Finanzas Cristianas: La Deuda Y Sus Mitos

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Consejero financiero y un tema polémico

La deuda y sus mitos

Análisis de un concepto que contribuye a romper relaciones en vez de edificarlas.

He encontrado que si busca entre las personas la clase de persona que usted quisiera ser, hallará temas comunes. Si quiere ser flaco, estudie a los flacos; y si quiere ser rico, haga lo que hacen muchas personas ricas, no lo que algunos seguidores de mitos dicen que hay que hacer. La Forbes 400 es una lista de las cuatrocientas personas más ricas en los Estados Unidos, según la calificación de la revista Forbes.

Cuando se hizo la encuesta, el setenta y cinco por ciento de los 400 de Forbes (gente rica, no su arruinado y terco cuñado) dijeron que la mejor forma de crear riqueza es llegar a estar y mantenerse libre de deudas. Walgreen’s, Cisco, Microsoft y Harley Davidson funcionan libres de deudas.

He conocido a miles de millonarios en mis años de consultor financiero, y nunca he encontrado a uno que diga que hizo sus millones con los puntos que regala la tarjeta Discover.

Todos vivían con menos de lo que ganaban, y gastaban solamente cuando tenían efectivo. No tenían pagos que hacer.
La historia enseña también que la deuda no fue siempre un estilo de vida. En realidad, tres de las mayores firmas de prestamistas que hoy existen, las fundaron personas que aborrecían las deudas. Sears hace ahora más dinero con el crédito que con la venta de mercancía.

No son tiendas: son prestamistas con alguna mercancía como pantalla. Sin embargo, en 1910 el catálogo de Sears decía: «Comprar a crédito es insensatez». Las tiendas J. C. Penney hacen millones anualmente con las tarjetas de crédito, pero su fundador tenía el apodo de James «Cash» Penney, porque detestaba las deudas. Henry Ford creía que la deuda era el método del holgazán para comprar artículos, y su filosofía se arraigó tanto en la Ford Motor Company, que la firma no ofreció financiamiento hasta diez años después que General Motors lo hizo.

Ahora Ford Motor Credit es una de las operaciones más rentables de Ford Motor. La vieja escuela vio la insensatez de la deuda; la nueva escuela vio la oportunidad de aprovecharse del consumidor con la deuda.

Un mito para desenmascarar

Vamos a revisar y desenmascarar cada uno de los mitos divulgados por una cultura que compró oficialmente la mentira.

Mito: Si presto dinero a amigos o familiares, los ayudo.

Realidad: Si le presto dinero a un amigo o familiar, la relación se hará tirante o se destruirá. La única relación que se fortalecerá es la que resulte cuando una parte se convierta en amo y la otra en sirviente.

Hay un viejo chiste que dice que si usted le presta a su cuñado cien pesos y este no le habla más, ¿valió la pena la inversión?
Todos hemos experimentado el haber prestado algún dinero y notar un inmediato distanciamiento en las relaciones. Lidia llamó a mi programa radial un día quejándose de cómo un préstamo había arruinado sus relaciones con una de sus mejores amigas en el trabajo. Ella le había prestado cincuenta pesos a una señora, una madre soltera en bancarrota, hasta el día de pago.

Llegó el día de pago y pasó, y su amiga, alguien con quien acostumbraba a conversar durante el almuerzo cada día, alguien que era su confidente y consejera, la esquivaba. La vergüenza y la culpabilidad habían entrado en la escena sin provocación alguna.

Nosotros no controlamos cómo las deudas afectan las relaciones; la deuda hace eso, independientemente de lo que deseamos. El prestatario es esclavo del prestamista; usted cambia la dinámica espiritual de una relación cuando presta dinero a un ser querido.

Ya dejan de ser amigos, tíos o hijos: ahora son sus esclavos. Yo sé que algunos piensan que soy exagerado, pero díganme por qué la comida del Fin de Año sabe diferente cuando se ha hecho un préstamo y este no fue pagado. Comer con su amo es diferente a comer con su familia.
Joan estaba de veras destruida por haber perdido esta amistad. Le pregunté si la amistad valía los cincuenta pesos. Me respondió emocionada que valía muchas veces eso, y entonces le dije que llamara a su amiga y le dijera que la deuda estaba perdonada, que era un regalo.

El perdón de la deuda la ayudó a eliminar la dinámica amo-esclavo de la relación.

Por supuesto, sería mejor si esa dinámica nunca hubiera entrado en escena. También le indiqué dos estipulaciones al perdón de la deuda: primero, que la amiga conviniera en ayudar a alguien en necesidad algún día; y segundo, que nunca prestara dinero a los amigos. Vamos a romper la cadena del mito.
En el caso de Lidia, la cadena del mito de prestar dinero a un amigo se romperá si ambas aprenden su lección. La lección es que si bien es correcto dar dinero a un amigo en necesidad, si usted lo tiene, prestarle dinero embrollará las relaciones.

He tratado con cientos de familias agobiadas y destruidas, personas decentes que prestaron dinero para «ayudar». Los padres prestan dinero al hijo recién casado de veinticinco años, para cubrir el pago inicial de su primera casa.

Esto parecía tan noble y bueno hasta que la nuera capta las miradas de desaprobación a la simple mención de las próximas vacaciones de la pareja. Ella conoce el significado de los gestos y debe chequear con estos decentes y nobles suegros, antes de comprar papel higiénico hasta que el préstamo se pague.

Toda una vida de resentimiento puede surgir de aquí. El abuelo presta cinco mil pesos al nieto de veinte años para comprar el nuevo camión que necesita con tracción en las cuatro ruedas. Por supuesto, el préstamo es al seis por ciento, mucho mejor que lo que el joven puede obtener en el banco, y mucho mejor que lo que abuelo obtiene de su certificado de depósito en el banco. Todo el mundo sale ganando, ¿verdad?

¿Qué pasa cuando el joven pierde su empleo y no puede pagar al abuelo, que es de la vieja escuela en que hay que excavar la tierra hasta la medianoche si se tiene que hacerlo para cumplir con la palabra empeñada? Ahora nieto y abuelo están como las greñas, de modo que el joven vende el camión y le paga al abuelo los diecinueve mil pesos que obtuvo por la venta.

El abuelo ahora espera que su nieto, en bancarrota, enojado y desempleado, le pague el saldo de seis mil pesos. El abuelo no volverá a ver sus seis mil pesosí ni a su nieto.

En algún giro perverso del mito, mezclado con la vergüenza y la culpabilidad, la mente del joven concibe que toda la culpa es del abuelo, y rompe las relaciones.
Cientos de veces he visto las relaciones afectadas y algunas veces destruidas. Pero seguimos creyendo en el mito de que un préstamo a un ser querido es una bendición. No lo es; es una maldición. No ponga esa carga sobre ninguna relación que usted quiera conservar.

Tomado del libro: La transformación total de su dinero Por Dave Ramsey Editorial Betania

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