Salvar el único Páramo del país.

Páramo es la ecorregión comprendida desde Venezuela, Colombia y Ecuador hasta el Norte del Perú; abarca las cumbres altas de Ayabaca, Huancabamba y San Ignacio. En el país, se ubica sobre los 3500 m.s.n.m., de clima muy húmedo, con frecuentes neblinas. En las noches puede llegar a temperaturas bajo 0ºC. Se estima que este tipo de ecosistema tarda 10 millones de años en formarse. Cumple importantísimas funciones ambientales : fuentes formadoras y abastecedoras de aguas que luego se convierten en lagunas, ríos y quebradas, recursos potenciales para generación de hidroenergía, lugares de retención de carbono (limpian la atmósfera de CO 2), reguladores de la escorrentía superficial, coexistencia de una variada y rica flora y fauna, presentando condiciones especiales para ecoturismo. Los animales que más se conocen son el majaz, tapir, oso de anteojos y el venado. Existe una rica flora medicinal de propiedades curativas eficaces. Es decir, es un lugar natural de inmenso valor, fuente vital para todas las poblaciones del norte, cuyas vidas y desarrollo dependen de las aguas que se forman allí.

Ahora el Páramo viene siendo amenazado por la codicia, representada por el proyecto minero Río Blanco de la empresa Majaz, subsidiaria de la inglesa Monterrico Metals plc. El actual gobierno exhibe un total desprecio por el valor ecológico económico del ecosistema, está camino a impulsar una medida que linda con la barbarie, va ha dañar la dinámica y el equilibrio ecológico del ecosistema, con consecuencias ambientales negativas impredecibles. Reflexionemos, a grosso modo, el valor económico que genera el Páramo para las comunidades y pueblos del norte es ciento de veces superior al valor económico resultado de la suma de canon, tributos, remuneraciones, regalías y algunas obras físicas. Algo más, la actividad minera tiene una duración de 15 a 20 años , la agricultura es eterna, se practica de generación tras generación.

La actual Constitución del Estado, en el Art, 2 dice que toda persona tiene derecho a su libre desarrollo y bienestar. A nuestras comunidades campesinas no se les respeta este derecho, ellas siguen una historia de opresión y abuso, primero con la conquista, luego con la independencia donde fueron marginadas por las oligarquías y el centralismo. Hoy tenemos un gobierno neoliberal que pone todo en la mesa del mercado, especialmente los recursos naturales como el mejor plato, sin importar el daño a la vida de las comunidades campesinas, al medio ambiente y a una agricultura que viene siendo mejorada con la incorporación de nuevas técnicas. Para materializar este plan se desata una persistente campaña mediática, repitiendo frases : Vamos a invertir para que las comunidades salgan de la pobreza; No podemos dejar que los minerales permanezcan en el sub suelo; las comunidades no deben perder esta oportunidad para que mejoren sus vidas; vamos a respetar el medio ambiente , etc. El más humilde campesino sabe por las experiencias mineras antiguas y recientes, que estas frases están cargadas de engaño y falsedad.

Miremos a nuestros vecinos, como los pueblos cayambes de Ecuador, organizados en una corporación de comunidades y de manera autogestionaria cuidan el Páramo de la Recay, origen de trece ríos, desarrollando proyectos agrosilvopastorales autosostenidos; ellos dicen: El Estado no hubiera cuidado el Páramo. En Colombia diversas organizaciones sociales, campesinas, indígenas y ambientalistas hacen causa común para defender y velar por la integridad de los Páramos, como un bien natural colectivo. Sin embargo aquí en nuestro país un gobierno sin visión de futuro, obsesionado en conseguir más canon y regalías, entrega concesiones mineras dentro del Páramo de Río Blanco, que a la luz del Desarrollo Sostenible es una medida descabellada y suicida, por el impacto que tendrá de perjuicio para el agro del norte peruano.

La tarea de hoy, para todo peruano nacionalista, patriota, es impulsar la cruzada nacional de solidaridad y unión con nuestros hermanos del norte, hacer la mayor fuerza posible de rechazo al proyecto minero Río Blanco, defender las cumbres alto andinas de Piura y Cajamarca, salvar el único Páramo que tiene el país. No hacerlo sería permitir que la codicia aseste una herida de muerte a la madre naturaleza, lo mismo que a los pobladores del norte, cuya existencia y desarrollo económico están estrechamente ligados a los atributos ambientales que posee el Páramo.

Rommel Palacios Monetenegro.
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Juan Alberto Llaguno Betancourt
perurepublicano@yahoogroups.com
Lima – Perú

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