Anatomía De Una Mariposa

La Mariposa En La Biblia: Metamorfosis

[Tenga confianza en usted, y llénese de valor para llevar adelante los planes para los cuales Dios le creó.]  

La oruga se arrastra a lo largo de la quebrada acera de cemento, examinando cada grieta en busca de un pedazo de corteza u hoja donde esconderse. Su radar de alarma es agudo; una golondrina rodea el aire, y tiene hambre. Pero ni siquiera su fétido, aunque protector olor puede salvarla. Su única esperanza es que un vigoroso viento le lleve una hoja u otra cosa que le sirva de refugio.
¿Se siente usted a veces como esta oruga, como si la única esperanza que tuviera está más allá de su alcance?
Talvez usted está hoy en su trabajo, pensando en los cambios que ha experimentado su vida últimamente. O quizás está en su casa, aburrido e indiferente a la rutina de la vida, deseando poder comenzar de nuevo.
Al igual que la oruga, son muchas las personas que pasan cantidad de tiempo arrastrándose por la vida, buscando una protección externa que satisfaga sus necesidades más profundas.
Algunos de nosotros hemos sufrido físicamente, y hemos sido despreciados más allá de lo que parece restaurable. Otros fuimos heridos profundamente por las palabras de nuestros padres o por las recriminaciones de nuestro cónyuge. Y otros arrastramos una marca de derrotas espirituales, sin jamás haber experimentado a Dios como se nos dijo que podíamos hacerlo.
Sea cual sea su situación actual, sepa que hay esperanza para usted. En realidad, la esperanza no es algo que usted tiene que buscar. Ninguna cantidad de dinero, ningún cambio en su aspecto, ningún trabajo o cambio de residencia, y ninguna variación en cuanto a situación conyugal o familiar será el escape, la cobertura protectora; que está buscando.
La protección que usted está buscando no se halla en las cosas externas, ni en la actividad ni incluso en una buena conducta. Pero cuando aceptamos a Jesucristo como el pago por nuestro pecado, y le pedimos Su perdón, Él nos cambia interiormente. Cambia nuestro viejo yo por un yo nuevo.
Segunda a los Corintios 5:17 dice: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».

En el momento que usted y yo recibimos a Jesús como nuestro Salvador, comienza a aflorar un cambio interior en nosotros. Es parecido al cambio que experimenta una oruga en su metamorfosis a mariposa.

1. La oruga se da cuenta de que ni aun sus mecanismos naturales de protección le son de ayuda.

Es por eso que busca refugio en su ambiente. ¿En qué parte de su ambiente, su trabajo seguro, su plan estable para su familia, su aspecto o sus habilidades, ha buscado usted refugio?

2. La oruga sobrevive durante un tiempo, pero al final se da cuenta de que sus esfuerzos por esconderse son vanos.

Al deslizarse de la corteza a la hoja, y luego a la sombra, la oruga finalmente termina agotada. ¿Está usted cansado de la vida que lleva? ¿Está fatigado de los mecanismos, sus logros en el trabajo o en los estudios, la aprobación de sus amigos y otros, que ha utilizado para esconder lo que realmente esí

3. A lo largo de toda su vida, la oruga pierde su piel varias veces.

En nuestra vida vacía, por más predecible y segura que pueda parecer, a menudo tratamos de zafarnos de las luchas y sufrimientos que hemos experimentado. Con esa exfoliación, tratamos de que nuestras vidas se deshagan de su ritmo gris e invariable. ¿Son sus cambios en cuanto a estilo de vida y patrones de pensamiento, que ha tratado de quitarse de encima, un intento por lograr la felicidad en la vida?

4. Finalmente, la vida de la oruga cambia dramáticamente sin ningún esfuerzo de su parte.

En el período conocido como fase de la»crisálida», que parece de descanso, en el que la oruga se transforma en una mariposa, el gusano no come ni crece ni muestra señales exteriores de actividad. Sin embargo, en el momento preciso se produce una abundante actividad metabólica interna. Es esta actividad interior la que transforma a la oruga en una bella mariposa. ¿Ha hecho usted una pausa para pedirle a Jesús que haga esa obra interior en su ser, viniendo a su corazón, algo que usted mismo, sencillamente, no puede hacer?

