[devocional-martes] 20 de diciembre de 2005 – Desde San Quintín

Devocional Diario -Desde San Quintín

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7.

Desde esa famosa cárcel en los EE. UU., un preso escribe:

“Mientras estaba esperando un juicio, recibí la visita de un padre con su hija de ocho años de edad. Oraron para que yo aceptara al Señor Jesús como mi Salvador. Gracias a que ellos tuvieron el coraje de visitarme y orar por mí, ahora soy capaz de compartir con ustedes las buenas nuevas de Dios desde mi celda.

En la Biblia, Dios nos habla de su plan de salvación, por medio del cual podemos estar seguros de que tendremos una vida gloriosa con Jesús por la eternidad. Todos somos pecadores, nadie es perfecto. Aun nuestros pequeños son abominación para Dios. El pecado nos separa de él, y a causa de nuestros pecados merecemos un eterno castigo. Pero Dios quiere librarnos de tal calamidad: envió a su Hijo Jesucristo, quien era sin pecado, para que cargara con el castigo que nosotros merecíamos. No podemos ganarnos el cielo haciendo buenas obras, porque nadie es bastante para entrar en la presencia de Dios por sus propios esfuerzos. Lo único que debemos hacer es creer en la obra redentora de Jesús, quien es “Dios manifestado en carne”. Una vez que lo aceptamos como nuestro Salvador personal, su Espíritu Santo en nosotros nos ayudará a hacer el bien, por amor a Jesús.

Muchos dicen creer en Dios y se llaman cristianos. Pero mientras no tengan una relación personal con Jesús, como su Salvador, pasan al lado de los más importante, sin darse cuenta que así se cierran el acceso al cielo”

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