Latitud 25, Longitud 54 Nuevo Nacimiento

Brujula abierta con mapa

Latitud 25, Longitud 54 Nuevo Nacimiento

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).

Un veterano del mar estaba dando su testimonio de conversión con mucha alegría en el corazón. Después el culto, el pastor, al conversar con Él, pregunto: dónde se dio su encuentro con Jesús. La respuesta del marinero sorprendió al predicador:? «Latitud 25, longitud 54.» Eso era algo nuevo y enigmático para el pastor y Él le preguntó el significado de esta respuesta. El marinero contestó: «Un día, cuando estaba en el mar, tuve un tiempo de sobra para descansar y, sentado en una cuerda comencé a mover en un montón de papeles que traía conmigo. En uno de esos dieses papeles yo encontré un sermón de un hombre llamado Spurgeon. Empece a leer aquel sermón y sentí que sus palabras me tocaron hondamente. Creó en lo que estaba escrito y allí mismo abrí mi corazón ofreciéndolo a Jesús. Creó que si estuviese en tierra le gustaría registrar aquel momento importante para mi vida. Y por qué no en el mar? Verifiqué el local exacto y vi que era latitud 25, y longitud 54.»

Guardamos con cariño los momentos importantes que tanto alegraron nuestra alma. Como es lindo  recordar el día en el que nos mudamos para aquel barrio donde hicimos tantos amigos. Y el día en el que pasamos el examen para entrar a la universidad que sirvió de primer grado para nuestra formación universitaria. Recordamos igualmente del día de nuestro casamiento y del nacimiento del primer hijo. Y muchas otras fechas están marcadas en las vidas de muchas personas.

Pero no hay nada que supere el regocijo que experimentamos al recibir Jesús en el corazón. No recordamos, por supuesto, del día de nuestro nacimiento, pero el día en que nacemos de nuevo, del agua y del Espíritu, jamás será olvidado. Es como si todo recomenzase en nuestra vida, ahora con nuevos propósitos y con la certeza de que pasamos a caminar en la dirección correcta.

Es un recuerdo tan especial que no conseguimos dejar de contarla para todos a cada instante. Y cuando no lo hacemos a través de palabras, la luz y el brillo de nuestra felicidad habla en voz alta por nosotros.

Podemos olvidar de cualquier fecha, pero de nuestro encuentro con el Señor jamás olvidaremos.

Paulo Barbosa

 

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