Devocional Cristiano – Proverbios siete

Devocional Cristiano – Proverbios siete

Nuestro tema de hoy tiene que ver con el poder de la Palabra de Dios en nuestras vidas.  Una dependencia con Dios por medio de su Voz es primordial para la victoria inquebrantable del creyente. No podemos decir que pretendemos creer en Dios de una forma presente y activa en nuestros retos diarios si no existimos en su Palabra de una forma presente y activa.

«Un sembrador salió a sembrar.  Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron»

«Otra parte cayó en terreno  pedregoso, sin mucha tierra.  Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda, pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron».

«Otra parte de la semilla cayó entre

espinos que, al crecer, la ahogaron». «Pero las otras semillas cayeron en buena tierra, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.  El que tenga oídos, que oiga».

Con esta introducción estamos listos a seguir nuestro estudio de Proverbios siete:

«Hijo mío pon en práctica mis palabras. Y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; Cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; Anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, Y a la inteligencia: Eres de mi sangre»

Aquí vemos siete exhortaciones o imperativos que abarcan la totalidad del llamado de Dios a una vida de obediencia.  Si la Palabra sembrada en tu corazón está sembrada en buena tierra te llevará a no pecar contra Dios.  Si la Palabra de Dios es activa en tu vida dará fruto y no se secará. Completa el Salmo 119:11-16

«En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti. ¡Bendito seas, Señor! ¡Enséñame tus decretos!  Con mis labios he proclamado todos los juicios que has emitido. Me regocijo en el camino de tus estatutos más que en todas las riquezas. En tus preceptos medito, y pongo mis ojos en tus sendas. En tus decretos hallo mi deleite y jamás olvidaré tu palabra».

«La niña de los ojos de Dios»

Leamos Deuteronomio 32:10. Cuando leo esta cita me siento emocionada, siento que soy esa niña de los ojos de Dios, que él me ama y me protege, que me ampara bajo la sombra de sus alas, que revolotea al rededor mío  y vigila mis pasos, pero en el Proverbio que estudiamos dice que su Palabra es valiosa y él la ama como a la niña de sus ojos. No sólo te identifiques con la niña de los ojos de Dios para sentirte segura y protegida, sino también atiende a la palabra del Dios viviente, no la deseches según tu conveniencia o comodidad porque ella es como la niña de los ojos de Dios.

«Llévalos atados en los dedos; Anótalos en la tablilla de tu corazón». Proverbios 30: 5-6

«Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso».

Amar su Palabra es darle el crédito que merece, no desechar a mi antojo lo que no me conviene ni usar en vano su Nombre.

Deuteronomio 6:8

«Átalas a tus manos como a un signo; llévalas en tu frente como una marca, escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades». Vive poniendo a cabo su Palabra, que tus manos más que versos anotados, hagan la Palabra de Dios poderosa y vigente.

Jeremías 31:33-34 «Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel, afirma el Señor, Pondré mi Ley en su mente, y la escribiré en su corazón.  Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.  Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni nadie a su hermano: ¡Conoce al Señor!, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán-afirma el Señor-. Yo les perdonaré su pecado, y nunca más me acordaré de sus pecados».

¡Que preciosa promesa!  Ya no tendré si quiera que hablar,  al ser yo nueva creación de Dios, al permitir que la Palabra crezca en mi, ya no habrá quien pueda decir que soy ignorante o que permanezco en mi pecado, pues la Palabra viva del Espíritu les llevará a conocer la verdad por medio de mi testimonio,  la palabra viva penetrará en sus corazones y este corazón no es como las tablillas de piedras destructibles sino que late y puede dar fruto de bendición. La Palabra de Dios es nuestra espada del Espíritu, pero tenemos que aprender a usarla si queremos ser una influencia poderosa para el reino y contra las tinieblas.

El Verso que aprendí de muy niña se ha convertido en mi deleite cada día:

Hebreos 4:12 «Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos.  Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón»

La Palabra de Dios, su Voz debe estar viva, activa, operativa, potente y positiva  en nuestra  vida.

Viva quiere decir provocando paz, alegría, esperanza y fe. Activa quiere decir motivando al trabajo, impulsando a las buenas obras. Operativa quiere decir que confecciona y crea planes inmediatos. Potente quiere decir que es brioso y determinado, no hay cabida al ocio. Positiva quiere decir que  es verdadera e infalible. Dios no sólo dijo que su Palabra es viva y eficaz y poderosa en sí misma.  El insistió que en que esta viva y es efectiva y poderosa en nosotros cuando la recibimos. La Voz de Dios tiene efectos sobrenaturales en quienes la reciben por fe.  Cuando la recibimos al leerla, meditar en ella, creerla y aplicarla, la vida de la Palabra se hace viva en nosotros. El poder de la Palabra de Dios se hace poderosa en nosotros.  Las operaciones de la Palabra se hacen operativas en nosotros, La energía de la palabra se convierte en energía en nosotros.  La efectividad de la Palabra se hace efectiva en nosotros, De hecho, según Hebreos 4:12, cuando recibimos la Palabra de Dios, esta invade todo nuestro ser, incluso la médula de los huesos y los motivos de nuestro corazón.  Dios no habla solo para oír el sonido de su propia voz.  Recuerda que él habla para lograr algo.  Pues yo quiero que logre y consiga poder en mí.

«Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón». Colosenses 3:16

Proverbios 4:20-22 «Hijo mío atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón.  Ellas dan vida a quienes la hallan; son la salud del cuerpo».

Salmo 107:20 «Envió su Palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro».

Ora conmigo:

Señor, tu Palabra esta viva y opera hoy en mí,  te doy gracias por su poder para obtener y conquistar cosas maravillosas.  Haz que sea fuerte hoy en mí y hazme capaz de dar testimonio que tu palabra esta viva y sembrada en buena tierra, yo te daré fruto abundante.  Y esto no es todo lo que te pido, también conozco que tú eres capaz de sanar, me has sanado el alma por medio de tu Palabra y por eso ahora te ruego que sigas sanando mi corazón para que jamás pierda de vista la gratitud y la seguridad de tu perdón. Amén.

Si tus expectativas y esperanzas  en cuanto a la Palabra de Dios en tu vida han sido chicas, te voy a pedir que trates de atribuirle más credibilidad. II Timoteo 3:16 «Toda la Escritura es inspirada por Dios», así que no la leas como si fuera solo otro libro devocional o un texto con rutinas: ¡Respira cada una de sus citas, memoriza sus palabras, inhala su santidad! Jeremías 15:16 «Al encontrarme con tus palabras, yo las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón» Cuando leas su Palabra trata de tener la misma disposición de Jeremías, No te limites a leer.  Recibe esas palabras como una persona famélica que participa en un banquete, dale a Dios la alegría de ser una semilla que da fruto de santidad y bendición.

Martha Bardales

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