Mujer Cristiana: ¿A Quién Tengo Yo En Los Cielos?

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Mujer Cristiana: ¿A Quién Tengo Yo En Los Cielos?

¿A QUIÉN TENGO YO EN LOS CIELOS?

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. (Salmos 73: 25-26)

Que bien se siente, cuando tenemos alguna necesidad, y sabemos que contamos con alguien que nos puede brindar su ayuda, en forma efectiva. Cuando nuestros hijos no han pasado el examen de admisión para entrar a alguna institución educativa, y el director es nuestro amigo, basta una llamada telefónica, y el niño es admitido.

Cuando vamos a visitar a un gran amigo, que se encuentra grave en un hospital, y ya paso la hora de visita, pero el administrador es conocido nuestro, pedimos hablar con él, y entramos con una sonrisa.

Cuando necesitamos un préstamo bancario, y no reunimos los requisitos para obtenerlo, pero somos amigos del gerente, el préstamo es otorgado en un par de horas.

Cuando a nuestro hijo, lo llaman obligatoriamente a prestar su servicio militar, y no hay forma de retenerlo, si el capitán del ejército es familiar nuestro, el joven, sale exonerado.

Esas ayudas en la vida, nos hacen sentir bien, pero se terminan; de un momento a otro, los que estaban en puestos influyentes son removidos, y nos vamos quedando solos; los amigos se van; otros nos traicionan, y poco a poco el río de posibilidades de nadar por nuestras fuerzas, se va secando.

Eso siente la mujer que queda sola, cuando el esposo la abandona, sus hijos también. Así se siente, aquel empleado fiel, que por muchos años ha servido a un solo jefe, y un día, sorpresivamente es despedido, sin ninguna recompensa.

También se siente morir, aquella madre, cuyo hijo, se ha entregado al vicio del licor o a las drogas, y ya no le importan su esposa ni sus hijos.

En igual condición se siente, aquel pastor, que tiene que pasar por diversas pruebas a fin de agradar a aquel que lo tomo por soldado. Y en ese firmamento de tristeza se verá un día, cada oveja, cuando por la causa de Cristo, es vituperada. Pero el salmista Asaf se pregunta y se responde:

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. (Salmos 73: 25-26)

Aunque su carne y su corazón desfallezcan en la tierra, podemos contar con Dios, con su amor, con su poder, con su misericordia, y que Él obrará a favor nuestro. Así como es de grande el universo, así es su amor, inmenso, y con toda seguridad, siempre está de nuestra parte para brindarnos el oportuno socorro.

Oración: Padre Santo, venimos ante tu majestad Gloriosa, a confesar nuestra debilidad, queremos ser sinceros y decirte que sin ti, nada somos; las fuerzas se nos agotan y la esperanza misma se marchita con el paso de los días.

Gracias, Amado Dios, Jehová de los Ejércitos, por ayudarnos; levántanos del polvo, llénanos de vida, alégranos los días, y haz resplandecer tu rostro sobre nuestras almas sedientas, angustiadas, y necesitadas de tu Santo Amor. En el nombre de Cristo Jesús, Amen y Amen.

Escrita DESDE LA CAPITAL DEL SOL, MIAMI FLORIDA JOSE LUIS las reflexiones de Jose Luis G.(Md.& Dr.), son originales, con Derechos Reservados y autoriza al pueblo de Dios para compartirlas, y colaborar en el engrandecimiento del Reino de Jesucristo.

Adaptada por Laura Cordero

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