Cómo ayudar a padres que tienen un niño agresivo

Cómo ayudar a padres que tienen un niño agresivo

Cuando un niño pelea con sus hermanos, los agrade, grita a sus padres o destroza cosas, el sinsabor afecta a la familia: gritan más los padres, el niño y éste resulta castigado en su cuarto.
Esta escena no solucionada nada, el niño termina lleno de rabia y toda la familia enojada y tensa.
El sicólogo Robert Brooks, de la Universidad de Harvard y autor de libros sobre sicología infantil, enseña a las familias, en su último trabajo: ?Angry Children, Worried Parents: Seven Steps to Help Families Manage Anger?, a tratar este problema en forma integral.
¿Guerra de gritosí ¿Y el modelo?
«Es difícil pedirle a un niño que no grite o pegue un portazo cuando se enoja, ni se comporte violento, si sus padres hacen eso. Los niños muchas veces sólo repiten lo que ven en su casa. Los adultos, por eso, deben partir por hacer un análisis interno y reconocer, por mucho que les cueste, que quizás son ellos el modelo de la conducta de su hijo», afirma el autor del libro que se ha se ha convertido en best-seller en EE.UU.
Acercársele con tranquilidad
En vez de devolver el grito al pequeño es mejor callar, luego ?aconseja?: «mojarse la cara, respirar, aislarse un poco y pensar ?¿qué está sintiendo su hijo ahora, cuán grande será su enojo?? y acercarse al niño en paz, con deseos verdaderos de ayudarlo a entender sus emociones, a calmarse y a buscar nuevas soluciones a un problema».
Frases para un oído enojado
En los momentos de enojo no es fácil que se calmen rápidamente los hijos, principalmente los menores de 10 años. Allí los padres pueden sacar a los chicos a correr. Que salten y griten un poco es bueno para que descarguen energía. Luego, diciéndoles que los ama, se le deberá hablar con calma y diciéndole que espera se tranquilice para conversar de su problema y buscar una solución.
Explicarles un «no»
«Si su hija quiere chocolates antes del almuerzo, en vez de decirle simplemente que no, explícale que si lo hace no tendrá apetito para la comida, pero que sí podría comer un chocolate como postre». Basta con recordar la propia infancia, dice Brooks, para saber cuán frustrante es escuchar simplemente un no por respuesta.
Aprender a escuchar
Una de las cosas que más enfurecen a los niños es que los padres no los escuchen. Brooks afirma que es mucho más fácil ayudarlos a encontrar una solución a sus conflictos. Primero: «se trata de reconocer lo que el hijo siente y luego guiarlo en busca de una salida. Por ejemplo, el padre le puede decir ?hijo, sé que estás enojado porque no pudimos ir al parque, pero ¿qué te parece si buscamos algo entretenido para que hagamos en casa??». Así, es probable que los chicos reaccionen cada vez con menor violencia ante los conflictos.
Trabajo de todos los días
El sicólogo enfatiza que lo más importante, es que esto no es tarea de un día. Se requiere del compromiso y esfuerzo de toda la familia. Y, como no hay paciencia que resista para siempre, «cuando se sientan a punto de estallar, en vez de gritar, pospongan la conversación con el hijo. Eso es infinitamente mejor».

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