[CE-Peru] La Mujer y la Palabra

La Mujer y la Palabra 

Hoy me han concedido un honor inmerecido, la invitación a predicar sobre la relación de la Palabra de Dios con la mujer.  ¿No es un tema maravilloso?  Hay tanto que se quisiera decirles.  Mi primer encuentro con la Palabra viva empezó hace muchos años atrás pero ella sigue despertándome de madrugada, sigue martillando mi mente, sigue suavizando mi corazón.

Es un honor hablar acerca de lo que la Palabra de Sabiduría puede hacer en una mujer, somos tan sensibles, que cualquiera que hable bonito nos puede conmover y hasta convencernos que somos especiales y únicas.
Pero el Mensaje divino no hace eso, sus palabras pueden ser delicadas y llenarnos de paz, pero esta tranquilidad viene sólo después de habernos exhortado, enderezado y   renovado a la semejanza de Dios.
Todas como mujeres tenemos una característica que nos une por igual, podemos ser diferentes en personalidad, carácter, educación, etc.  Pero como mujeres somos parecidas porque buscamos la belleza como una aspiración natural.
Creo que la Palabra de Dios nos da el modelo para alcanzar este sueño, más que una receta sin calorías, o una clave para mantener la figura o el maquillaje perfecto, el Mensaje Divino se ocupa de darnos la clave para ser realmente bellas y valiosas.
Todas hemos escuchado sobre Proverbios treinta y uno, capítulo bello de Salomón, el sabio fue en busca de la mujer más dotada de hermosura de su tiempo, alcanzó a conocer a las doncellas más exóticas del Oriente, cada una más admirable que la otra.  Pero en su ignorancia, estas mujeres no contaron que el maestro temía a Dios y por ende su apreciación de perfección no estaba basada solo en lo exterior, como hombre temeroso de Dios él examinó algo más trascendente y entonces concluyó que sólo la mujer que teme a Dios es digna de alabanza.
 
Mujer ejemplar, ¿Dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
¡La mujer que teme al Señor es digna de alabanza! Proverbios 31.

La Palabra de Dios contiene la fórmula que transformará tu vanidad en autentico temor a Dios, y este si es un tesoro incalculable, querida mujer el Señor por medio de su palabra viva tiene el propósito de adornar tu vida con el mensaje que transfigurará esa mujer cansada y abatida por una mujer valiosa y temerosa de Dios.
Job recitó una bella poesía en el momento más duro de su prueba, cuando sus amigos que se creían tan conocedores de la Palabra lo martillaban con sus juicios, él levantó la voz y afirmó que el verdadero consejo, la única palabra sabia no podía salir de una mente  inteligente o un  corazón orgulloso.
El infalible concejo era incomparable en valor, tan difícil de hallar e imposible comprar:
 
?No se compra con el oro mas fino, ni su precio se calcula en plata.
No se compra con oro refinado, ni con ónice ni zafiros.
Ni el oro ni el cristal se comparan con ella, Ni se cambia por áureas joyas.
¡Para que mencionar el coral y el jaspe!
¡La sabiduría vale más que los rubíes!
El topacio no se le iguala ni es posible compararla con oro puro.
¿De dónde, pues, viene la sabiduría?
¿Dónde habita la inteligencia?
Solo Dios sabe llegar hasta ella, sólo él sabe donde habita.
Miró entonces a la sabiduría y ponderó su valor;
La puso a prueba y la confirmó y dijo a los mortales: Temer al Señor?: ¡Eso es sabiduría!
Apartarse del mal?: ¡Eso es discernimiento! Job 28.
 
