¿Oveja o Cabra?

«Así dice el Señor Omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño.  Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado»  Ezequiel 34:11-12

Antes que supiese que iba a predicarles tuve mi tiempo a solas con Dios pidiéndole que me hable y el Señor me llevó a esta cita de Ezequiel treinta y cuatro, cuando la leí me identifiqué inmediatamente con la oveja, es más fácil ser oveja parece que a ella siempre la alimentan rico, la enderezan en el buen camino y encima la defienden de lobos y diablos,  por eso no me gusta mucho cuando me dicen «pastora», porque más bien a los pastores no les va muy bien que digamos, ellos siempre pagan el precio si una de ellas se desvía, si una oveja desfallece de hambre el pastor tiene la culpa y si algún corderito  se siente desprotegido es por pura culpa del mal pastor, esto de ser pastor es  una responsabilidad muy seria y como que mejor que el pastor sea mi esposo y yo una oveja más. Cómo empecé leyendo Ezequiel  por el verso once del capítulo treinta y cuatro y quise ser oveja y no pastora mejor decidí leer todo el capítulo no sea que el Señor se enoje conmigo por ser sabida así que empecé otra vez a leer pero ahora desde el principio:

«El Señor me dirigió la Palabra: Hijo de Hombre, profetiza contra las ovejas de Israel; profetiza y adviérteles que así dice el Señor Omnipotente: ¡Ay de ustedes, pastores de Israel, que tan sólo se cuidan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño?  Ustedes se beben la leche, se visten con la lana, y matan las ovejas más gordas, pero no cuidan del rebaño»  Ez. 34:1-3.

Yo ya sabía que no me iba a convenir que empezase por el inicio! ¡Ya sabía que los pastores somos los culpables de todo! ¿Quién me mandó a meterme en este oficio? ¡Con razón mi padre me decía que no entre al Seminario y menos que me case con un pastor!  Pero si mi propio Padre era pastor por eso sabía ¡en lo que su pequeñita se metería! Dios ya había decidido darme duro desde que empecé con este capítulo, así que tuve que seguir leyendo,empezó con decirme que pobre de los pastores que sólo se cuidan a sí mismos pero luego vendría algo más directo, continuó con algo peor:

«No fortalecen a la oveja débil, no cuidan de la enferma, ni curan a la herida; no van por la descarriada ni buscan a la pérdida.  Al contrario, tratan al rebaño con crueldad y violencia.  Por eso las ovejas se han dispersado: ¡por falta de pastor!  Por eso están a la merced de las fieras salvajes». Ez. 34:4-6.

Aquí me detuve y le dije sinceramente a mi Padre Celestial,»Un momentito Señor, yo te dije que me hablaras y ahora me estas diciendo estas cosas tan terribles, yo sé que no son verdad, todos los días trato de cuidar a tu rebaño, trato de entender tu Palabra y todo lo que me enseñas yo se los enseño a ellas, ¿acaso mi corazón no esta abierto ante tus ojos? ¿Acaso no ves que todo lo que hago es servirles cada día? es verdad que a veces me cansa perseguirlas cuando se dispersan o se deprimen, es cierto que me falta más paciencia y tolerancia, es cierto que no he visitado suficiente, es cierto que no he buscado a todas las enfermas, es cierto también que cuando vuelven a caer en el mismo círculo vicioso me decepcionan y hasta me frustran y es cierto que algunas se me han perdido? pero, entonces si me estás hablando a mi, ya me estaba poniendo terca y no quería ver mi condición.

¡Con razón me convenía ser más oveja que pastor! En varios libros de la Biblia se denomina pastores no sólo  a los que ejercían el oficio de cuidar el rebaño animal, sino también a los profetas, sacerdotes, discípulos, padres de tribus, jueces y también a los reyes. Por ejemplo, en estos versos de Ezequiel el profeta hablando en nombre de Dios les encara a los reyes de Israel porque cada reinado de ellos estuvo marcado por un terrible abuso al pueblo escogido por Dios, no se preocupaban nada si vecinos enemigos los capturaban y los hacían esclavos, no les importaba que saqueasen el templo, ni que tomasen de sus objetos sagrados, y encima de todo lo malo les exigían tributos exorbitantes que más bien los dejaba a los pobres súbditos sin comida ni abrigo.  Por eso el profeta denunciaba: «matan a las ovejas más gordas» porque al matar a los ricos se quedaban con sus bienes y tierras. ¡Que bueno que estudie exégesis del Antiguo Testamento! 

