Paz en tiempos de dificultades

Paz en nuestros corazones ¿cómo puede ser posible si enfrentamos la violencia y el odio de los hombres, el poder destructivo de la Naturaleza y las enfermedades? ¿Cómo podemos estar en paz si la honestidad, la lealtad y el amor imperecedero están desapareciendo de nuestras relaciones?

La paz es posible porque Dios la ha prometido. Nuestro Padre celestial nos dice no sólo que busquemos la paz sino también que la sigamos (Sal. 34:14). Él quiere que la tengamos y ha preparado la manera cómo hacerlo. Nuestro Salvador promete darnos Su paz, la misma paz divina que le permitió a Él vivir una vida de obediencia. La vida del apóstol Pablo es prueba de que la paz puede reinar en los corazones de los creyentes (Col. 3:15).

Las soluciones del mundo para tener paz son temporales. Se centran en el cambio de las circunstancias exteriores y en que hagamos cosas para que estemos serenos. Esas soluciones significan que tan pronto como las circunstancias cambian, la paz se evapora. Jesús nos dijo la verdad: «En el mundo tendréis aflicción…» (Jn. 16:33). No tendremos paz si usamos los métodos del mundo.

La paz que Dios nos da viene, no del cambio de circunstancias, sino mediante un cambio de relación. Nosotros, que estábamos distanciados de Dios por causa del pecado, hemos sido traídos a una relación con Él a través del sacrificio perfecto de Su Hijo Jesucristo. Él quita nuestra culpa y nos da verdadera paz.

Paz en tiempos de dificultades

¿Es Jesucristo su Salvador personal? Si es así, usted tiene una relación con el Príncipe de Paz. ¡Aleluya!

Sabemos que pertenecemos a Jesús, pero cuando tenemos dificultades, la paz desaparece. ¿Por qué sucede esto?

1. Nuestra atención puede estar centrada en las circunstancias.

Para tener la paz de Dios, tenemos que centrarnos en Él. Tenemos que recordar que todas las cosas están bajo Su control; Él nos ha ayudado en el pasado, y hará lo mismo en estas circunstancias. Su Santo Espíritu nos consolará y nos guiará a través de ellas. Con los ojos puestos en Él, comenzaremos a experimentar Su paz.

2. Nuestra confianza probablemente ha estado puesta tanto en nosotros como en Dios.

Debemos confiar sólo en nuestro Padre celestial. Debemos dejar de depender de nuestros propios esfuerzos. Jesús dijo: «Confíen en Dios, y confíen también en mí» (Jn 14:1 NVI). El confiar en Jesús trae la paz de Dios a nuestra situación.

3. Buscamos consejo en otras fuentes.

La Biblia debe ser nuestra fuente principal de orientación en cuanto a cómo vivir. La Palabra de Dios debe ser nuestra fuente fundamental. El volvernos a las Escrituras nos estabilizará durante las dificultades y nos dará paz. Satanás busca mantenernos inquietos y perplejos, temerosos e inseguros, pero si absorbemos las verdades de la Biblia, nuestra fe crecerá y nuestra confianza se profundizará.

Cuando se encuentre sin paz, vea si su atención está centrada en Dios, y determine si ha estado confiando en sus propios esfuerzos. Descubra lo que dice la Palabra de Dios. Tendremos paz cuando centramos nuestra atención en el Señor y saturemos nuestras mentes con la verdad y la fe en Él.

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