[Grafica Cristiana] Fosa de hiel

FOSA DE HIEL

Todo me va de maravilla.  Mi relación es fabulosa.  Ya muchas
quisieran vivir como vivo yo.  Los  planes de mi boda van viento en
popa.  Los anillos, las flores, la música, la comida, la casa.. Oh,
mi novio y la luna de miel esperándome toda la vida.

La gente baila, ríe, nos mira y nos toma fotografías, para luego
recordar este momento espectacular.  Nos felicitan y desean lo
mejor.  El ramo de flores vuela por el aire hasta que lo atrapa una
joven, totalmente ilusionada porque será la próxima en casarse.  La
liga... todos miran la forma en que mi novio, digo esposo, la quita
de mi pierna. Todos ríen y relajan.  La liga vuela hacia las manos
de un apuesto muchacho y sus compañeros le dicen " Tú serás el
próximo en ponerte la soga al cuello".

Tomamos el avión y como Víctor es tan amable y sociable, se detuvo a
hablar con la azafata del vuelo, mientras yo lo esperaba en mi
asiento.  Le pidió el número de teléfono y se despidieron con un
beso.  Todo por si la necesitaba en un próximo vuelo.  Uno nunca
sabe cuando se necesita a alguien conocido en el aeropuerto y Víctor
ya tiene a ese alguien  ¡Qué bueno! ¿No?

Durante la primera noche, todo fue como una fantasía salvaje.  Él
era el rey y yo la mujer sumisa que era conquistada a través de la
fuerza.  Pero así son las cosas entre una pareja, porque somos
nosotras quienes tenemos que complacer a nuestro hombre cuando nos
casamos.  Así me dijo mi mamá, mi abuela, mi bisabuela y así
sucesivamente.  Si no lo hacemos así, se nos va la oportunidad de
continuar toda la vida con el hombre perfecto.

Yo era abogada y él ingeniero y mi trabajo era mi vida hasta que nos
casamos.  Cuando llegamos de la luna de miel, él me pidió que lo
dejara porque no quería que yo estuviese en riesgo.  Él decía que
prefería que yo estuviese en casa, segura, lejos de los problemas de
la sociedad.  Lo pensé mucho y entendí que ese amor tan grande que
sentía por mí, nadie lo había sentido antes.  Nadie antes se había
preocupado por mi seguridad y bienestar, así que acepté.  Dejé mi
trabajo y empecé a dedicarme a mi vida de ama de casa.  Total, yo
siempre quise tener un jardín precioso, así que comencé a hacerlo.

Mi vida transcurría perfectamente.  Él llegaba de trabajar y me
preguntaba cómo había pasado el día.  Si había salido y con quién,
si había llamado a alguien y a quién, quién había llamado y para
qué.  Le gustaba saber todo, todo lo que yo hacía.  Se interesaba
mucho por mí.  Él mismo sacaba la ropa que yo me iba a poner. Tenía
un gusto exquisito; él me la compraba para que yo no pasara trabajo.

En una ocasión, llegó a casa un poco molesto por el trabajo.  Me
dijo cosas que jamás había escuchado.  Tiró la comida al suelo,
rompió la cortina del baño, pisó mis plantas que estaban empezando a
florecer, dio un puño en la pared y se abalanzó sobre mí gritándome
que yo era la culpable de todo lo que le sucedía.  Que lo único que
sabía hacer era regar la plantas y pasarme horas frente al televisor
o cocinando porquerías.  Y así siguió hasta que me abofeteó; caí al
suelo en un baño de sangre.  Nunca había vivido algo como esto.  Al
verme así en el suelo tirada, cayó de rodillas, se cubrió la cara
con las manos y comenzó a pedirme perdón por lo que había hecho.  Me
dijo que no había pensado hacer lo que hizo, que había estado muy
tenso en el trabajo, y que se desquitó conmigo.  Rompió a llorar
como un niño pidiéndome perdón y diciéndome que me amaba.  Después
me llevó a cenar al restaurante que yo siempre había deseado y me
pidió que empezáramos de nuevo...   Y así fue.  Comenzamos una nueva
vida.  Siguió tratándome como al principio de casados.  Nuevamente
estábamos en luna de miel. 

Nadie nos visitaba, y yo tampoco salía mucho porque lo quería ver
tranquilo.  Un día veo que está llegando, y voy a mi cuarto a
ponerme el perfume que más le gusta.  Desde allí sentí caer las
llaves fuertemente sobre la mesa y que la puerta se cerró de tal
manera, que el estruendo me asustó.  Temblé un poco, pero me
repuse.  Salí a su encuentro y allí estaba frente a la puerta
mirándome.  Lo saludé como siempre, pero me rechazó.  Me preguntó
por la comida y le respondí que sería una buena idea si salíamos a
comer fuera.  No sé qué le pasó.  Comenzó a decirme que mi perfume
apestaba, que ya estaba harto de mí y que cómo se me podía ocurrir
salir con él, con lo gorda y fea que estaba.  Volvió a gritarme, no
entendía qué le pasaba.  Le pedí que se calmara y sólo conseguí que
me abofeteara y cayera al suelo.  Me pidió perdón y se posó sobre mí
limpiándome la sangre que salía de mi labio.  Me besó a la fuerza
pidiéndome perdón, intenté soltarme, pero lo único que conseguí fue
que sintiera mi rechazo y me golpeó nuevamente.  Luego me dio un
puño, y otro, y otro.  Yo gritaba y un puño.  Pateaba y un puño. 
Intentaba pararme del suelo y caía porque me daba otro puño.  Decidí
no poner resistencia, así me dejaría tranquila.

Al rato veo que llega gente a la casa y todos preguntaban por mí. 
Que dónde estoy, que cómo fue todo, que qué harían conmigo, etc. 
Veo a mi mamá que está llorando y a papá que intenta controlarla,
pero se desborda en coraje y desesperación.

¡Dios mío, no! ¿Víctor, qué te pasó? ¿Qué hiciste? ¿Por qué estás
muerto?  Yo te amaba... ¿Por que lo hiciste? ¿Qué voy a hacer ahora
sin ti?  ¿Por qué se llevan su cuerpo? Comencé a llorar a la vez que
escuché a un policía decirle a mi padre:  "El patólogo forense
vendrá en unos momentos.  Sé que el señor se llamaba Víctor, pero
¿cómo se llamaba su hija?  Necesito el nombre para el informe".

En esos momentos me aturdí al oír a mi padre decir entre
sollozos:  "Se llamaba... Carmen, Eva, Ruth, Rita, Nancy, Amparo,
Sonia, María, Laura, Teresa.... A propósito ¿cuál es tu nombre?  Tú
podrías estar en esta lista.  Quítate la máscara y abre tus ojos. 
No permitas el maltrato físico o emocional.  No dejes que tu luna de
miel se convierta en una fosa de hiel.  Rompe el silencio, acude a
una comisaría de familia.

"De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida
conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como
mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la
vida.  Así nada estorbará las oraciones de ustedes"

 1 Pedro 3:7.

(FUEGO PARA EL ALMA)

Maria Elena I Love You Mug 2



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