MI RELACION CON MIS PADRES

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Estudio Bíblico: Mi relación con mis padres

MI RELACIÓN CON MIS PADRES: ESTUDIO BÍBLICO

CONFLICTOS JUVENILES

Bienvenido querido joven a otro tema sobre los conflictos de la juventud y en esta ocasión, algo tan difícil como son las relaciones con mis padres. Estamos de acuerdo en que este tipo de relación mal canalizada, ha sido y es el motivo principal de tantas desdichas, llantos y peleas durante toda la historia de la humanidad.

Si bien esta falta de comprensión por una previa falta de comunicación entre padre e hijo y viceversa se ve acentuado en estos últimos días y es una de las características del denominado siglo de las luces, que entre paréntesis ve sumida en tinieblas la familia, también ha sido un mal que cual un aguijón ha molestado desde los orígenes de la historia a la raza humana.

Así nos encontramos por ejemplo con un Caín que traiciona a su familia nada menos que con un fratricidio, o a un Jacob que engaña a su padre con la piel de un cordero para posteriormente ser engañado él por sus propios hijos también con un cordero que tiñe con sangre la túnica de colores de su supuesto hijo muerto, José.

Ni qué hablar del sacerdote Elí que en el 1er libro de Samuel 1:17, ora por bendición sobre la familia de Ana cuando su propia familia estaba sumida en la maldición por sus hijos por la falta de disciplina oportuna.

En medio de este mal ejemplo, se cría el niño Samuel viendo y oyendo los hechos malvados de estos jóvenes, lo triste de esta historia es que en lugar de servirle de advertencia al momento de criar sus propios hijos, Samuel también incurre en el mismo error y en su 1er libro 8:3, los ancianos de Israel le recriminan el mal testimonio de sus hijos. Y las historias sobre conflictos de relación en el seno de la familia continúan pudiendo mencionar así el caso de Absalón y su padre David, Sansón y sus padres, o la misma parábola del hijo pródigo.

¿Por qué es que tantas familias hoy en día son víctimas de este antiguo mal? ¿Por qué es que viviendo en la era de la comunicación satelital a nivel internacional las familias de este siglo son caracterizadas por la incomunicación crónica? ¿No será que estamos cambiando lo esencial por lo intrascendente, lo primordial por lo urgente de nuestras vidas?

Es típico el caso de aquel padre que llega cansado del trabajo diario, se sume en la programación de la TV. Y su hijo queda fuera de su mundo no teniendo otra opción que la de transformarse en una pantalla para que su padre lo mire o en un control remoto para que lo tome en sus manos. Y lo que es peor aún es que a este cuadro, se le suma en muchos casos la ausencia de la madre que por la locura de poseer más se ausenta gran parte del día porque trabaja fuera de la casa y después pretenden que su hijo o hija le respeten y reconozcan como sus ideales y grandes ejemplos cuando en realidad fueron los «grandes ausentes».

No olvidéis padres que «el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción» (Gálatas 6:8). Satanás ha deseado destruir los lazos familiares desde la creación al incitar a Eva a tomar una decisión importante sin consultar con su marido o al tentar a Caín a que levante su mano contra su propio hermano. Nosotros debemos recoger esta advertencia y pelear a brazo partido por defender la familia ante tanto ataque externo e interno. Consideré necesaria esta exhortación a los padres pero dediquemos ahora el tiempo que resta para ti joven y para tu conflicto de relación con tu papá y tu mamá.

Vimos en el estudio anterior que la base de mi relación correcta con mis padres y con cualquier semejante, es mi relación con Dios o en otras palabras: es imposible la relación horizontal sin una previa relación vertical. De ahí que el apóstol Pablo dedique tres capítulos de su epístola a los Efesios donde se resalta las glorias de mi posición y relación con Cristo para luego recién al final de la carta exhortar a los hijos a obedecer a sus padres.

En el capítulo 6:1-3 leemos así: «Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.»

Intentaré hablar desde mi posición de hijo mayor, casado, con una familia e hijos que criar que pasó por la etapa de la sujeción a los padres, que se rebeló muchas veces ante sus órdenes y que hoy entiende tantas cosas que en aquel entonces no podía digerirlas.

