Mujer Cristiana – Jesús y la oración

Mujer Cristiana – Jesús y la oración

¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a rescatar a su pueblo! Nos ha enviado un poderoso salvador, un descendiente de David, su siervo [Lucas 1,68 – 69 ].

Jesucristo es Aquel que ha de ser presentado como el único camino que nos conduce al Padre; clavado en la cruz es nuestro perdón y causa de nuestra salvación. Junto con el perdón de Dios en Cristo hemos recibido nueva vida en Él; el Padre Dios nos ha comunicado el Espíritu Santo y obra milagros entre nosotros por nuestra fe en el Señor y por creer en su Evangelio.

Esto es lo que había prometido en el pasado por medio de sus santos profetas : que nos salvaría de nuestros enemigos y de todos los que nos odian, que tendría compasión de nuestros antepasados y que no se olvidaría de su santa alianza [Lucas 1,70 – 72] .

Todos estos dones provienen del amor gratuito que Dios nos tiene, y no son producto de nuestra fidelidad a la Ley [Gálatas 3,2 ]. No queramos pues, cambiar la gracia de Dios como salvación nuestra, por una marca en la carne, pues entonces los dones de Dios en nosotros habrían caído como en saco roto.

Este es el juramento que había hecho a nuestro padre Abraham : que nos permitiría vivir sin temor alguno, libres de nuestros enemigos, para servirle con santidad y justicia, y estar en su presencia toda nuestra vida[Lucas 1,73 – 75] .

Los dos discípulos ante quienes Jesús se apareció camino de Emaús abrieron los ojos y lo reconocieron [Lucas 24,30 – 31] cuando Jesús, ya sentados a la mesa, tomó el pan, lo bendijo y lo partió para ellos. Muchos de nosotros hubiésemos querido estar en ese momento para sentir como ellos que el corazón ardía en el pecho[Lucas 24,32 ]. Los gálatas no estuvieron presentes en Jerusalén para presenciar la crucifixión de Jesús ni su resurrección, pero Pablo les dijo que se los había mostrado ante sus propios ojos [Gálatas 3,1] pues por el Espíritu Santo recibieron una revelación tan poderosa de Jesús como la de los dos discípulos de Emaús.

Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! [Lucas 11,13 ].

Nuestro Dios y Padre quiere que nosotros pongamos nuestra esperanza de salvación únicamente en Cristo, muerto y resucitado por nosotros, para nuestra salvación. Acudamos al Señor para que nos fortalezca y nos ayude, pues Dios es fiel a sus promesas. Él jamás se ha olvidado de nosotros. A pesar de nuestros pecados e infidelidades, Él nos ha buscado como el pastor busca a la oveja descarriada; el Señor es nuestra fuerza salvadora; Él no nos quiere lejanos, sino cercanos a su corazón de Padre, lleno de amor por nosotros.

¡¡¡Jesús, mi Señor, quiero fijar la mirada en Ti y dejar que tu Espíritu Santo me llene el corazón de tu verdad y amor!!!

Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.

Protejamos nuestra Biodiversidad y el Medio Ambiente[Génesis 2,15 ]

Juan Alberto Llaguno Betancourt

Lima – Perú – SurAmérica

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