¡Que descripción tan fascinante de la sabiduría!
Cuando me encontré con esta poesía de Job sentí un nudo en la garganta. 
La verdadera belleza, la felicidad completa, el sueño ideal que como mujeres hemos aspirado no se encuentra escondida en las minas profundas junto con los metales y piedras preciosas, ni se puede comparar al tesoro más refinado, la sabiduría se halla sólo en Dios y en tener temor a él.
Y hubo una mujer que pudo encontrar la joya incalculable, una mujer que brilló con los dones que la engalanaron hasta hacerla famosa, toda su vida cambió cuando entendió que su realización, su fin como mujer se basaba en conocer el mensaje de Dios y aplicarlo a su vida.
Esta es la relación entre la mujer y la Palabra de Dios, en la Biblia esta el propósito ilustrado en historias, profecías y enseñanzas, una tras otra con el objetivo que afines los oídos, abras los ojos y entregues tu corazón a  la eterna sabiduría.
Queridas amigas, mis amadas hermanas, las joyas que pueden adornar tu belleza natural se opacarán si buscas y te vistes de la joya incalculable que atesora la Palabra de Dios.
Si hubo una mujer virtuosa que  halló este tesoro, creo que Dios la puso allí para ejemplo de nosotras, para que no te des por vencida, cree y toma esta promesa para ti, el tesoro de los Cielos está a tu disposición, la Palabra viva esta a tu alcance.
Estamos hablando acerca de la relación entre las mujeres y la Palabra de Dios, pensé en hacer un panorama bíblico y buscar a todas las mujeres que tuvieron un encuentro cercano con el Creador, pero era demasiado contenido y poco tiempo de predica, así que he preferido hablarles del papel que la Biblia nos concede por el hecho de tener el don de ser mujeres creadas por Dios.
 
I.-Dos ejercicios de amor:
 
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre
 y no  abandones las enseñanzas de tu madre.
Adornarán tu cabeza como una diadema; Adornarán tu cuello como un collar?. Proverbios 1:8-9.
 
La Biblia dice que Dios nos ha preparado para cultivar dos acciones de amor.
 
1. Por ser mujeres Dios nos ha concedido una maravillosa gracia, el regalo de dar a luz. Pero hemos vivido engañadas al tener la  idea equivocada que basta que el niño nazca para alegrar a la madre, esta criatura tiene que crecer en sabiduría y amor, de lo contrario dará más disgustos que satisfacciones.
 
Juan 16:21
?La mujer que está por dar a luz siente dolores porque ha llegado su momento, pero en cuanto nace la criatura se olvida de su angustia por la alegría de haber traído al mundo a un nuevo ser?
 
2.  La satisfacción momentánea de alivio después del parto es muy corta, la verdadera satisfacción que un hijo puede dar depende de la enseñanza disciplinada de una madre que tiene comunión con la Palabra viva,  que teme a Dios.
Dios nos concedió el don de dar a luz una nueva vida pero si esta gracia no fuera suficiente, además nos  ha equipado con el don de la enseñanza.  Ambos son ejercicios de amor.
 
3. La madre no solo se destaca como el medio proveedor y protector de la nueva vida, su responsabilidad no se acaba en el alumbramiento después de los largos nueve meses de espera, su honor como madre deberá ganárselo con el esfuerzo y disciplina con que lleve a cabo la gran tarea de forjar carácter, valor y principios en esa pequeña vida.
Es nuestra responsabilidad adornar la vida de nuestros hijos con el ejemplo y la instrucción que los acompañará por muchas generaciones.
La Palabra de Dios nos dan las claves para que la alegría del alumbramiento no se disipe por la vergüenza de un hijo necio.
 
4. Este es el encargo divino: Enseñar a los que diste a luz el temor a Dios.
Con el mismo que amor que concebiste y diste a luz a esa criatura, tu tarea recién se inició ese día, comenzaste a ser madre en el alumbramiento, pero el ejercicio de la enseñanza recién coronará tu título de Mujer.
 
 Un hijo sabio:
ü      Atesora la Palabra 2:1
ü      Comprende el temor al Señor 2:5
ü      Confía en el Señor 3:5
ü      Huye del mal 3:7
ü      No desprecia la disciplina 3:11
ü      Pone en práctica la Palabra 7:1
ü      Es prevenido 10:5
ü      Atiende a la reprensión 13:1
ü      Regocija a su madre 23:25
ü      Se sujeta (frena) a la ley 28:7
 
Un hijo necio:
 
ü      Es el pesar de su madre 10:1
ü      Es un sinvergüenza 10:5
ü      Es insolente no hace caso 13:1
ü      Menosprecia a su madre 15:20
ü      Es causa de pesar (angustia) 17:21
ü      Causa amargura 17:25
ü      Irrita a su padre 17:25
ü      Es la ruina del padre 19:13
ü      Es un malcriado y avergüenza a su madre 29:15
 
II.-Das a luz y entregas la luz.
 
