[devocional-jueves] 20 de octubre de 2005 – ?Se puede ocultar las faltas?

Arrepentíos y convertíos,
para que sean borrados vuestros pecados. 

Hechos 3:19.

Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.

1 Juan 1:9.

¿Se puede ocultar las faltasí

       Una vez más Carolina, una niña de siete años de edad, tuvo una mala calificación por su comportamiento. La maestra escribió una nota a los padres y exigió que Carolina la hiciera firmar. La nota volvió… firmada. Muy severa, la maestra llamó a la niña y le dijo: -¡Carolina, tú firmaste! En efecto, pero ¿cómo lo supo maestra? Estaba firmada: Mamá.

       En general, sin ser tan ingenuos, nuestras faltas son igualmente visibles a los ojos de Dios. Él sabe que ?el intento del corazón de hombre es malo desde su juventud? (Génesis 8:22). ?Pecamos contra el Señor nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día? (Jeremías 3:25).

       Muchas personas piensan que pueden ocultar sus faltas o arreglarlo todo ?dando vuelta a la página? y diciendo: -Sí, me equivoqué, pero desde ahora obraré mejor. ¿Se puede borrar el pasado, procurando obrar mejor despuésí Ante Dios, nuestros días se inscriben como páginas puestas unas al lado de otras. Ninguna mancha se puede ocultar de Aquel de quien el profeta Habacuc decía: ?Tú eres de ojos demasiado puros para mirar el mal? (1:13 V.M.).

       Pero Dios dice: ?Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados? (Isaías 43:25). ¿Cómo? En virtud de la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, que limpia de todo pecado a aquel que cree en él (1 Juan 1:7).

  • El devocional diario, es editado por: "La Buena Semilla" 1166 Perroy (Suiza) © Copyright: Todos los derechos reservados.
  • El texto enviado hoy es el del día correspondiente del año pasado.
  • El texto del día de hoy puede leerse en nuestra página: https://www.devocionalescristianos.org 

    Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. – Tercera carta de Juan versículo 2.

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