[devocional-viernes] 05 de Mayo de 2006 – En la tierra y en el cielo.

El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar su vida en rescate por muchos. 

Marcos 10:45.
El Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados. 
Lucas 5:24.

En la tierra y en el cielo

       Dios escogió la tierra donde habitamos para hacer de ella el escenario en el cual daría a conocer su gracia. En esta tierra el pecado entró y se perpetuó; aquí Satanás empleó su energía para el mal. Aquí también el Hijo de Dios se humilló, murió y resucitó. En esta tierra donde ha reinado el pecado, brilló la gracia; donde ha abundado el pecado, sobreabundó la gracia (Romanos 5:20).

       Ahora Jesús está en el cielo, oculto a los ojos de los hombres, pero en esta tierra será manifestado y visto por todos. Mirando desde el cielo el amor de Jesús hacia los hombres, los ángeles aprendieron a conocer las profundidades del amor de Dios; y en la tierra verán los resultados de ese amor. Donde Jesús el Hijo de Dios fue humillado, allí también será glorificado como Hijo del Hombre. La tierra es un minúsculo punto en el universo, pero lo que Dios hizo y hará en él es inmenso. La dimensión del planeta no es proporcional a la importancia de lo que ocurrió y ocurrirá en él.

       Para nosotros, los creyentes, los lugares celestiales son nuestra morada, pues somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, somos objetos de su amor. Hoy se busca y se reúne a los herederos. Mañana gozarán de su herencia celestial; y Cristo mismo será el jefe de una familia bendita en el cielo, por la eternidad. ?Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor? (Apocalipsis 21:4)

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