«Al que maldiga a su padre y a su madre, su lámpara se le apagará en la más densa oscuridad»  Prov. 20:20
 
Si ahora comprendes que el don de dar a luz es tan importante como enseñar a vivir en la luz, presta atención al verso anterior.
Si piensas que este pecado de maldición solo tiene que ver con una frase blasfema dirigida con ira, o con una actitud de condenación a los padres, estas equivocado.
El maldecir en este verso tiene que ver con la indiferencia, desgano e   indolencia de no sustentar a los padres en su ancianidad.
Esta desidia es igual al pecado de maldición, es  deshonrar al que te dio la vida.  Cuando tú como hijo te vuelves contra aquella que te dio a luz, pues tú mismo te quedarás sin luz.
 Vivir en la más densa oscuridad es el castigo de los desagradecidos. El que deshonra a la que le dio a luz será maldito, la alegría de ellos se teñirá, su prosperidad se extinguirá, su salud se consumirá, su visión se nublará, y aún la luz de la vida propia se sofocará.
La luz de la Honra es una antorcha que pasa de generación a generación, es como una tea encendida que pasa de mano en mano, así corre la antorcha de la vida, sólo la meditación de  la Palabra hará que esta luz esté encendida y brillante, sólo su Palabra iluminará tus  sentidos para que puedas realmente  ser lumbrera, el tiempo a solas con Dios te guiará a una clara comprensión del verdadero significado del temor a Dios.
Si  creces en la Palabra, honrarás  a Dios y honrarás a tus padres, entonces, tu generación prevalecerá en la luz que atesoraste con temor.
Pero el hijo que maltrata a su madre se quedará sin descendencia porque si no sabe ser hija no merece ser madre.
 
III. Una antorcha sin luz no sirve de nada.
 
La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como lámpara apagada? Prov. 13:9
 
Imagínate, estas a punto de desmayar, la carrera ha sido extenuante, pero allá al fondo alcanzas a divisar a tu amado hijo, él espera que le des la posta para que continúe en la competencia de la vida, sin ella no podrá arrancar.  Estira la mano, sus ojos te miran esperanzado en que no caigas desmayada por el cansancio, sus ojos te animan y parece que gritasen:
 -¡Apúrate mamá ya casi llegas!-
Ya no te queda aire, sólo su mirada te sostiene, y por fin alcanzas a estirarte todo lo que puedes para darle en su pequeña mano la antorcha que alumbrará su camino para que gane la carrera, para que llegue a la meta?pero algo pasó, hay un problema, él no se ha dado cuenta, pero ya la entregaste la posta, él la tiene en su mano, casi ni la ha visto, es que sus ojos sólo estaban clavados en ti, siempre creyó en lo que dijiste, no tenía por que dudar que le darías algo inservible, solo la tomó y arrancó a correr, pero, espera, falta algo, no me di cuenta de lo que hice,  ¡la antorcha se ha apagado!
Porque el malvado no tiene porvenir, la lámpara del impío se apagará?
Prov. 24:20
 
La lámpara del malvado se apagará, la llama de su fuego dejará de arder.
Languidece la luz de su morada; la lámpara que lo alumbra se apagará? Job 18:5  
 
Creías que tu llama era potente, que el fuego era brillante e inagotable, nunca te imaginaste capaz de entregar algo sin valor, y mucho menos al amor de tu vida.  Si su lámpara no sirve, no verá más allá de su nariz, si la luz se consumió, es que no la vigilé, le he dado algo inservible, la oscuridad y maldad ha sido mi herencia, su pobre porvenir es mi legado,  no fue culpa absoluta del ingenuo, diste a luz una vida, pero no cuidaste su luz, es que tus propias tinieblas ya han ido oscureciendo la vida de ellos, la  indiferencia trae condenación, al ignorar  el mensaje santo no sólo condenaste tu vida, traerás dolor a tus generaciones, el  encargo  que no quisiste entender, la Palabra que no quisiste obedecer, la rebeldía de un corazón autosuficiente, la vanidad de un sentimiento orgulloso, lo que demoraste en atender o lo que postergarte por ?no sentir que fuese necesario cambiar?  fue extinguiendo el fuego, consumiendo su esperanza, marcando un futuro en tinieblas.
Suena tan siniestro, pero nada de lo afirmado es un invento, la realidad es tal cual la Palabra de Dios lo sentencia, si oyes y entiendes el mensaje santo serás bendecida, pero si ignoras su voz tú misma vivirás en tinieblas, entonces cómo esperas entregar una luz encendida si la tuya ya se consumió.
 
