LAS TENTACIONES – Y EL SEXO

LAS TENTACIONES – Y EL SEXO EN LA BIBLIA

CONFLICTOS JUVENILES

( ESTUDIO REALIZADO POR PABLO MARTINI)

Querido joven, espero que estés listo para afrontar otro tema relacionado a los conflictos que te preocupan y que juntos con la ayuda de la palabra, podamos comprender el plan que tu creador tiene para tu vida. En esta oportunidad, trataremos algo que podríamos llamar: la palanca que mueve al mundo.

Tal vez estés pensando en el dinero y no estás tan equivocado pero existe un compañero inseparable de esto y que es lo que quiero que veamos juntos, ¿qué esí. Sí justamente eso, el sexo. ¿Te asusta esa palabra?. ¿Te divierte esa palabra?. ¿Te trae recuerdos amargos esa palabra?. Quiero que sin prejuicios ni tabúes, podamos hablar francamente hoy sobre el sexo. Para comenzar decimos en 1er lugar que el sexo fue creado por Dios. Así leemos en Génesis 1:27, «y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos».

Este y varios textos más de la Biblia, la palabra de Dios, dejan ver que el sexo no es intrínsecamente malo ni nada de eso, sino que el ser humano ha tomado algo que como un regalo ha sido dado por el Creador a su criatura para beneficio y por el mal uso egoísta que le ha dado lo ha trocado en algo nocivo y autodestructivo que deja un tendal de heridas y vidas destruidas para algunos y un vago recuerdo de placer para otros. Parece anticuado y hasta contraproducente hoy en día emitir un juicio a favor de la pureza y la castidad antes del casamiento, censurando una práctica tan común como lo es el sexo antes del matrimonio que la Biblia llama fornicación, o fuera del mismo lo que la Biblia llama adulterio.

Pero las estadísticas de hogares arruinados y relaciones rotas, la presencia de hijos sin padres y madres sin esposos, dejan ver una vez más que la Biblia tiene razón. Si a esto le adjuntamos la presencia de hogares cristianos bien constituidos que aunque parezcan reliquia se levantan como un monumento a la veracidad de las escrituras, deberíamos preguntarnos: ¿Es correcta la decisión de manejar mi vida sexual de acuerdo a las normas vigentes que la sociedad propone cambiando la libertad que Dios concede en un libertinaje sin freno?. Ahora tu dirás, querido joven: ese es justamente el punto, ¡todos lo hacen!, No puedo evitar tener esos deseos aún sabiendo que traspaso la línea de la Biblia. Permíteme decir para comenzar a hablar claramente que el hecho de tener deseos sexuales no debe asustarte simplemente porque no es malo, te lo repito, el hecho de que al llegar a cierta edad cuando tu cuerpo comience a desarrollar despierten en tu interior deseos antes ocultos en ti es algo natural y no es pecado. Lo anormal y preocupante sería el no tenerlos.

Cuando el apóstol Pablo escribe a los Gálatas en 5:16 les dice: «Digo pues, andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne», y también en Romanos 13:14: «sino vestios del Señor Jesucristo y no proveáis para los deseos de la carne». En ambos textos se deja ver que la actitud del siervo de Dios no está en el hecho de concentrar sus fuerzas por evitar que esos impulsos naturales existan, sino en estar preparado para que cuando lleguen nos encuentren revestidos del poder que emana de apropiarse de las bendiciones de gracia que hemos recibido por la identificación con Cristo en la cruz del calvario donde murió por nosotros una vez por todas al pecado. Tener mi mente ocupada en esta verdad, es la mejor defensa para el momento de la tentación.

Las dos palabras que aparecen en ambos textos leídos con anterioridad, nos dan la clave para la victoria, «no proveáis» y «no satisfagáis», no dice: no tengáis, sino no los alimenten cuando los tienen ¿Cómo puedo alimentar esos deseos sexualesí. Bueno sencillamente recogiendo por ahí toda esa basura pornográfica que se ofrece, o participando descuidadamente de cuánta conversación obscena se presente en mi círculo de amigos, o pasando horas frente al televisor sin filtrar las imágenes que pasan por mi retina, quedan en mi cerebro, enraízan en mi subconsciente y contaminan el corazón. Todas estas cosas y muchas más son condimentos para la carne y lograrán que en el momento de la tentación salgas perdiendo. ¡Eso sí puedes y debes evitarlo!. Alguien dijo: no puedes evitar que las aves vuelen sobre tu cabeza pero sí que hagan nido en ella. Ahora bien este aspecto de la apatía hacia todo aquello que el Espíritu te indique que es nocivo y contraproducente para tu salud espiritual, es sólo el 50% del método realmente efectivo para tus conflictos en lo sexual, porque la santidad requerida por Dios tiene mitad de odio al mal y mitad de acercamiento al bien.

