[devocional-lunes] 01 de Mayo de 2006 – El temor reverente del Se?or.

Cristo, en los días de su carne,
ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y
lágrimas al que le podía librar de la muerte,
fue oído a causa de su temor reverente.
Y aunque era Hijo,
por lo que padeció aprendió la obediencia.

Hebreos 5:7-8.

El temor reverente del Señor

       En los versículos citados en el encabezamiento hallamos un impresionante resumen de los sentimientos y luchas de nuestro Señor, en particular de los momentos previos a la cruz relatados en los evangelios (Mateo 26:37-44; Marcos 14:32-42; Lucas 22:39-46). Entre otras razones, estos relatos fueron escritos para que entendiésemos algo del horror que nuestro Señor experimentaba con la perspectiva de ser desamparado por Dios en la cruz y de soportar el juicio de Dios por los pecados ajenos, cuyo rigor sólo él era capaz de comprender.

       Además de su clamor, lágrimas, ruegos y súplicas, muy propios para llenarnos de una inmensa gratitud y sincera adoración, vemos que el Señor fue escuchado ?a causa de su temor reverente? o ?de su piedad?. Dios respondió a su ruego porque toda la vida del Señor Jesús, todos sus hechos, palabras, milagros, oraciones y pensamientos eran la expresión de una comunión perfecta, constante e ininterrumpida con Dios.

       Mientras los discípulos dormían a causa de la tristeza, la súplica del Señor se elevaba a Dios su Padre, a quien en esta única ocasión llamó ?Abba? (Marcos 14:36). El Señor había venido para morir por los pecadores (Juan 12:27). No pidió que le fuese evitada la muerte, sino que fuese librado fuera de la muerte. Esta oración fue contestada cuando Dios lo resucitó de entre los muertos.

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