El pecador puede hacer lo malo cien veces, y vivir muchos años; pero sé que le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia.  En cambio, a los malvados no les irá bien ni vivirán mucho tiempo, serán como una sombra, porque no temen a Diosí  Ecle. 8:12-13
 
Hijo mío no abandones la enseñanza de tu madre, grábatelos en el corazón, cuélgatelos al cuello.
Cuando camines, te servirán de guía; cuando duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo. El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz, y la disciplina es el camino a la vida?  Prov. 6:20-23.
 
La Palabra de Dios es el combustible que mantendrá encendida mi candelero espiritual.  Debo tomar la responsabilidad de entregar mi antorcha bien prendida, si todo es claro en mi vida alumbraré los ojos de mi pequeño para que no se pierda.  La enseñanza es la luz potente que alumbra el camino de la vida y la disciplina que ejerzas a la manera del Padre formará a un corredor que vencerá todos los obstáculos, disciplinado, vigilante, despierto y obediente, llegará a la meta y tú su entrenadora habrás cumplido con el encargo divino.
¿De ti he dependido desde que nací, del vientre materno me hiciste nacer.  ¡Por siempre te alabaré!
Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres mi refugio inconmovible.
Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios.
Aún cuando sea yo anciano y peine canas, No me abandones, oh Dios.
Hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y de a conocer tus proezas a los que aún no han nacido?
Salmo 71:5, 7,20.
 
Soy mujer porque Dios me hizo así, soy madre porque di a luz, soy maestra porque el Padre me ha dado el honor de entregar esta luz de su Palabra a mis generaciones.
Mi corazón se estremece al pensar en mis pequeñas, anhelo verlas crecer, pero mi más grande sueño es verlas enamoradas de mi Señor.  Mentiría si digo que no ambiciono prosperidad y salud, claro que le ruego a Dios que nada les falte.  Pero recién podré considerarme una madre completa si logro que la antorcha de mi fe esté clara y radiante en sus manos y en las manos de sus hijos.
¡Que tus hijos sean motivo de asombro! ¡Que sean adoradores y evangelistas! ¡Que den testimonio de los prodigios de Dios!  Que aún en su vejez puedan decir que valió la pena aprender a temer a Dios, ni los años vividos, ni la experiencia, ni los bienes alcanzados superan la enseñanza dada por esa mujer  que entendió en su sencillez su segundo deber y dio otra vez a luz, entregó una antorcha encendida, no se ha extinguido y seguirá alumbrando a la generación de los que buscan a Dios con temor.
 
IV.- La obediencia a la Palabra trae Beneficios; Las excusas castigo.
    
Si tú como mujer meditas en la Palabra Santa, si  temes a Dios, El se encargará de darte las armas divinas de la compasión, él convertirá tu debilidad  en fortaleza, tu ingenuidad en sabiduría y tu belleza en perfección.   Esta manera de ser mujer traerá como resultado bendición para ti  y para tus hijos.
El será la seguridad de tus tiempos, te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento:
 el conocimiento del Señor será tu tesoro? Isaías 33:6.
 
El temor al Señor será una fortaleza donde los hijos podrán hallar refugio? Salmo 71:5-7
 
Hay muchas bendiciones para la mujer  que teme a Dios: salvación, sabiduría, prudencia, seguridad, refugio.  Pilares inconmovibles, baluarte y torre irreprensible, una vida bendita que seguirá firme durante generaciones.
Pero existe la otra opción, escoger la excusa para no dar la honra a la Palabra, escoger la desobediencia, rebelarme y  decidir en mi libre albedrío menospreciar el consejo santo, hacerme la sorda ante el llamado de Dios, preferir no acatar el mandamiento divino. 
El que roba a su padre o a su madre, e insiste en que no ha pecado, amigo es de gente perversa? Prov. 28:24.
 
