Obediencia y Consagración

Obediencia y Consagración

Romanos 12:1, 2.
¿Qué es la obediencia?  Los que están en el servicio militar tienen que obedecer, a sus comandantes.  Bueno, el Comandante del creyente es el Señor Jesucristo.
                ¿Qué es la consagración?  Es entregar nuestras vi­das completas al Señor para hacer Su voluntad perfecta.  La consagración viene por crecer en la gracia de Dios, que debe ser el deseo número uno en el creyente, Jn 8:31, 32.
                El Apóstol Pablo habló de un «sacrificio vivo» en nuestro texto.  Vamos a estudiar esto:
I. En las páginas del A. T. encontramos muchas ofren­das, sacrificios de animales, y aquellos animales tuvie­ron que pasar una inspección rígida, véase Levítico 1:2, 3.
1.     Tenía que ser sin defecto, o sea perfecto, santo, sepa­rado.
2.             Tenía que ser ofrecido por la voluntad del pecador.  Nadie podía hacer aquella decisión por él.
3.     Tenía que ser ofrecido a Yavé, Levítico 1:9.  No a una asamblea, ni a una denominación, tampoco a un hombre.
4.     El animal completo tenía que ser ofrecido, v. 9.  «Todo».  Hermanos, si vamos a ofrecernos a Dios, no debemos reservarnos nada.
II. Vamos a hacer una comparación entre las ofrendas del A. T. y la ofrenda que Dios requiere hoy…  nuestro cuerpo, véase Romanos 12:1, 2.
1.             En los dos casos la ofrenda debía estar «viva».  Herma­no, no espere hasta la vejez a rendirse a Dios.
2.     En los dos casos la ofrenda debía ser «santa».  Dios no puede usar personas sucias en Su servicio.
3.     En los dos casos la ofrenda debe ser agradable a Dios, véase 1 Corintios 6:19; 1 Pedro 1:18, 19.
III. ¿Qué debe ser nuestro motivo para ofrecer nuestro cuerpo como «sacrificio vivo» según 2 Cor. 5:14, 15?
1.     El creyente no debe vivir para sí mismo sino debe glorificar a Dios en su cuerpo, 1 Corintios 6:20.
2.     En Hebreos 13:20, 21 hay una explicación  que es un sacrificio vivo:
(1)   Ser aptos en todo lo bueno.
(2)   Hacer la voluntad de Dios.
IV. Hay recompensas dadas al creyente cuando entrega su vida en el servicio de Dios, Mateo 25:21.
1.     La promesa a estar responsable «… sobre mucho te pondré».
2.     La promesa a tener gozo eterno, «… entra en el gozo del Señor…».
V. Hay tres promesas dadas al creyente que cede su vida para servir a Dios, Juan 15:7-9.
1.     La promesa que cuando pedimos, recibiremos contes­tación.
2.     La promesa a producir mucho fruto.
3.     La promesa de recibir el amor del Señor.
VI. Recuerde  que nuestra fuente de potencia no viene de nuestras habilidades, talentos, educación, Hec 1:8a.
1.     Si vamos a tener el gozo y victoria en nuestra vida, no debemos permitir que el pecado siga.  Tenemos que confesarlos y abandonarlos.
2.     Hay un buen consejo. Col. 3:1, 4, 17.
(1) Buscar las cosas de arriba.
(2) Ocupar la mente en las cosas de Dios.
(3) Hacer todo en el Nombre de Jesucristo.
VII. Cinco preguntas para sí mismo:
1. ¿Hago yo todas las cosas para la gloria de Diosí 1º Co­rintios 10:31.
2. ¿Domino las cosas ilícitas en mi vida? 1 Cor.  6:12
3. ¿Soy yo un obstáculo para otrosí 1 Corintios 8:9, 13.
4. ¿Estoy caminando bien frente a los incrédulosí Colosenses 4:5a.
5. ¿Tengo mis ojos puestos en Cristo Jesúsí Hebreos 12:1, 2.

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