El poder para prosperar

El poder para prosperar

Una pequeña enfermedad por aquí… un pequeño «resbalón» en la economía… así es como el diablo intenta robarnos nuestras bendiciones. ¡No le permitas que lo haga! Mantente firme en la fe y «échale arena a los ojos» para que haya un cambio. A fin de cuentas, tú no eres débil. Te ha sido dado el poder para prosperar. Por Kenneth Copeland

Tú fuiste bendecido.» «Tú eres bendecido.» «Tú serás bendecido.»
¿Reconoces lo que estas frases representan?
Son el pasado, el presente y el futuro del verbo «bendecir».

No te preocupes, no voy a darte una clase de gramática. ¡Voy a darte una lección de la asignatura de la vida! Si vas a disfrutar la vida completa y próspera que Dios ha puesto a tu disposición, ¡vas a tener que darte cuenta de que sus bendiciones cubren el presente, el pasado y el futuro! La siguiente historia en Lucas 13:10-16 ilustra esta idea perfectamente.

«Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.

Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?»
Primeramente, quiero que notes que Jesús llamó a esa señora «hija de Abraham». Al utilizar este término, estaba señalando que ella tenía una relación muy especial con el Dios Todopoderoso, un vínculo, un pacto y, debido a eso, pudo ser libre de su enfermedad.

También quiero que notes que Jesús no le dijo que tal vez algún día ella podría ser libre de su enfermedad. No, lo que Él dijo fue: «Estás libre», en presente. Jesús sabía que ella era una mujer del pacto. En su mente, la sanidad para aquella mujer ya había sido provista.

Dios siempre opera en tiempo presente. Él nunca olvida lo que ha provisto para sus hijos. Su pacto está siempre cerca de su corazón.
Para recibir de Dios, debes darte cuenta de que su Palabra es su pacto y, a pesar de todo el tiempo que pase, la profundidad de su pacto o compromiso nunca mengua; permanece fresco en la mente de Dios a pesar de que su pueblo se acuerde de él o no.

Es precisamente por esto que Jesús pudo decirle a aquella mujer: «Estás libre de tu enfermedad». Dios todavía estaba atento a su Palabra dada a Abraham. Además, el día que Él le habló a Abraham, setecientos años antes de que ella naciera, aquella mujer ya estaba en los lomos de Abraham. Si las promesas habían sido hechas para todos, ¡habían sido hechas para ella!

De hecho, el pacto había sido establecido para todos aquellos que estaban aquel día en la sinagoga. La cuestión es que ellos no lo sabían. Estaban tan centrados en sus tradiciones que ni siquiera sabían de qué estaba hablando el Maestro. ¡Se enfadaron con Él por haber sanado en el día de reposo!

Como cristianos, tenemos un pacto con el Dios Todopoderoso. Este obliga a su cumplimiento tanto como el establecido con Abraham, solo que este es un mejor pacto con mejores promesas (Hebreos 8:6). Para que puedas entender cuáles son las provisiones de este pacto, veamos lo que dice en Gálatas capítulo 3:6-14: «Así

Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham.

Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los que son de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu».

Quisiera que notaras cuántas veces la palabra «bendición» es usada en este pasaje de las Escrituras. Desafortunadamente, esta palabra se oye muchas veces como un mero término religioso y muy pocas personas entienden realmente su significado. Sin embargo, Dios es muy exacto en el uso de esta palabra; no la utiliza a la ligera.

El término «bendecir» se utiliza principalmente en las relaciones de pacto o compromiso. Empezarás a entender su significado cuando estudies el pacto que Dios ha establecido con nosotros. Cuando Él se unió irrevocablemente con nosotros no teníamos nada para darle. Nosotros estábamos en «bancarrota espiritual», sin tener nada que ofrecerle, mientras que Él, por otro lado, es Dios Todopoderoso, poseedor del cielo y de la Tierra.

Él tomó nuestra bancarrota espiritual y la cambió por su vida y naturaleza. Tomó nuestro pecado y lo cambió por su justicia. Tomó nuestras enfermedades, nuestras dolencias y nos dio sanidad divina. ¡Aleluya!

Notarás que en el versículo 13 y 14 dice que Él tomó la maldición por nosotros para que pudiésemos ser bendecidos juntamente con el fiel Abraham a través de Jesucristo. ¿Qué es lo que significa esto? La mejor manera que conozco para describir el término «bendecir» es «capacitar o habilitar a uno para que prospere». Prosperar significa «exceder, abundar en algo que es deseable así como bueno».

