[devocional-domingo] 20 de Agosto de 2006 – Treinta piezas de plata.

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Pesaron por mi recompensa treinta siclos de plata? Tomé pues los treinta siclos de plata, y los eché al alfarero.  Zacarías 11:12-13, V.M. Judasí dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.  Mateo 26:14-15. Treinta piezas de plata

       El Antiguo Testamento contiene más de 300 textos que anuncian de antemano los padecimientos de Cristo y describen las circunstancias que acompañaron la vida de Jesús en la tierra y su muerte en la cruz.

       Cinco siglos antes del nacimiento de Cristo, el profeta Zacarías reveló con exactitud el precio que se pagaría a Judas por su traición: treinta piezas de plata. También anunció que ese dinero, devuelto por el traidor, sería utilizado para la compra del campo del alfarero. Como las demás profecías, ésta se cumplió con una precisión perfecta. El precio pagado por los jefes de los judíos fue treinta piezas de plata. Luego Judas, atormentado por el remordimiento al ver que Jesús había sido condenado, las devolvió a los principales sacerdotes, quienes dijeron: ?No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas?. Y usaron, pues, ese dinero para comprar el campo del alfarero, que destinaron para sepultura de los extranjeros (Mateo 27:6-7).

       Por cierto, los jefes de los judíos no obraron así para que se cumplieran las profecías que los condenaban. Todo lo que había sido anunciado debía cumplirse. Pero esos hombres, religiosos e incrédulos a la vez, aunque conservaban celosamente las Escrituras de las cuales eran depositarios, no las entendían. Así, cumplieron la profecía sin saberlo.
 

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