Matrimonios Cristianos – El Matrimonio goza y tarea

El Matrimonio, Gozo y Tarea

Ser pareja toda una vida es uno de los desafíos mayores y más arduos que un hombre y una mujer pueden emprender. Requiere de cada uno esfuerzo, lucidez y bondad a raudales. Es necesario crear lazos afectivos y canales de comunicación por donde circula una vida nueva y misteriosa, de la que nadie puede dar cuenta en forma clara y precisa.

 

En el matrimonio conocemos bien el punto de partida y se entrevé el punto de llegada pero el camino a recorrer es totalmente incierto y hay que irlo haciendo cada día. Es la convivencia cotidiana la que da forma y realidad al amor de pareja, a los sueños compartidos, y son muchas las personas y situaciones que condicionan la posibilidad de permanecer unidos.

El matrimonio es una tarea a realizar, un lugar donde se aprende a vivir, una ocasión de creer y por eso la Iglesia no se cansa de favorecerlo, de servirlo y de invitar a descubrirlo siempre con ojos nuevos para vivirlo mejor.

¿Cómo aprender a vivir gozosamente el matrimonio?

La relación de pareja requiere ser cuidada a lo largo de los años. No basta vivir el día a día como vaya saliendo ya que no es así como podemos hacer madurar el amor y crecer en humanidad. Se necesita tiempo y reflexión para aprender de lo vivido, para decidir los caminos a seguir, para cargar juntos con el dolor, que es parte de la vida de todos.

El matrimonio es ocasión de gozo, es tarea que no termina y es un lugar de aprendizaje privilegiado, es escuela de vida donde se aprende y se enseña cada día.

El matrimonio es gozo.

«Alégrense en el Señor en todo tiempo». Filipenses 4,4

Ser pareja permite compartir lo bello de la vida, lo grande y lo pequeño, lo cotidiano y lo especial. Necesitamos adiestrar los ojos para tener una mirada penetrante y un corazón capaz de admiración.

Algunos de los gozos que a lo largo de los años cada pareja va celebrando:

* La alegría de pasar por la vida acompañados, de ser dos para enfrentar las mil encrucijadas que a lo largo de los años se plantean.

* Es el gozo de tener a alguien junto a sí con quien compartir el «buenos días» cotidiano, las preocupaciones del día y los sueños de la noche. Es la posibilidad de discutir alternativas ante una decisión, sabiendo que el otro conoce lo que para mí significa la incertidumbre, el amor, la familia, el trabajo, el dinero, el ayer, la enfermedad, el fracaso. En una palabra la vida.

* Es el gozo de contar con alguien que refleje lo que soy y lo que digo. A veces estará de acuerdo, otras muchas no, pero mis palabras no se pierden en el silencio.

¿Cómo no celebrar el poder compartir alegrías y logros que son frutos de la complicidad y que al ser compartidos se plenifican y adquieren un peso de vida mayor?

* El gozo de ir haciendo una historia juntos, de recorrer un camino juntos, en el afecto, en el sexo, en la fe. Es poder mirar hacia atrás y hacer recuerdos de lo que fuimos. Es la alegría de ser testigos de los procesos tuyos y míos y de los de ambos en la tarea de hacernos pareja.

¡Cuántas experiencias nuevas a medida que las etapas de la vida se suceden!

* Casi sin darse cuenta viene la vejez, y es ocasión de gozo el poder envejecer juntos, compartir lo que la vida va enseñando y reírse y llorar de tantos hechos que conforman el hoy y nos preparan para el mañana.

* El gozo de llegar a tener y compartir una casa, un lugar nuestro. Arreglar sus espacios, decorar sus murallas, tener un lugar grato donde sentarse a conversar, a leer el diario, a tomarse un café, donde podamos recibir a otros. Es el gozo de tener un dormitorio, un lugar de encuentros y desencuentros, albergue de penas, espacio de compañía y un lugar especial tiene la cama, nuestra cama, testigo privilegiado de nuestra historia.

* El gozo de engendrar vida nueva y contemplar cómo nuestros hijos crecen y van encontrando su camino.

* Es el gozo simple de ver salir un diente, aprender a caminar; es el primer día de colegio y la graduación; es reconocer en otro mis rasgos y los tuyos, es sentirse prolongado y que nuestra vida, nuestro esfuerzo y nuestro amor no han sido en vano.

* Es poder contemplar, también, lo que hemos podido hacer por los demás, nuestro aporte como pareja y como familia a la sociedad. Esos pequeños grandes proyectos a los que hemos entregado nuestro trabajo y dedicación y que son parte importante de nuestra vida.

* Un gozo más profundo es cuando podemos reconocer que somos sacramento del amor de Dios, que nuestra historia de amor, nuestras peleas y reconciliaciones, nuestros esfuerzos por compartir son historia santa, hechos de iglesia.

Nuestra vida simple tiene un valor incomparable porque anuncia y explicita el amor de Dios por su pueblo. Nuestro amor matrimonial se va poniendo paciente, misericordioso y transformador como el de Él y esto es el triunfo de la gracia en nosotros.

Manuel y Nancy

Fuentes bibliográficas:

· Ayudas. Centro de Espiritualidad ignaciana CEI Compañía de Jesús. Autores: Alvaro González, Pbro. y Pelagia Ortuzar
   · La Biblia Latinoamericana

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