La pobreza, la escasez y las necesidades no nos alcanzaran. Él es quien suple todas nuestras necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria.

         La muerte nunca más tendrá el poder de separarnos de Dios. El creyente simplemente parte a la presencia de Dios.

         Hemos sido liberados de todo poder del enemigo, Satanás ya no tienen parte con nosotros.

         Somos bendecidos con toda bendición espiritual, no solamente las naturales, sino las celestiales.

         Nuestra redención es tan grande que su Santo Espíritu habita en nosotros y hemos sido declarados templo de Dios.

         En este Nuevo Pacto, Jesús llevó las maldiciones por nosotros en la cruz. Sólo opera bendiciones para aquel que en Él cree.

 

 

CONCLUSION

 

La obra de Cristo Jesús demuestra el tremendo amor y cuidado que Dios tiene por la humanidad. Esta obra fue planificada desde antes de la fundación del mundo y lleva a cabo por medio de la sangre derramada del Cordero de Dios. Nadie podrá separarnos del amor de Cristo, Su Pacto es eterno y seguro. Jesús es la garantía de su validez y eternidad. Somos uno con Dios en unidad de naturaleza y propósito. Tenemos una obra que hacer juntamente con Él: la predicación del Evangelio a toda criatura a escala mundial.


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