El Señor será admirado en todos los que creen y Alimento matutino

ALIMENTO DIARIO

Practicando los libros de 1 y 2 de Tesalonicenses

Semana 22 – Ser glorificado en Sus santos

Lunes – Leer con oración: 2 Ts 1:7-10; 1 Jn 4:8, 16; 1:5; Jn 1:17; Ro 8:4

Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). (2 Ts 1:10)

EL SEÑOR SERÁ ADMIRADO EN TODOS LOS QUE CREEN

El tema de esta semana es: «Ser glorificado en sus santos» (2 Ts 1:10). En 2 de Tesalonicenses 1:7-9 vemos que, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder?. Esa gloria será cuando el Señor venga para ser glorificado en Sus santos y admirado en todos los que creyeron en Él (v. 10).

En el versículo 9 tenemos dos puntos: ser excluidos de la presencia del Señor y salir de la gloria de Dios. Ser excluidos de la presencia del Señor es un castigo muy fuerte, como vemos en la historia de Caín, en Génesis 4. Cuando Dios lo expulsó de Su presencia, fue por el hecho de matar a su hermano Abel. Dios sólo lo castigó, no lo mató, pero Caín dijo: Es tan grande mi castigo, que no lo puedo soportar. (Gen 4:13). Cuando una persona muere se acaban todas las oportunidades, pero ser excluido de la presencia del Señor significa no poder estar más con Él en vida. Si un hombre no tiene la presencia de Dios en el tiempo, es decir, durante el período en que vive en la tierra, ¿Cómo la tendrá en la eternidad? Todos nosotros fuimos creados para tener la presencia de Dios, por eso, al concluir cada epístola, Pablo escribe: El Señor sea contigo o con vosotros.

Dios quiere nuestra presencia; no sólo nosotros la anhelamos, pero Él también anhela nuestra presencia. Lamentablemente, Dios perdió la presencia del hombre innumerables veces, especialmente por causa del pecado. Con mucho más rigor, esos que atribulan a los otros serán excluidos de la presencia del Señor; Dios no estará con ellos. De la misma forma, los que no conocen a Dios serán excluidos de la gloria de Su poder, cuando venga para ser glorificado en Sus santos (2 Ts 1:10).

En la vida de la iglesia necesitamos andar de manera digna. Nuestro proceder, conducta y vivir necesitan ser según el Dios Triuno: según el Padre, cuya naturaleza es amor y luz (1 Jn 4:8, 16; 1:5); según el Hijo, por medio de quién viene la gracia y la verdad (Jn 1:17); y según el Espíritu (Ro 8:4). Aparte de eso, ser considerados dignos del reino de Dios está relacionado con el sufrimiento que experimentamos a fin de negar la vida del alma; entonces la vida aumentará, creceremos y maduraremos para ser vencedores.

Dios quiere hacernos ganar la gloria en el futuro, por eso quiere introducirnos hoy en Su reino, en la vida de la iglesia. La vida que tenemos hoy, es la vida del reino, aunque el reino aún no se haya manifestado. En la próxima era, en el milenio, el reino de los cielos será manifestado, pero hoy ya vivimos en su realidad. La vida de la iglesia es el lugar donde ejercitamos ese vivir de ciudadanos del reino de los cielos, para que en el futuro seamos calificados para entrar en la manifestación del reino. Si hoy aún estamos llenos de elementos naturales en la vida del alma, y la constitución natural no fuese eliminada y expulsada de nosotros, si no estamos dispuestos a sufrir, o si nuestra vida dejó de crecer, no hay manera cómo ser glorificados. Pero, como Dios quiere hacernos ganar la gloria, es necesario ese elemento llamado sufrimiento.

Punto Clave:

Necesitamos de la presencia del Señor

Pregunta:

¿Cuál es la función de los sufrimientos?

¡Jesús es El Señor!

Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora Árvore da Vida
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SEMANA 4 DÍA 1

Alimento matutino

Mt.12:28 Pero si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces ha llegado a vosotros el reino de Dios.

He.9:14 La sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios.

En Mateo 12:28 el Señor dijo: Pero si Yo [el Hijo] por el Espíritu de Dios [el Dios Triuno incluyendo al Padre] echo fuera los demonios, entonces ha llegado a vosotros el reino de Dios [el Dios Triuno]. Aparentemente lo que dice Mateo 12:28 es sencillo; no obstante, debemos escudriñarlo para ver su profundo significado y revelación.