Ser bendecido espiritualmente significaría ser capacitado o habilitado para prosperar espiritualmente. Prosperar espiritualmente significa primeramente, ser nacido de nuevo. Tú no podrías sobreabundar si todavía tuvieses la naturaleza pecaminosa. Pero por otro lado, en el momento que naces de nuevo, puedes abundar hasta el punto de recibir el bautismo en el Espíritu Santo, oír la voz del Señor, mostrar la naturaleza y el carácter de Dios en tu vida diaria y operar en los dones del Espíritu. Ser bendecido espiritualmente según la Biblia, significa ser capacitado para exceder, sobreabundar en aquello que es agradable al Espíritu Santo. Si estás bendecido espiritualmente, no hay límite hasta donde puedas prosperar en el ámbito de lo espiritual.

Ser bendecido físicamente significa ser capacitado o habilitado para prosperar en tu cuerpo, vivir en salud, estar lleno de vitalidad y ser capaz de cumplir el propósito de Dios en tu vida. No es la voluntad de Dios que el diablo te entorpezca y te mantenga atado a enfermedades y dolencias.

Ser bendecido mentalmente significa ser capacitado o habilitado para prosperar en nuestra mente. Esto incluye el ser emocionalmente sano. También significa ser capaz de entender la Palabra y las cosas espirituales. Es tener tu mente renovada por la Palabra de Dios.

Ahora, ¿qué crees que significa ser maldito? Este también es un término del pacto y su significado real es «estar capacitado o habilitado para fracasar».
Vamos a leer en Gálatas 3:13-14 otra vez pero ahora bajo esta nueva luz. Usando nuestras definiciones, vamos a ver cómo el significado de estos versículos amplían nuestro entendimiento de nuestro pacto con Dios. «Cristo nos redimió de ser capacitados para fracasar, siendo Él habilitado a fracasar por nosotros (porque está escrito: capacitado a fracasar es todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la capacitación para prosperar de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu». (Puedes ir a Deuteronomio 28:1-13 y encontrar cuáles son exactamente las bendiciones de Abraham. En vez de leerlas como están escritas en la versión Reina-Valera, hazlo con la definición bíblica de la palabra «bendición».)
Con esto en mente, considera la siguiente afirmación que Dios le planteó a Abraham: «Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12:3). Otra vez, utilizando nuestra definición, vamos a leerlo de esta forma: «Capacitaré para prosperar a aquellos que te capacitan a ti para prosperar. Habilitaré para fracasar a aquellos que intentan que tú fracases».

En otras palabras, «cualquiera que tenga en su corazón tus mejores intereses, lo capacitaré para que prospere. Y cualquiera que no tenga en su corazón tus mejores intereses, haré que sus esfuerzos fracasen». Si tú tienes un pacto con Dios, ¡estás destinado al éxito! Cualquiera que venga en contra de tu éxito, viene en contra de tu pacto. Dios detendrá los planes de esas personas para herirte, no porque Él no las ame, no porque tenga preferencia contigo, sino porque está «atado» a su Palabra. Dios ama a todos por igual y desea que todos sean bendecidos.

Entonces, ¿qué es lo que te mantiene a ti en este estado de estar capacitado por Dios para prosperar? Busca el habilitar a aquellos que están a tu alrededor para que prosperen en cada área de su vida (espiritual, mental, física, económica y social). Si tú bendices a otros, ¡Dios va a bendecirte!

Gálatas 3:29 promete que las bendiciones de Abraham son tuyas en Cristo. «Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa». Nota de nuevo que habla en presente. Si tú estás en Cristo, eres de la simiente de Abraham y un heredero según la promesa hecha a Abraham.
Así como a la mujer que aparece en Lucas, tu enfermedad te deja. Tú estás habilitado para prosperar en cada área de tu vida, ¡desde ahora mismo! No lo dejes para el futuro («Tal vez, algún día…») ni pienses que se acabó con los primeros discípulos. ¡Estás capacitado para prosperar hoy!

Kenneth Copeland, es pastor y fundador del «Kenneth Copeland Ministries» establecido en los cinco continentes. Traducido de la revista «Believer’s voice of victory» (vol. 23 nº 3; marzo 1995) por Irene González

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