Hay varios textos que lo confirman pero escogeremos sólo uno para corroborarlo: 2da de Pedro 2:1-2: «Desechando pues toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada para que por ella crezcáis para salvación.» Las dos palabras que comienzan cada versículo denotan esta idea, por un lado desechar el pecado, pero por el otro desead la palabra. Tal vez aquí está el problema de muchos jóvenes hoy en día, asocian la vida cristiana como una negativa a todo, intentan practicar cierta forma de ascetismo inútil que sólo te lleva a una pesada continencia de lo prohibido y que termina en una incontinencia fatal.

Nunca experimentarás la victoria contra el pecado sólo con decirle no al pecado, debes acercarte a Jesús y alimentar tu parte espiritual. Cierta vez le preguntaron a un cacique líder de una iglesia qué era para él la vida cristiana a lo que respondió: «para mí es como un corral con un toro bueno y uno malo dentro. Si alimento más al toro malo en el momento en que ambos se peleen, ganará el malo, pero si alimento más al bueno y mantengo a dieta al malo vencerá el bueno». Muchos jóvenes hoy día ignoran el hecho de que en su interior, desde el momento de su conversión conviven dos naturalezas, la adámica no regenerada y la nueva naturaleza divina, estás se oponen entre sí constantemente, pero tu decides cual ganará en esa lucha por el trono de tu vida dependiendo de cuál alimentes más.

Leamos juntos Gálatas 5:17. «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu contra la carne y estos se oponen entre sí para que no hagáis lo queráis». ¿A cuál de las dos naturalezas alimentaste más hoy, a la nueva o a la vieja?. De ahí depende tu victoria no sólo en el plano de las tentaciones sexuales sino todas las demás. Vimos hace unos minutos lo saludable de manifestar apatía hacia toda forma de influencia contaminante, pero la exhortación ahora va a tu alimentación espiritual a ese tiempo de lectura devocional diaria y oración que es el alimento del Espíritu. No olvides que la victoria contra el pecado no se logra en el campo de batalla de la tentación sino en la trinchera de la comunión. Mi joven amigo o amiga, si hasta hoy tu experiencia en la lucha contra las tentaciones sexuales está marcada por una estadística de fracasos tras fracasos, decide en tu corazón no contaminarte, como lo hizo Daniel y sus tres amigos en Babilonia, para sentirte fuerte al momento de lograr esa propuesta de santidad, gasta tiempo cada día en la trinchera de la comunión, ese contacto con la palabra alimentará en ti la fe de que tienes la victoria sobre el pecado que Cristo logró por ti en la cruz, cruz en la cual posicionalmente, dice Romanos 6:1-6, que también tú moriste al pecado.

Considérate así muerto al pecado y prepárate para descubrir una nueva dimensión de santidad progresiva eficiente pero no en tus fuerzas sino en las de El Campeón y repite cada día con Pablo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Sea cual fuere tu estado civil, decide vivir en santidad pero especialmente a aquellos jóvenes solteros, Dios prohíbe la relación sexual fuera del matrimonio no para traerte tristeza en el tiempo de soltero sino para disfrutar de alegría en el tiempo de casado junto a la muchacha que Dios te dio y con la que has podido llegar puro al altar.

Espera, y mientras esperas, disfruta de sanas amistades cristianas, ocúpate de las cosas del Señor que Él se ocupará de las tuyas, mantente activo, practica deporte, viaja, sé un siervo y espera la sierva o viceversa y sé uno más de lo que levantan la bandera de la castidad como algo vigente y útil todavía, aunque te tilden de anticuado. Defendamos así unas de las cosas más hermosas que Dios le regaló al ser humano: el sexo, pero usémoslo como Dios quiso en un principio: ¡para su gloria, no la nuestra!

( ESTUDIO REALIZADO POR PABLO MARTINI)

1 COMENTARIO

  1. Exelente Exelente!
    Gracias Padre Celestial por usar gente comun para decir cosas Extraordinarias!
    Dios te bendiga

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