Debemos preguntarnos: ¿No hubiera podido el Señor Jesús echar fuera esos demonios por Sí mismo? ¿No hubiera podido el Señor haber dicho que Él echaba demonios por Sí mismo para que Su propio reino llegará a las personas? ¿Qué de malo habría en esto? Si el Hijo hubiese hecho esto, habría actuado de manera individualista. En aquel entonces Él estaba entre los fariseos, quienes eran orgullosos, egoístas e individualistas. Ellos no estaban dispuestos a trabajar con nadie más. No eran humildes, y estaban llenos de egocentrismo, de egoísmo. Pero ahora frente a ellos había una persona, a quien ellos censuraban, que les decía que Él hacía las cosas de manera diferente. La manera en que Él echaba fuera demonios les mostraba que Él era humilde. Él no era una persona individualista. No hacía nada por Sí mismo ni para Sí mismo, sino que lo hacía por el Espíritu de Dios y para el reino de Dios. Él nunca hizo nada por Sí mismo ni para Sí mismo. Esto nos muestra la excelencia que hay en la Trinidad Divina. (Living in and with the Divine Trinity, págs. 45-46)

DÍA 1 Lectura para hoy

Éste es un buen modelo a seguir en nuestra coordinación. El Señor produjo un Cuerpo, el cual está constituido de muchos miembros; así que, todos ellos deben aprender de Él. Él laboraba por el Espíritu de Dios y para Dios el Padre. Él nunca hizo nada por Sí mismo ni para Sí mismo. ¿No es éste un buen modelo a seguir para ser coordinados en el Cuerpo? Debemos comportarnos tal y como nuestra Cabeza. Según la manera en que Él se comportó, no hizo nada por Sí mismo ni para Sí mismo. En la actualidad, en la vida de iglesia, el Cuerpo de Cristo no ha sido edificado adecuadamente debido a la carencia de una coordinación apropiada. Si queremos estar coordinados con todos los miembros en el Cuerpo, tenemos que aprender de Cristo, nuestra Cabeza, y tomarle como nuestro modelo. No debemos hacer nada por nosotros mismos ni para nosotros mismos. Puede ser que yo haga algo de acuerdo con la voluntad de Dios, pero lo que haga no debe ser algo que hago por mí mismo, sino por algunos otros. Más aún, lo que haga no debe ser para mí mismo sino para los intereses de Dios en la tierra, esto es, para aquello que le pertenece legítimamente.

Incluso cuando el Señor Jesús efectuó la redención al ofrecerse a Sí mismo en la cruz, Él no actuó por Sí mismo, sino que mediante el Espíritu eterno se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios el Padre [He. 9:14] Aquí vemos nuevamente la humildad del Hijo y Su total abnegación. También podemos ver la armonía que existe en la Trinidad Divina. El Hijo es el centro de la Trinidad Divina [Aun así] Él no confió en Sí mismo, sino en alguien más. Lo que Él hizo no lo hizo para Sí mismo, sino para el Padre, y el fruto de Su obra estaba destinado al Padre mismo. Él no hacía absolutamente nada por Sí mismo, para Sí mismo, ni para su propio beneficio.

Éste es un buen modelo que nuestra Cabeza estableció para Su Cuerpo, del cual todos somos miembros. Como miembros de Él, debemos comportarnos, actuar y vivir tal como Él actuó y fue. Cuando vayamos a hacer algo, debemos aprender a hacerlo no por nosotros mismos. Si bien somos nosotros quienes realizan determinada acción, no debemos ser los canales. Necesitamos que alguien más sea el canal mediante el cual hacemos las cosas. Además, no debemos ser los beneficiarios de lo que hacemos. Alguien más debe ser el beneficiario que reciba el beneficio de lo que hacemos y de lo que somos.

El mover de la Trinidad Divina, tal como se presenta en hebreos 9:14 y en Mateo 12:28, es un ejemplo excelente y hermoso que debemos seguir. Al salvarnos, el Señor no actuó de manera individualista. Él no hizo nada en beneficio de Sí mismo, ni para Sí mismo, ni tampoco confió en Sí mismo. La crónica del Nuevo Testamento nos muestra tales excelencias, bellezas y virtudes de la Trinidad Divina. (Living in and with the Divine Trinity, págs. 46, 48-49)

Lectura adicional: Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, mensaje 12;Experiencing the Mingling of God with Man for the Oneness of the Body of Christ, cap. 5; La esfera divina y mística, cap. 6

Witness Lee

Derechos reservados a: Living Stream Ministry

¡Jesús es el Señor!

Nuestro propósito no es comunicar conocimiento, ni métodos bíblicos a los santos, sino ayudar a los que ya siguen al Señor y caminan en esta senda con el objeto de avanzar.

El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.

Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañía en otros que también conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos

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