TRANQUILIDAD EN EL PELIGRO.

 

 

Hola mis amados:
En medio de las dificultades o peligros como procedemosí, a quien acudimos para que nos ayude?. En esos momentos es cuando mas tranquilidad debemos tener, porque asi demostramos que confiamos en Dios y que El nos guia a Su perfecta voluntad y haciendo lo correcto no hay motivo de sentir otra cosa que no sea paz
Tranquilidad en el Peligro.
A veces pensamos que esto es imposible, ¿verdad? O lo anhelamos con desesperación. ¿Quién pudiera tener seguridad y tranquilidad en el peligro?
 
Cuando todo a tu alrededor te dice que en cualquier
momento tus últimas defensas se desvanecerán, y tus temores más temidos te alcanzarán, miras a tu alrededor y no encuentras salida, sino sólo en la huida, te quieres escapar sin importar nada, porque al fin no crees que haya nada más qué hacer.
Hubo alguien así en «La Biblia» , era el criado de un gran hombre de Dios, un profeta, durante muchos años el profeta había tratado de trabajar en su carácter, en sus formas y costumbres, era realmente servicial, y muy diligente, pero todavía faltaban algunas cosas en su carácter, necesitaba ser probado en lo más profundo. Cuando fue puesto delante de la elección del motivo de su búsqueda, se fue detrás de algunas monedas de oro, vestidos y piedras preciosas. Esto le acarreó lepra, la misma que tenia el que traía las joyas, y junto con ellas se la dejo a él, una mala decisión que lo dejó marcado para siempre. Sin embargo aun lo dejó permanecer con él, quizás para ver si podía ser corregido, ahora de nuevo estaba delante de una decisión trascendental, un ejército estaba rodeando la ciudad, venía en busca del profeta, pero no para consultarlo sino para apresarlo
Toda la ciudad estaba convulsionada, los soldados en los muros listos a defender al que consideraban su guía y padre espiritual aun a costa de sus propias vidas. Las fuerzas del enemigo eran muy superiores a los defensores, la ciudad no podría resistir una fuerza así, tenía las horas contadas, sólo era cuestión de tiempo para que sucediera lo inevitable, allí estaba nuevamente el criado delante de una encrucijada terrible, lo que estaba en juego ahora era su propia vida. Él era el criado del profeta, el que supuestamente tendría que defenderlo y por supuesto morir primero. Sus ojos estaban oscurecidos, estaba andando a tientas, la desesperación había ganado el lugar de la razón, no veía ninguna salida, sólo saber que una pequeña puerta de escape estaba en los muros detrás de la ciudad, y eso fue lo primero que pensó
Quería huir, pero algo había aprendido ya en ese tiempo con el profeta, y el temor del hombre de Dios no lo dejó escapar solo, y exclamó: «¿Oh, señor mío, qué haremosí» Pero el profeta, tranquilo, seguía con su meditación, no se preocupaba por nada de lo que pasaba, no había en él temor ni inquietud, sólo le responde: «No tengas temor». Éstas palabras casi enloquecieron al hombre, ¿cómo podría no temer cuando estaba por morir? ¿acaso no veía el profeta lo que sucedía?
 
Indudablemente los años habían deteriorado su percepción de la realidad, no se estaba dando cuenta de lo que iba a suceder, iban a morir o en el mejor de los casos serian hechos prisioneros, pero el profeta continuaba en su tranquilidad y al ver a su criado tan desesperado solo dijo: «Señor, ábrele los ojos para que vea que más son los que están con nosotros que los que están contra nosotros», y cuando sus ojos se abrieron y vió, descubrió una realidad que para él no existía.
 
Mi querido amigo, cuando los motivos que nos guían en el Señor no son los correctos, la carne nubla nuestros ojos y no podemos ver lo que tenemos en Él. Y si no tenemos la capacidad de ver lo que Él pone a nuestro servicio, es como si no lo tuviéramos; siendo dueños de todo vivimos en la pobreza porque no lo sabemos. Terminamos como Guiezi con lepra y sin ministerio viviendo de los recuerdos de las obras de otros, porque no pudimos pagar el precio en nuestra vida.
Si estás rodeado de peligros y piensas que ya no hay salida, tal vez debas decirle al Señor que abra tus ojos para que puedas ver, y quizás tus ojos se abran para que veas una realidad diferente a la que te rodea, que siempre estuvo allí pero que nunca viste porque estabas preocupado en lo que no es su deseo, y puedas comprender que muchos más son los que están contigo que los que están contra ti, pues los ángeles fueron hechos ministros en tu favor y al fin, si lo tienes a Él, ¿quién te podrá hacer daño?
 
Los amo y bendigo en Jesucristo.
 
MAGNOLIA
 

 
 
 
 
 

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