[Devocional_Diario] Una terrible prueba

«Lo que más me temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió. No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino sólo agitación». Job. 3:25-26

Hubo un hombre recto e intachable que temía a Dios y vivía apartado del mal. Tenía una hermosa familia, Dios lo había prosperado y su fama había alcanzado a todos sus vecinos , en su país era el personaje de mayor renombre. Llegó el día en que los ángeles se presentaron delante del Señor y con ellos se presentó también Satanás, insidioso como es le presentó al Señor una terrible tentación para el afamado Job. ¿Acaso Job te honra sin recibir nada a cambio? ¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesionesí De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus posesiones llenan toda la tierra. Déjame quitarle todo lo que posee ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! Y así el irreprochable Job, perdió la protección de Dios, Perdió sus más preciadas posesiones y se le quitó la bendición que le había dado fama de ser el engreído de Dios por todos sus vecinos. Como pisoteado por las circunstancias del infortunio no levanto la voz en protesta, humillado, pero valiente en su prudencia exclamó: ¡Bendito sea el nombre del Señor!. Cuanto quisiera parecerme a Job, que en el momento más duro de la prueba pueda exclamar palabras sabias en vez de temor o ingratitud. ¿Cuántas veces has olvidado las dulces promesas de Dios, cuántas veces hiciste a un lado sus tiernas palabras, cuántas veces te olvidaste que estaba a tu lado? En la hora más cruenta de la prueba es el tiempo exacto para clamar al Dios de la Misericordia, si crees que él también te abandonó, te estas equivocando neciamente, si te pones a buscar razones, es como si navegaras mares desconocidos que sólo te alejan más de tu Creador. La primera prueba de Job fue desgraciada, fue una prueba que le quitó de un solo tirón los más preciados tesoros de su fe, la seguridad de la protección, lo que más amaba, sus posesiones, y lo que alimentaba su esperanza, la certeza que Dios quería bendecir por amor.

¿Cuántas cosas crees que has perdido cuando has sido probado? ¿Sientes que has perdido la protección de Diosí ¿Tus amadas posesionesí ¿La bendición? Satanás jugó con las emociones del siervo Job, «le haré creer que Dios lo ha abandonado, le robaré todo lo que tiene, susurraré a su oído palabras de ingratitud, Dios nunca más te bendecirá» Por eso tuvo que volver a se probado, en la primera no logró lo que buscaba, entonces Dios exclamó: ¡Mira a mi siervo todavía mantiene firme su integridad! El objetivo siniestro de Satán se frustró, el siervo no reaccionó ante la andanada de ataques, no levantó la voz para maldecir, ni renegó de su Señor. «Job, ha mantenido firme su integridad, tienes razón Dios, pero ¡Una cosa por la otra! Con tal de salvar la vida, el hombre da todo lo que tiene, extiende la mano y hiérelo ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! Dicho esto satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas. El dolor de las heridas era suave comparado con los reproches de su mujer, ¡maldice a Dios y muérete! A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra. La falta de paz es comparado a un remezón, un terremoto continuo y nefasto, Job no maldijo a Dios, pero sus sentimientos habían soportado tantas cosas, sus hijos golpeados y muertos, su mujer actuando igual que el tentador /acaso no sería el propio satán demonizando a su mujer), sus amigos aquellos que conocían de su fama vinieron a ver su drama en el lugar de los hechos, todos parecían dudar de la integridad que lo había identificado todos los años de su vida, entonces sólo, desprotegido, olvidado por Dios, sin paz, ni integridad, exclamó: «Lo que más me temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió. No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino sólo agitación»

La falta de paz es todo esto. Pareciera que no hay más luz, todo es tinieblas y murmuración, se levantaron contra ti y hasta Dios se ha olvidado de tu nombre. Los amigos de Job, hicieron todo lo posible para demostrarle a Job sus faltas, hicieron toda una teoría de Dios que no era doctrina sino conjeturas humanas diabólicas perversas. Pero Job no perdió su integridad, se arrepintió de su tristeza, se arrepintió por haber hablado cosas que no entendia, rogó a Dios misericordia por haber hablado lo que no comprendía. La respuesta de Dios fue primero a sus críticos: «Estoy muy irritado con ustedes porque a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho no es verdad. MI siervo Job orará por ustedes y yo atenderé a su oración y no los haré quedar en vergüenza. Y conste que a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad. Este siervo amado salió victorioso de la terrible prueba, sus acusadores rogaron por vindicación y fue el propio acusado el que rogó a Dios por ellos. «Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo antes tenía». Job 42:10. Mientras te escribo medito en todas las cosas que he vivido, no soy digna de recibir la misericordia de Dios, sin embargo la misericordia de Dios nunca me ha dejado. «Soy perdonada porque fuiste rechazado soy aceptada y tu condenado. Todo por tu amor. Al morir en el madero. Porque lo diste todo por mi.

Inmenso amor por mi de ti Inmenso amor, sé que es verdad. Tu mi Rey moriste por mi. Fuiste Señor por mi a la Cruz, Y estoy aquí por ti Jesús Cristo Tú eres mi Rey Tu eres quien me defiende, a pesar que no lo merezco, sé que lo diste todo por mi. Gracias MI amado Salvador.

Martha Bardales

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