A veces nos preguntamos si durante nuestro transitar por este mundo dejaremos una marca que pruebe de nuestra existencia. ¿Cómo sabrán de nosotros futuras generacionesí ¿Cómo podríamos dejar un legado para nuestra sociedad? ¿Sabrán otros que fuimos creyentesíLa respuesta es un rotundo sí: por medio de nuestros hijos. Las cosas que enseñemos a nuestros hijos se transmitirán de generación en generación. Si usted instruye a sus hijos, tanto de palabra como de hecho, en los principios bíblicos, ellos seguirán en sus pasos.
Timoteo tenía una herencia espiritual. Su abuela Loida y su madre Eunice eran fieles creyentes del Señor. Pablo vio la misma devoción en Timoteo, quien la recibió de sus parientes.
Si sus hijos siguen sus pasos, ¿qué lugar tendrá Cristo en sus vidasí ¿Serán hombres y mujeres de oración? ¿Cultivarán relaciones basadas en principios bíblicosí ¿Será la Palabra de Dios parte importante de sus vidasí ¿Serán fieles al Señor?
No basta con decir a sus hijos que hagan lo que usted dice. Ellos se fijan en todo. Para transmitirles los principios bíblicos, deberá mostrarles el lugar que Cristo ocupa en su vida. Sus hijos lo verán y seguirán su ejemplo (Proverbios 22:6).
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