El que roba a su padre y echa a la calle a su madre es un hijo infame y sinvergüenza?.  Prov. 19:26
 
Permítanme darles un ejemplo de coartada para no hacer lo que Dios me pide.  Dios enseñó que la responsabilidad de los hijos era ocuparse de ellos cuando enfermasen o envejecieran.
 ¿De todos los hijos que diste a luz, no hubo ninguno que te guiara; de todos los hijos que criaste, ninguno te tomó de la mano? (Is. 51:18)
 Pero el hombre inicuo inventó excusas para escaparse de esta responsabilidad, por eso inventó el ?Corbán?.
Todo judío devoto estaba obligado a dar sus ofrendas y diezmos al sacerdote, esto era una carga religiosa que no siempre era entregada con alegría, a la hora de hacer el presupuesto, todo judío debía apartar además de sus ofrendas una parte importante para honrar a sus padres.  Entonces se inventó el Corbán,  en vez de darle esta ganancia justa para la manutención de los ancianos, se dedicaba como voto religioso al templo esquivando así la responsabilidad de cumplir con el mandamiento.
Los maestros de la ley muy convenientemente sostenían que la ley del Corbán era obligatoria, pero Jesús rechazó categóricamente la práctica de usar una enseñanza bíblica para anular otra.
 
¡Que buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones!  Por ejemplo, Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre? y: ?El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte?.  Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decirle a su padre o a su madre. ?Cualquier ayuda que pudiera haberte dado es corbán? (es decir, ofrenda dedicada a Dios).  En ese caso, el tal hijo ya no está obligado a hacer nada por su padre ni por su madre.  Así, por la tradición que se trasmiten entre ustedes, anulan la palabra de Diosí.  Marcos 7:9-13 
 
No hay diferencia entre robar con maldad o hacerse el de la vista gorda ante la necesidad de los padres.  No hay excusa que valga, no hay pretexto ni  alegato que te justifique desobedecer a Dios.  Quizá este no sea tu motivo de evasiva, pero así como ellos inventaron esta mentira, es lo mismo cuando escoges lo que cumplirás y desechas lo que Dios te esta demandando.  Puede ser que no estés motivada a perdonar, que no sientas servir, que no te nazca ofrendar, que no te salga el tolerar a los demás, que no creas necesario obedecer, en fin, que no tengas tiempo para ni para meditar, escucha con atención al hacerte de la vista gorda anulas la palabra para seguir tu tradición.
 
?Al que mira con desden a su padre y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivos los buitresí Prov. 30:17.
 
No durará mucho el que escoja hacer su voluntad sobre la voluntad de Dios. El necio que decide no oír la Palabra de Dios vive apartado de la razón, vegeta sumergido en su egoísmo, es altanero y jactancioso, es tanta su soberbia que se puede avergonzar hasta de la mujer que le dio la vida, la palabra que salga de su boca será dura y provocará dolor, cuando llegue su fin perderá todo lo que valoró,  todo lo que escogió en vez del temor a Dios se irá borrando, hasta los ojos que miraron con desprecio serán destruidos.
 
V. Mi  voto consagrado al Señor.
 
?Qué pasa, hijo mío?
¿Qué pasa, hijo de mis entrañasí
¿Qué pasa, fruto de mis votos al Señor?
Abre tu boca a favor del mudo,
en defensa del desventurado;
abre tu boca y da sentencia justa
defendiendo al pobre y al desgraciado?
 Prov. 31: 1-2,8-9.
 