Un pasaje análogo al que acabamos de leer es el que se encuentra en Colosenses 3:20: «Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor». Algo de destacar aquí es la frase «en todo», no en lo que a mí me parece correcto sino en todo.

En un aspecto, este asunto de obedecer aún en las cosas que no comprendemos, es parte de la vida de fe. Fe en que, si esto agrada a Dios como acabamos de leer, debe ser cumplido a cualquier precio con tal de agradar a aquel que se hizo obediente por amor a mí y no vivir para agradarme a mí mismo. Debemos entender que la obediencia es una virtud que se adquiere por el Espíritu y que no es innata al ser humano.

El hombre no nace sabiendo obedecer sino desobedecer y es la tarea ardua de los padres el reprimir (aunque a los sicólogos no les guste esta palabra) esa actitud transgresora, ese deseo a lo prohibido, hacerle ver que lo lleva por mal camino y cultivar con la herramienta de la palabra, la oración y la comunicación, la disposición a obedecer que durante toda su vida le acompañará y le evitará multitud de problemas o como dice Pablo en Efesios: «todo le saldrá bien».

En un aspecto, querido joven, debes creer por la fe en la Palabra, que el tiempo de sujeción incondicional a tus padres es un tiempo de inversión para tu futuro, aun cuando te parezca que el obedecerle en tal o cual consejo te perjudicará o influirá en tu porvenir, la Biblia dice que por el contrario, esa obediencia presente te asegurará un buen pasar futuro y con algunos ejemplos cotidianos podemos corroborarlo.

Aquel joven que en contra del consejo de sus padres abandona el estudio por el trabajo, luego lamenta esa decisión cuando en el futuro no consigue empleo por falta de un título y deambula por la vida con una familia a cuesta sin conseguir qué darle de comer y recurre arrepentido a buscar socorro de sus padres, o el caso de aquella jovencita que confía en su madre y le cuenta sobre sus luchas por conservar su virginidad, oran juntas y logra atravesar la etapa de soltera con la mirada en alto para posteriormente cuando halla formado su propio hogar, aconsejar a su hija a mantenerse pura y le puede animar porque ella sí lo logró.

Tal vez la causa principal de los problemas de relación entre hijos y padres, como dijimos con anterioridad se deban a la falta de comunicación. En ese caso querido joven, toma tú la iniciativa, rompe el hielo y exígele a tus padres un tiempo para hablar sobre los temas que te preocupan, sobre tus conflictos. Basta de esperar que ellos lo hagan, ora pídele a Dios esa oportunidad, intenta amarlos y comprenderlos, que cuando tu seas padre lo entenderás pero quizás ya sea tarde para cambiar algunas cosas.

Hónralos, ese es el consejo bíblico, honrarlos significa respetarlos, escucharlos, enorgullecerte de ellos en público en lugar de ridiculizarlos. No estaría mal que pidas consejo a alguien espiritual fuera de tu círculo familiar, Dios puede aún suplir la ausencia de un buen padre consejero con tu pastor o líder de la iglesia que te ayuden pero habla, no te cierres en ese hermetismo en el que muchos jóvenes se recluyen para aprender sobre sus dudas fuera de la casa y la iglesia asimilando así cualquier basura que se ofrece por ahí tocante a los temas importantes de la vida.

Escuchemos el consejo directo de la Biblia en Proverbios 6:20-26: «Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; Átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz y camino de vida las reprensiones que te instruyen».

¿Has notado la idea?. Guárdalos, átalos, enlázalos en otras palabras incorpora a tu vida todo lo que tus padres te enseñen, aunque no te guste, aunque no lo entiendas. Obra por fe, créele a Dios que te promete larga vida sobre la tierra si intentas cultivar y mantener una buena relación con tus padres y recuerda que la base para una convivencia ideal con estos seres de la generación anterior que nos quieren muchísimo, es la correcta relación con tu Dios cada día cada tarde y cada noche. ¡Que Dios te guie!

CONFLICTOS JUVENILES

(ESTUDIO REALIZADO POR PABLO MARTINI)

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