Cuento Bíblico: MI BIBLIA Y YO

CUENTO: «MI BIBLIA Y YO» Tomado del Libro: El mundo de los amigos. Jesús nos ayuda a encontrarlos. (Consejo Unido de Educación Cristiana) Adaptación: Milka Charbonier

Como todos los domingos, se abrió la puerta del salón y los chicos entraron corriendo. La maestra Laura preguntó quién se había acordado de traer lo que ella había pedido la semana anterior. Muchos se habían olvidado… otros habían buscado, pero sin encontrar lo que Laura pidió. Entonces, Andrés mostró lo que él había conseguido. Y digo bien: había conseguido, sí, porque ¿Qué trabajo le costó que sus padres se lo dejaran llevar!!! Con mucho cuidado, abrió la caja y apareció un libro grande, precioso, con tapas hermosamente encuadernadas. Tenía muchísimas páginas con escritura y otras hojas ilustradas a todo color, de papel brillante y satinado. Andrés dijo que sus padres tenían ese libro desde hacía unos 15 años. Era la Biblia de su familia. Estaba tan impecable, tan nueva, que parecía recién salida de la librería… hasta la caja estaba flamante! La maestra preguntó si alguien más había traído una Biblia. (PEDIR A LOS CHICOS LAS BIBLIAS QUE TRAJERON Y PONERLAS SOBRE LA MESA)

Marta, también con mucho cuidado, sacó una Biblia de su bolsito. Era una Biblia un poco más pequeña, de tapas bastante gastadas. Cuando la abrió, aparecieron varias partes subrayadas con distintos colores, algunas palabras anotadas en los márgenes; también encontraron una flor tan seca como un papel, una tarjeta que decía «feliz día», y una foto de cuando los abuelos de Marta eran novios. Se oían muchos comentarios de los chicos, mientras miraban la Biblia y la otra, comparando el tamaño, las tapas, los colores… Casi todos estaban deslumbrados con la Biblia de Andrés. A uno de los chicos se le ocurrió señalar algo con el dedo, pero Andrés no lo dejó ni tocar el libro, porque en su casa la Biblia no se tocaba. -Mis padres dicen que hay que guardarla en la caja – explicó Andrés. En ese momento, Marta le estaba mostrando a una compañera unas marquitas de colores, que ella y su abuela habían hecho para encontrar mejor las partes de la Biblia que ellas acostumbraban a leer. Poco a poco todos fueron haciendo silencio para escuchar a Marta. Se notaba que ella sabía muy bien dónde encontrar en su Biblia unas aventuras como las de Jonás, que cuando se estaba ahogando, una ballena se lo tragó… ¡y lo llevó vivo!, hasta la orilla del mar, para que cumpliera con algo importante que Dios le había mandado hacer. También sabía la historia de un muchacho que luchó contra un gigante para defender a su pueblo, y lo venció, a pesar de que sólo iba armado con una honda y algunas piedras. Pero claro, ustedes conocen esta historia también, y saben quién era el muchacho.

(DAR LUGAR A RESPUESTAS)

Y también saben por qué fue que venció? (DAR LUGAR A RESPUESTAS, Y PREGUNTAR SI ALGUNO SE ANIMA A ENCONTRAR ESA HISTORIA DE DAVID Y GOLIAT EN LA BIBLIA. Está en 1 Samuel 17. O alguna otra de las que hemos estudiado) Pues la Marta de nuestro cuento, sabía esta historia y muchísimas más, tan asombrosas como todo lo que Jesús fue capaz de hacer para enseñar a sus amigos y para ayudar a los más necesitados.

Y nosotros, ¿En qué estado están nuestras Biblias? ¿Nuevas y lindas, pero cubiertas de polvo por la falta de uso? ¿O gastadas, como la Biblia de la niña del cuento, llena de marcas, llena de tarjetas, flores secas, fotos, oraciones, pensamientos, indicadores de la vida que ha pasado por esas páginas? Aquí sobre la mesa tenemos varias Biblias relucientes, pero hay una razón: son nuevas. La Escuela Dominical de Cosmopolita recibió una donación de parte de miembros de iglesia, que expresaron su deseo de que esa donación se usara en algo que quedara, que sirviera; y entre los maestros decidimos que lo mejor que podíamos hacer era comprar Biblias, de las que tienen letras grandes, para que los chicos puedan leer con más facilidad, para que todos tengan la oportunidad de tener una en sus manos cuando llega el domingo.

Ahora, volviendo al tema en que estábamos, ¿en qué estado están nuestras Biblias? Porque ello reflejará el lugar que ella ocupa en nuestra casa, en nuestra vida. Preguntémonos: ¿qué lugar ocupa la Palabra de Dios en nuestras casas? ¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en nuestras vidas?

  • INVOCACIÓN: (Silvia)
  • CANTO: «Yo sé Jesús»
  • LECTURA: Salmo 33:4-9; 12 (Iris)
  • CANTO: «Te alabarán oh Señor todos los reyes»
  • ORACIÓN: Confesión- Perdón (Silvia)
  • CANTO: «Fuerza Él nos da»
  • LECTURAS: 1 Samuel 17: (María y Facundo) 1 Reyes 3: 5 -12 (Leticia Beux o Mariana y Leticia B.) 1 Reyes 8: 23 y 24 (Lucas); 27- 30 (Ramiro)
  • CANTO: «Dios entre tus manos»
  • CUENTO: «Mi Biblia y yo» (Milka); Reflexión: (Estela)
  • OFRENDA: Cantamos «Carnavalito»
  • ORACIÓN: Intersección (Estela)
  • CANTO: «Mil voces para celebrar»
  • AVISOS
  • ENVÍO- BENDICIÓN (Milka)
  • ORACIÓN CANTADA: «Si tú hablas con Dios»

Enviado por Leticia Benech

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