Hubo una mujer estéril  esposa de un rey, que vivió con  tristeza por mucho tiempo por no poder ser madre, al verse abandonada y desatendida por todos, lloraba a solas su desventura.  Un día el Señor se acordó de ella, vio con clemencia su ofrenda, se agradó de sus votos, y le concedió el privilegio de dar a luz.
Pero el pequeño príncipe Lemuel a diferencia de Samuel o Isaac, que también fueron hijos entregados en la vejez, no fue adoctrinado como las maestras Ana y Sara si lo hicieron.
Lemuel inclinó su corazón a los placeres que comprometían un reinado justo y una generación bendecida, entregó a las mujeres su fuerza hasta quedar anulado por ellas, el vino ofuscó su memoria y enturbió su juicio.
Entonces, reaccionando la madre, tomando conciencia que el fin de su generación sería desgraciada, llamó a su hijo con voz suplicante, en su voz está el reconocimiento de su responsabilidad fallida, su vergüenza por  haberse olvidado del voto que hizo, el Padre si escuchó su oración,  la atendió en el momento de su desgracia,  pero ella se olvidó pronto de su responsabilidad como mujer, se olvidó de oír y su lámpara se oscureció.
Ahora viendo el futuro, comprendiendo su responsabilidad, pensó:
 ??Es tiempo de enderezar las cosasí-
-¿Todavía el padre se acordará de mis votosí-
 Con voz suplicante llamó a su hijo y le pidió vuelve hijo mío a la Palabra.
¿Acaso fueron oportunos sus consejosí  ¿Haría Lemuel caso de su madre anciana? Creo que ella pudo reaccionar a tiempo y con humildad retomó la responsabilidad de enderezar la vida  que le fue obsequiada.
 
¿Engañosa es la gracia y vana la hermosura, la mujer que teme al Señor, ésa será alabada? Prov. 31:30.
 
El supremo valor de la mujer esta sujeto a su dependencia al Señor, la clave del éxito como madre no está en cuan bueno fue el día del alumbramiento o cuan valiente fue al dar a luz con dolor, la virtud que nos levanta entre miles de mujeres no son los logros y capacidades personales, ni siquiera la honestidad y sacrificio, como mujeres mereceremos honor solamente cuando sea evidente que la Palabra Viva y poderosa de Dios está viviendo y transformando nuestra vida.  Mi razón de ser es  temer a Dios.  Todas las demás justicias palidecen ante esta gracia fundamental, en realidad el temor a Dios es el origen de todas las demás virtudes, es la única que se puede dar en herencia y también la única que garantizará una simiente bendecida.
Al meditar en la palabra he encontrado un tesoro incalculable, el Padre habló para que yo sea prosperada, su propósito para mí está en este mapa santo, mi tarea recién ha empezado, aún no poseo  las joyas que adornaron el testimonio de la mujer virtuosa, pero él me las ofrece cada día, están en su mano y sonriente y compasivo me las ofrece con amor, el premio aún está en su mano, no merezco ser galardonada por ser mujer, no merezco elogios ni loas sólo por el hecho de ser mujer, el galardón está en la meta, la meditación en su sabiduría irá transformando todas mis incapacidades y algún día podré acabar la tarea y recibir el premio que él tiene guardado para mí.  Pero ahora  lo más importante es seguir con la tarea encomendada.
Me he visto corriendo la carrera, me he soñado distraída y cansada, he visto mi antorcha con  humo negro, parecía que se estaba apagando, adelante estaban mis hijas, con las manos estiradas, confiadas que lo que les daría sería tan bueno como lo que predico, pero es que ellas no han mirado mi débil tea, ellas creen en mi, y sólo me miran a mi.
Hoy le he pedido perdón a Dios, ¡que misericordioso fue conmigo al concederme el privilegio de tener tres hijas!, de dar a luz a tres discípulas que deberán continuar con la tarea que no sólo comenzó conmigo, sino en sus abuelos pastores y en sus bisabuelos creyentes.  La antorcha de la verdad debe continuar brillando mi dependencia a Dios la mantendrá viva y poderosa.
Mi amada mujer, hoy te he querido compartir la exhortación que el Padre me hizo, imagino que estas trabajando empeñada en darles a tus amados todo lo que quizá no tuviste, estas afanada ordenando todo para hacer sus vidas más seguras y fáciles, que ellos no tengan que padecer tus penurias y privacidades.  No solo diste a luz a esa vida, también te has  esforzado por prodigar todo el cuidado que consideraste el ideal como madre.
Ahora te ruego que escuches, tu segundo ejercicio de amor no es absolutamente nada parecido a todo lo que has hecho, lo mejor y perdurable es la enseñanza del temor a Dios.
Ellos esperan que ese temor adorne tu carácter, tus palabras, tus hechos y tu servicio, la inspiración que los motivará a seguir tu ejemplo esta sujeto a esta verdad única: teme a Dios.                                               .
 El refugio que los protegerá del mal no son mis adornos ni mí honra, el mejor bien que daré en herencia es la luz que alumbrará su sendero: Amar la Palabra y temer a Dios.
 
Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.  Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia, enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros.
Y ahora, hijos míos escúchenme: dichosos los que van por mis caminos.
Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden.  Dichosos los que me escuchan, en verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor?
 
La relación entre la Palabra de Dios y la mujer es una maravillosa unión.  Cuando ambos se unen hay brillo, hay esperanza, hay fe y santidad.  El camino que lleva a una vida bendecida tiene solo un mapa, una guía segura e inalterable, La Biblia, la palabra Divina, la Voz del Padre me enseña: que el temor al Señor se convertirá en mi fortaleza y bendecirá muchas generaciones, pero el que ignora esta advertencia y se rebela tropezará seguro, quedará desposeído y todo lo que acumuló no durará.
El necio no tiene raíces, cuando venga la prueba no lo encontrará cimentado y rápidamente será arrasado, pero el que honra al Señor tiene esperanza.
Está en tu mano el tomar una decisión coger la Palabra viva como la espada brillante que guíe tu camino o caminar guiado por la  sombra de tu visión miope.
Toma la Palabra de Dios y cree que todo lo que hagas en obediencia, será prosperado. 
La Palabra de Dios es un tesoro incalculable, es la Voz de Dios hablando y solicitando oidores,  El quiere hacer algo maravilloso entre sus oyentes, busca cumplir su propósito en nosotras.  Cuando Dios habla lo hace para lograr un propósito; así como en el principio de la creación habló: Sea la luz y la luz llegó a existir, la Palabra de Dios tiene poder para conquistar y poder para arrancar.
Poder para lograr y poder para conseguir.  Esto es una verdad irrefutable.
Pero su Palabra no está guardada en el tiempo pasado, él tiene el Poder para seguir obrando en ti, para lograr algo en mí.
Tenía 18 añitos cuando nos sentábamos con Miguel en la Biblioteca del Seminario y hacíamos nuestro devocional juntos, habíamos aprendido que la mejor manera de edificar nuestra recién inaugurada relación era edificándonos con la Palabra viva.
Así que cogíamos un capítulo de Proverbios y lo dividíamos entre los dos, un verso él, con su correspondiente explicación y otro verso yo con el consiguiente sermón.
Al terminar nos mirábamos más sabios y terminábamos con una oración.
Tiempos aquellos, tan estudiosos de la Biblia, tan orgullosos de todo lo que conocíamos.
Llevo mucho tiempo amando la Palabra de Dios, pero mi visión y mis expectativas recién han cambiado aparatosamente a medida que ha crecido mi confianza en Él.
En esos tiempos de juventud yo solía esperar un poco de consejo y un poco más de prudencia cuando leía la Biblia, por lo tanto esos eran los dividendos que recibía.
Ahora mis promesas  han aumentado, Dios les añadió sabiduría, bendición, fe y gozo, no son mis virtudes, estos baluartes me los ha dado Dios, están en su palabra, ahora se que puedo contar que su palabra  tiene Poder para que mis anhelos sean realidad.
Los desafíos que enfrento son más fuertes, las dudas que me asaltan son gigantes armados, necesito creer que sus Palabras tienen el Poder para hacer retroceder todas esas mentiras, para creer que estoy sana, que él me ha perdonado y que tengo una nueva oportunidad para vencer.
¿Envió su Palabra para sanarlos y así los rescató del sepulcro?
 
                       No pierdas de vista mis palabras,
                         guárdalas muy dentro de tu corazón.
                         Ellas dan vida a quienes la hallan;
                         son la salud del cuerpo?.
 
Ahora cuando estudio la Palabra le pido muchas veces que me haga una persona sana, que su Palabra habite en mí.
La Palabra Viva de Dios es Poderosa y está obrando en aquellos que anhelan vivir con el fuego del Espíritu, no te quedes viviendo un cristianismo corriente,  vive con el Poder de la Palabra en ti, obrando en ti.
Dios te Ama y su propósito se cumplirá con Poder en tu vida, ya no seas sordo al sonido de  su voz, medita en su Palabra, ponla en práctica y estarás en el camino justo de la Voluntad de Dios.
 
Martha V. de Bardales

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