[Devocional_Diario] A las que no se quieren someter

Devocional Cristiano – A las que no quieren someterse

«Por lo tanto, si le parece bien a su Majestad, emita un decreto real, el cual se inscribirá con carácter irrevocable en las leyes de Persia Y Media: que Vasti nunca vuelva a presentarse ante su Majestad, y que el título de reina se lo otorgue a otra mejor que ella» Ester 1:19

La reina Vasti fue depuesta, perdió el favor de su esposo porque se negó a ser expuesta como artículo de lujo delante de sus alegres amigos. Para el rey ella era una de sus más caras posesiones de lujo, y este banquete que ofrecía a los altos dignatarios y embajadores era oportuno para que ella realzara el festín con su majestuosa belleza, pero la soberana no aceptó la invitación-orden, ella no sería exhibida como cualquier pertenencia del rey y menos a un grupo de alegres invitados. La reacción de los consejeros del Rey fue inmediata, yo me atrevería añadir que exagerada, se preocuparon de las repercusiones que tal respuesta traería al reino:

¡El día en que las mujeres de la nobleza se enteren de la conducta de la reina, les responderán de la misma manera a todos los dignatarios de su Majestad! ¡Entonces no habrá fin al desprecio y a la discordia! Ester 1:18

¡Que horror una esposa rebelde y contestona, una mujer desobediente y traicionera! Ellos se vieron inmediatamente identificados con el Rey y se visualizaron como pobres hombres sin autoridad y manejados por esposas hoscas y tercas. Entonces inmediatamente redactaron el decreto, tenía que firmarlo el Rey, era necesario convencerlo que debía ser un documento irrevocable, inapelable y forzoso, nadie podría cuestionar esta ley, y si una rebelde osaba levantarle la voz a cualquier victima-esposo la carta de repudio la echaría patitas a la calle.

«Así, cuando el edicto real se dé a conocer por todo su inmenso reino, todas las mujeres respetarán a sus esposos, desde los más importantes hasta lo menos importantes. Entonces envió cartas por todo el reino, a cada provincia y a cada pueblo, proclamando en la lengua de cada pueblo que todo hombre debe ejercer autoridad sobre su familia». Ester 1:21-22

El consejo de los sabios no tenía nada de carácter político, la preocupación era claramente doméstica, imagino que este pueblo sin Dios, sin temor, sin Palabra Divina, carecía de hogares santos, de hombres prudentes, de mujeres sumisas, de hijos obedientes y esposas virtuosas, eran frecuentes entonces los arrebatos de terquedad, rebelión y libertinaje como el que hizo gala Vasti, la Palabra no dice por qué ella se rebeló de este modo, pero la frase que los consejeros del rey levantaron como salida es muy importante:

«Y que el título de reina se le otorgue a otra mejor que ella» 1:19

Claro que iba a ser mejor la que iba a suceder a la reina rebelde, era mejor porque era una mujer del pueblo escogido por Dios, ella era mejor porque conocía su papel como mujer en el plan de Dios, era mejor porque sabía que la sumisión no significaba invalidez, mutilación o esclavitud, la sumisión como ella aprendió eran un sinónimo de dar honor a la cabeza de su hogar, el respeto y la obediencia no eran un castigo. Ella sería corona de su esposo, más que reina con corona, ella sería la corona que adornaría la vida de su esposo:

«La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos» Proverbios 12:4.

Las intenciones de los consejeros del Rey no me convencen, mejor no pierdo tiempo pensando en sus argumentos, en cambio me quedo con la frase que ellos apuntarían, ellos irían en busca de la «mejor» y la mejor fue una mujer que temía al Verdadero Dios y estaba dispuesta a sujetarse a toda las circunstancias con tal de cumplir con la voluntad de Él. Ester pudo gobernar porque fue respetuosa y diligente, ella pudo gobernar al lado del Rey porque el poder que asumió no fue el pretexto para ser una reina aprovechada y servida, ella más bien fue responsable y su recompensa fue grande:

«El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado» Proverbios 123:24

A ninguna mujer de este siglo le gusta mucho el tema de la sumisión, a ninguna mujer de mi Iglesia se le ocurre pedirme que predique sobre este álgido y embarazoso «inconveniente» en la vida cristiana. Pero con amor les hablo sobre todos los temas Bíblicos y cada vez que me topo con las historias bíblicas de estas mujeres santas lo primero que resalta es esta virtud. ¡Al hecho pecho! Si me callara no sería buena Atalaya, entonces aunque me digan anticuada e incluso corra el riesgo de ser borrada de sus contactos, debo decir: Ester fue la mejor y fue mejor porque era una mujer que temía Dios y lo que la hizo la MEJOR fue sobre todo lo que la diferenció de la rebelde Vasti: Su Sumisión.

«Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa, Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo» I Pedro 3:1-5

¡A vivir sumisamente mis amadas hermanas, este es el mejor regalo que le podemos dar a Dios!

Con amor

Martha V. de Bardales Mas de 300 devocionales y estudios

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