El Gnosticismo y El evangelio de Judas

Judas: ¿Amigo o Traidor? El Evangelio de Judas

Este texto no proviene del cristianismo original. Es un escrito de una de las numerosas sectas gnósticas que proliferaron en Egipto hace siglos: los cainitas.

Aunque expertos en ciencia, historia y teología han reconocido el valor histórico del documento, niegan cualquier conexión con la iglesia cristiana primitiva y las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.

«El Evangelio de Judas» es simplemente una interpretación errónea y romántica de un hecho bíblico, desarrollada literariamente por un grupo sectario gnóstico, los cainitas, en Egipto.

Estas 26 páginas fueron descubiertas en 1970 en El Minya, Egipto. Después de pasar de un comerciante de antigüedades a otro durante años sin recibir mayor atención, en abril del 2000, Frieda Nussberger-Tchacos, una conocida anticuaria de Zúrich, Suiza, compró el códice. A pesar de los intentos de Tchacos de promoverlo en círculos exclusivos de coleccionistas de antigüedades, varios expertos lo descartaron como poco importante. Incluso la Biblioteca Beinecke Rare Book and Manuscript de la Universidad de Yale decidió no comprarlo.

Atribuir este documento a Judas Iscariote es absurdo, ya que Judas se ahorcó el mismo día en que Cristo fue crucificado. Incluso si aceptáramos la hipótesis de que Judas no se suicidó, la datación del manuscrito nos habla de la imposibilidad de que el discípulo de Jesús haya sobrevivido hasta ese tiempo.

Según los textos del Nuevo Testamento, Jesús fue crucificado después de que Judas lo traicionara en el jardín de Getsemaní, vendiéndolo por 30 monedas de plata a las autoridades religiosas de la época y entregándolo a los romanos que ocupaban la región.

La restauración y traducción del códice del copto no fue realizada por National Geographic, como se ha afirmado erróneamente. En realidad, fue llevada a cabo por la Maecenas Foundation for Ancient Art, creada y financiada por la propia Frieda Nussberger-Tchacos para «investigar el papiro». Una vez traducido, se «demostró» que la traición se convirtió en un hecho glorioso para Judas Iscariote, ya que él fue el único que comprendió el mensaje de Jesús, quien le había pedido que lo entregara.

«Tú, Judas, ofrecerás el sacrificio de este cuerpo de hombre del que estoy revestido», dice el texto en copto.

Este concepto es propio de las sectas gnósticas como la de los cainitas. Los gnósticos eran eclécticos y tomaban elementos de diversas creencias para crear una doctrina que permitiera liberar al ser humano de las angustias de la vida. Los cainitas creían que Caín y Judas eran instrumentos de la voluntad de Dios contra la materia, considerada negativa.

El movimiento gnóstico surgió a finales del siglo II y principios del III en la provincia romana de Asia y en Oriente Medio, mientras que los cainitas aparecieron en el siglo III en Egipto. Estos textos ya eran mencionados por los primeros cristianos como Ireneo de Lyon, quien entre los años 180 y 200 escribió sus cinco libros Contra las Herejías, así como otros defensores de la fe cristiana que refutaron y demostraron lo erróneo y falaz de las doctrinas gnósticas.

Entre los siglos I y IV aparecieron más de cien «evangelios». Los canónicos son cuatro y son los que integran las Sagradas Escrituras, base de la fe cristiana y Palabra revelada por Dios.

Conocer lo que pensaba un movimiento religioso o filosófico en esa época sirve para la historia de la teología, pero no modifica las enseñanzas de la Santa y Sagrada Palabra de Dios dada a su iglesia.

Judas y el Cristianismo

La figura de Judas Iscariote ha generado mucha discusión, especialmente en vísperas de Semana Santa.

Para algunos, Judas tuvo una existencia trágicamente perfecta. Prefieren verlo como el discípulo obligado a traicionar al Maestro, no por maldad sino como muestra de amor. Esta hipótesis ya apareció en la película de Martín Scorsese, «La última tentación de Cristo», que muestra las cosas como a muchos les gustaría que fueran, pero no como sucedieron realmente.

A menudo, parece que Judas fue un actor necesario para que se desatara el drama de la Pasión de Nuestro Señor. Sin embargo, es importante recordar que Jesús entregó voluntariamente su vida para nuestra salvación. De hecho, el mismo Jesús lo expresa: «Nadie me la quita (la vida), sino que yo de mi mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre» (Juan 10:18). Su amor por nosotros lo llevó a enfrentar la muerte, para restaurar la relación del hombre con su Creador.

Además, si Judas no entregaba a Cristo, ¿este no nos salvaba? Debemos preguntarnos por qué crucificaron a Jesús en realidad. Los Evangelios canónicos relatan que Jesús fue acusado de blasfemo y de haberse proclamado Mesías (Rey de los judíos). Su delito fue haber confrontado con los poderes religiosos y políticos. Esa era razón suficiente para ser repudiado, humillado y asesinado. Por lo tanto, un Judas en ese contexto podría haber sido un personaje accidental, no principal. Sin embargo, Dios Todopoderoso, en su infinita sabiduría, misteriosamente decidió resolver nuestra redención de la forma y manera que nos relata inconfundiblemente la Biblia y sus Santos Evangelios.

Lic. Alberto Ávila
Fuente: ACIERA ON LINE viernes 14-04-2006

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