[Devocional_Diario] ¡Ustedes son culpables de mi tristeza!

¡Ustedes son culpables de mi tristeza!

«Ustedes tendrán la culpa de que este viejo se muera de tristeza»  Génesis 42: 38

Jacob no dudó en amenazar a sus diez hijos si algo malo le pasaba a  su pequeño Benjamín. Seguramente considerando que ellos fueron directa o indirectamente los culpables de todos esos años que vivió como sepultado en una profunda tristeza, sin esperanza ni paz, la pérdida de su querido José nunca pudo ser aliviada por nadie ni nada, ni siquiera su pequeño Benjamín había logrado suplir al hijo que le dio su amada Raquel. Por eso la tristeza, más que los años
vividos, fueron los que acababan con la vida de Jacob, acaso hasta cuando miraba a Benjamín recordaba que su nacimiento provocó la muerte de la única mujer que realmente amó, y el hijo de ambos, su José, ya no estaba, fue tan poco el tiempo que disfrutó de su alegría y sus sueños, ya no existía, cómo no estar triste, ¡Cómo no querer la muerte si ya no hay nada que alegre mi corazón!.

«Los ojos se me nublan de tristeza. Yo, Señor, te invoco cada día y hacia ti extiendo las manos» Salmo 8:9.

Cuando el corazón se llena de tristeza la vida se desvanece. «La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando» Salmo 31:10. Así interpretaba el salmista la zozobra de la tristeza, es un sentimiento que acaba con la esperanza, la fe y hasta el amor.
La persona que está desconsolada es un aspirante seguro a alcanzar el título de pesimista, sus señales más evidentes son su abandono, fastidio, apatía, prejuicio y martirio. El que llega a sentirse así ha pasado de una condición de víctima a un latente agresor.

El que se siente triste no es un ingenuo melancólico que no piensa nada malo, todo lo contrario, el apagado a analizado todos los hechos hasta llegar al culpable de su congoja y solo, se echa a morir de dolor.

«Cuando esperaba lo bueno, vino lo malo, cuando buscaba la luz, vinieron las sombras, el tono de mi lámpara es de lamento, el son de mi flauta es de tristeza» Job 30:26.

El deprimido no es un solitario intencionalmente dice él, al contrario, las fallas de los demás lo han llevado a esta postración, por eso está triste, por culpa de aquellos que no percibieron su bondad.
¿A cuántos les has echado la culpa de tus tristezas? Quizá no has declarado como Jacob: «Ellos tienen la culpa que me muera poco a poco de tristeza» pero si  sigues triste y no sales de tu apatía, sería mejor que evalúes si no será mejor que en vez de seguir culpando, le pides a Dios que te devuelva el gozo.

«Yo te libraré de las tristezas, que son para ti una carga deshonrosa.En aquel tiempo yo mismo me ocuparé de todos los que te oprimen, salvaré a la oveja que cojea y juntaré a la descarriada». Sofonías 17:18

Si, la persona que está sumergida en un pozo de tristeza lleva sobre si una carga deshonrosa que no le permite salir de ese hoyo oscuro de depresión, pudiendo ser libre, él mismo ha escogido seguir cargando cual servil esclavo el peso sombrío de su deshonor.  Es un esclavo de su desolación, el pesimismo lo ha encadenado.
Tu padre quiere quitarte ese dolor, él quiere secar tus lágrimas, defenderte de todo acusador, quiere sacar la cara por ti, devolverte paz y alegría, salvarte porque tú eres su ovejita. ¿Te has lastimado?

¿Otros te han herido? Ya no importa, no busques culpables, mejor perdona, no te aferres a la tristeza, Dios se encargará de cuidarte hasta que te puedas volverte  a parar, brincar, correr de gozo y quizá hasta buscar a la otra ovejita que se torció para que la ayudes a volver al rebaño del buen Pastor.

«Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación»

Martha V. de Bardales
Iglesia Bíblica Emmanuel de la Molina.

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