El Señor trae la liberación


«El Señor trae la liberación»

Por Joyce Meyer


?Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir; las emboscadas de ellos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otrosí 2 Crónicas 20:22

Este versículo nos dice que mientras el pueblo de Judá cantaba alabanzas a Dios, Él hizo que sus enemigos cayeran en sus propias emboscadas y se mataran unos a otros. La alabanza hizo confundir al enemigo.

Creo que ésta es, sin duda, la noticia más extraordinaria. ¡Imagínese! Ellos decidieron buscar a Dios en lugar de vivir atemorizados. Le expresaron a Dios lo grandioso que es; no se movieron, sino que esperaron en Él. Dios les envío un profeta con una palabra, diciéndoles que la guerra no era de ellos sino Suya. Les ordenó que tomaran sus posiciones y estuvieran firmes. Ellos alabaron y adoraron. Josafat escogió cantores para que cantaran y alabaran, y el Señor derrotó a sus enemigos confundiéndoles de tal forma, ¡que se mataron unos a otros! En el libro de los Jueces vemos otro ejemplo de liberación que Dios hace a través de un plan de batalla, que en lo natural, no funcionaría.

?Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil?. Jueces 7:1?3

En lugar de decirle a Gedeón, que enfrentaba una gran batalla, que le daría más hombres, Dios le dice que tiene demasiados como para darle la victoria. Es interesante ver que, en ocasiones, Dios obra mejor a través de nuestras debilidades que a través de nuestras fortalezas. Hay oportunidades en que estamos obteniendo demasiadas cosas en lo natural como para que Dios, además, nos dé la victoria. No podemos esperar el milagro de nadie más, sino de Dios. Dios le estaba diciendo a Gedeón que eran demasiado fuertes en sí mismos, asi que quería llevarlos a una posición en la que debieran depender totalmente de Él. El orgullo y la jactancia arruinan al mejor de los hombres, asi que Dios nos ayuda a permanecer humildes y, bajo Su poderosa mano, depender enteramente de Él. Israel había pasado por lo mismo una y otra vez desde su salida de Egipto. Cuando descansaban totalmente en Dios, Él los ayudaba. Luego se volvían autosuficientes, desobedientes y rebeldes, pensando que no necesitaban del Señor, y sus circunstancias, una vez más, empeoraban. Cuando confiaban en Dios vencían a sus enemigos, pero cuando actuaban en sus propias fuerzas ellos los derrotaban.

PERMITA QUE EL TEMEROSO REGRESE A CASA

El Señor instruyó a Gedeón para que todos los hombres que tuvieran temor, regresaran a sus casas; 22.000 de ellos lo hicieron, quedando sólo 10.000 para enfrentar a todo un ejército.

Eso nos dice que eran más los hombres que tenían miedo, que quienes no lo tenían. Cuántas veces Dios pone en nuestro corazón algo para hacer, pero se presenta el temor y comenzamos a titubear; nos volvemos indecisos. Como mencioné anteriormente, podemos sentir temor, pero debemos hacerlo, a pesar del miedo. Dios dice: ?No temas, porque yo estoy contigo?. Esta es la razón número uno por la que no tenemos que doblegarnos ante el temor ni permitirle que controle nuestro destino. Dios está con nosotros y nos protegerá si ponemos nuestra confianza en Él.

?Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo: llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo, más de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas: y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquel pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres, y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.? Jue 7: 4 ?7

Cuando leí por primera vez este pasaje, pensé: ?¿De qué se trata todo esto de arrodillarse y lamer el agua??. No lograba entender, asi que le pedí al Señor que me mostrara qué había detrás de todo esto. Él me guió a buscar en las notas de otra Biblia que normalmente no utilizo, para proveerme una explicación de ese incidente.

La escena pudo haber sido la siguiente: Todos los hombres de Gedeón estaban sedientos. Cuando vieron el agua, algunos de ellos corrieron, se inclinaron sobre sus rodillas, metieron la cara en el agua y comenzaron a beber. Otros, en cambio, usaron sus manos para sacar agua, trayéndolas hacia sus bocas para beber. Los que usaron sus manos para sacar agua aún podían mirar a su alrededor y estar atentos para el caso de que el enemigo apareciera mientras bebían. Estos permanecieron alertas y listos para hacer su trabajo mientras que los demás, los que se inclinaron para beber las aguas, sólo pensaron en su necesidad inmediata y se olvidaron de que debían estar pendientes del enemigo.

Los trescientos hombres que bebieron el agua con sus manos mostraron sabiduría y diligencia. Esta es la clase de gente que Dios escoge para trabajar con ellos.


Sobre la Autora: Joyce Meyer ha estado enseñando la Palabra desde 1976 y en el ministerio desde 1980. Su programa ?Vida en la Palabra? se transmite por radio y televisión a través del mundo. Además viaja internacionalmente compartiendo la Palabra. Es la autora de más de 54 libros. Ella y su esposo, Dave, tienen cuarto hijos adultos y residen en St. Louis, Missouri.

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