Al igual que el proceso de transformación inadvertido de la oruga, el cambio que se produce en nosotros cuando rendimos nuestras vidas a Cristo, pasa desapercibido.

Lamentablemente, porque no estamos conscientes de lo que el Señor ha hecho en nuestro interior, seguimos corriendo por la vida como siempre lo hemos hecho, sin considerar que somos completamente diferentes, transformados por el Creador mismo.

La traducción de Reina-Valera de 2 Corintios 5:17 dice:
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».
El tiempo verbal griego traducido como «pasaron» significa un hecho que ocurrió sólo una vez. Antes, usted estaba muerto, sin discusión alguna.

Para la «nueva» transformación que se ha producido en su vida, se utiliza el tiempo verbal perfecto. Significa que hay una nueva vida en proceso de afloramiento. Ya ha comenzado, y Dios continuará moldeando esa nueva vida hasta que usted se reúna con Él en el cielo.

Por tanto, si usted piensa que tiene que conformarse con la experiencia que ha tenido con Dios hasta ahora (es decir, que no será más profunda), está equivocado. Si usted cree que nunca se impondrá sobre las ataduras de su pasado, está siendo engañado por el padre de mentira, Satanás. Y si usted está confiando en cosas externas como, por ejemplo, su aspecto, o en lo que hace para definir su importancia, estará desechando la verdad de que el nuevo nacimiento de Jesucristo dentro de usted es lo único que le da valor a su valía.

A un confundido Nicodemo, Jesús le explicó el nacimiento espiritual diciéndole que éste se parecía al viento.
En Juan 3:8, Él dice: «El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu».
Una vez que usted recibe a Jesucristo como su Salvador, no puede cambiar el hecho de que es una persona nueva. Puede que el viento de su nueva vida sea una brisa suave, un ventarrón, o algo intermedio, pero la verdad es que ese viento nunca se extinguirá. Su relación con el Señor ha de ser emocionante, transformadora y nueva cada día.
Por tanto, nos sentimos frustrados cuando nuestra relación se detiene, cuando la fe vibrante que tuvimos antes pierde su novedad, y cuando estamos insatisfechos con la vida que tenemos, pero sin saber cómo proceder. Kim Thomas, el autor de Living in the Sacred Now [La vida en el sagrado ahora], dice:
«Hemos sumergido nuestros pies en las aguas de la fe, pero los hemos mantenido a una prudente distancia de las exigencias y responsabilidades de las aguas profundas. Nos limitamos a mantener nuestra vida en actividad. Mientras controlamos las cosas satisfactoriamente, nuestras necesidades espirituales se reducen a una simple oración por las noches… ‘Señor’, decimos, ‘no me atraigas a las aguas profundas’.

«Nos preguntamos, después de años de tener esta práctica, el porqué nuestra alma hace aguas y nuestra fe se debilita. Sin interés por cultivar la riqueza de una vida espiritual, hemos vivido una fe inconsistente y superficial, y ahora nos damos cuenta de que no estamos preparados para las profundidades del dolor, la indignación, la traición, el engaño y la frustración que a veces enfrentamos».
Como la oruga que reclama seguridad, damos tumbos a través de la vida buscando salvación, a pesar de que el Salvador que ya conocemos espera que nos volvamos a Él. Cuando nos volvemos, vemos una imagen de nosotros mismos en Su reflejo.
Somos unos desvalidos que hemos sido bendecidos con la respuesta a nuestras necesidades; el Señor vive dentro de nosotros. Ya no somos la oruga retraída, insegura y temerosa. Por el contrario, tenemos una relación con Aquel que nos está formando para que seamos la hermosa mariposa que ansiamos ser, y para lo cual fuimos creados.


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