Estos versos son para esa época y no para mí…  Un momentito, hace unas líneas arriba habías empezado a darte cuenta que era Palabra Viva de Dios para ti, deja el estudio y sigue aplicándolo a tu vida: «Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra sin que nadie se preocupe por buscarlas.  Por tanto, pastores, escuchen bien la palabra del Señor: Tan cierto  como que yo vivo afirma el Señor Omnipotente, que por falta de pastor mis ovejas han sido dispersas y han estado a merced de las fieras salvajes.  Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos pero no de mis ovejas».  Ez. 34:6-8

La responsabilidad de aquellos que hemos tomado el servicio pastoral es algo serio, es decir demanda disciplina, santidad y renuncia a el ego, porque si quieres pastorear pero no tienes la disciplina de profundizar en el mensaje Divino, no tendrás nada  para comunicar, si anhelas ser pastor pero no buscas la santidad en tu carácter, en tus anhelos, sobre todo en tu relación familiar, qué modelo puedes dar; y si deseas ser pastor pero tienes un EGO del tamaño de tu cuerpo, en vez de matarlo, en el pastorado te crecerá el doble o triple con los halagos, engreimientos y privilegios propios de los pastores «bendecidos».

La Palabra de Dios por supuesto que nunca se equivoca y entonces Dios decidió darme duro con el martillo que parte la roca en dos y tuve que reconocer que si soy pastora no es para que me llamen por ese título privilegiado (que a propósito no esta en la Biblia)sino para ser servidora a sus hijas, testigo de un Dios vivo y real que sigue obrando con poder  y un testimonio autentico de una mujer que se arrepiente cada día y le ruega a Dios que siga transformando su vida para parecerse a él.

Dios me dijo que no sólo es mi obligación sino la responsabilidad de todas y cada una de las que hoy nos hemos congregado aquí.  El contrato de mi pastorado tiene el sello de Dios y mi firma, a él le daré cuenta si cumplo con vehemencia y honor el encargo que él me ha otorgado. Pero nosotras mis amadas hermanas, le daremos también cuenta a él si hemos cumplido con pastorear nuestro pequeño rebaño: ¿Qué les parece? Si un hombre tiene  100 ovejas y se le extravía una de ellas, ¿No dejará las 99 en las colinas para ir en busca de la pérdida? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las 99 que no se extraviaron.  Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños» Lucas 15:4

¿Quiénes forman parte de tu pequeño rebaño?  ¿Andan descarriadas a merced de las fieras salvajesí ¿Crees que no eres responsable de sus erroresí Lamento decirte que no hay excusa que valga para Dios cuando se trata de exigir nuestra responsabilidad, estamos en deuda con él por cada oveja perdida. «Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas»  Ez. 34:10.

«Pero yo no me he apresurado a abandonarte y dejar de ser tu pastor, ni he deseado que venga el día de la calamidad» Jeremías 17:16. Que pastor tan diferente fue nuestro Señor, él no espera que nos demos golpes, ni que nos caigamos en el fondo del abismo para recien ya bastante golpeados recogernos y decirnos: «te lo dije»…

Nuestro modelo del buen Pastor es Jesús, él no desea nuestro mal, ni espera que nos venga el desastre para que aprendamos la lección, el cual pastor amoroso sigue en la búsqueda de las que perdieron el rumbo, de las perniquebradas y dolidas, busca a sus extraviadas para pegarlas a su pecho:

«Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos, los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas»  Isaías 40:11.

El trabajo del buen pastor no es un modelo para colocar en un cuadro y admirarlo como algo extraordinario, pero imposible de poner en práctica, creo firmemente que Dios le dicto al profeta las características del buen pastor para anunciar al que sería el Mesías que pastorearía la grey espiritual de la que formamos tu y yo parte, pero también Jesús retomó la enseñanza para darnos ejemplo de cómo debemos cuidar de cada ovejita de nuestra manada pequeña.

«Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado.  Las haré pastar en los mejores pastos, y su aprisco estará en los montes altos de Israel.  Yo mismo apacentaré a mi rebaño, y lo llevaré a descansar.  Lo afirma el Señor Omnipotente.  Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las que estén heridas y fortaleceré a las débiles, yo las pastorearé con justicia»  Ez. 34:12-16

¿Qué lindo es sentirse una oveja cuidada y protegida!  ¡Qué maravillosa sensación el saberse defendida por el buen pastor! Pero la Palabra no sólo está para indicarnos que él es el buen pastor y está allí para nosotros, su mensaje nos pide también que imitemos su labor, con el mismo compromiso debemos cuidar de las ovejas que él nos ha dado: «Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a cu cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.  No sean tiranos  con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño»  I Pedro 5:2-3 El buen pastor nos da el  ejemplo:

El busca y cuida al rebaño.  Jeremías 23:3-4; 50:6 El las rescatará del día oscuro.  Isaías 17:2b, Salmo 23:4. Apacentará a las ovejas las hará pastar en los mejores pastos. Juan 10:9; Sal.95:7; Sal 100:3. Nos hace descansar.  Salmo 23:2; Isaías 14:30 a;  Jer. 33:12. Recoge a las extraviadas Sal. 71:21 Venda a las heridas Sal.86:17, Sal. 119: 175–176 Fortalece a las débiles Apoc. 8:17 Pastorea con justicia Ez. 34:16                                                                                                                        ¡Así quién no quiere ser oveja!  Hasta aquí recibí la exhortación de mi Padre y continué leyendo porque esperaba el verso que consolara al pastor arrepentido, pero me encontré con otra advertencia, pero esta vez, a las ovejas:

«En cuanto a ti rebaño mío, esto es lo que dice el Señor Omnipotente: Juzgaré entre OVEJAS y OVEJAS, y entre CARNEROS y CHIVOS.  ¿No les basta con comerse los mejores pastos, sino que tienen también que PISOTEAR lo que queda? ¿No les basta con beber agua limpia, sino que tienen que ENSUCIAR el resto con las patasí  Por eso mis ovejas tienen ahora que comerse el pasto que ustedes han pisoteado, y beberse el agua que ustedes han enturbiado»  Ez. 34:17- 18

La mayor diferencia entre los carneros, ovejas y chivos además de la lana, leche y carne es el AMOR, mientras la oveja es sumisa,obediente y además inteligente (es capaz de reconocer hasta 50 diferentes rostros de animales y seres humanos) el chivo es terco y casi tan necio como el asno más ignorante, la oveja reconoce bien la cara de su pastor y distingue su voz entre muchos  otros pastores, pero el chivo no guarda lealtad con nadie, sencillamente es egoísta y hasta egocentrico, se cree dueño del mundo y por eso no le importa la cara de nadie, salvo si gana algo con cualquier otro rebaño. Por eso la oveja delicada y sumisa a la hora de beber agua del río, aproxima su hocico con cuidado al borde del agua, no la ensucia ni fastidia a nadie cuando es hora de pastar, pero el chivo, tan tosco y necio, mete las pata sucias con estiércol en el agua que todos beberán y termina enturbiando todo lo que esta en su paso.

¡Que tal comparación hizo el profeta! ¡Nos representa como ovejas y chivos! Las ovejas sumisas y de carácter manso y apacible, obedientes y leales a su pastor, dispuestas a seguir a su director al sólo el sonido de su voz, leales hasta dejarse extraer su propia leche que alimentará a su dueño, sumisas a la hora de entregar su lana que vestirá a la familia del pastor, ¡que diferentes las cabras! Tan diferentes con  caracteres complicados y rebeldes, tan tercos e incapaces de obedecer, y encima sin cuidado de vigilar si su conducta dañará a otros compañeros, ensuciando todo lo que tocan, enfermando a cuanta oveja camina a su lado.¿Les parece un cuadro conocido?

El Señor sabía que nos tocaría enfrentarnos a ellos por eso dijo: «Cuídense de los falsos profetas.  Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos vestidos de ovejas.  Por sus frutos los conocerán». Mateo 7:15

«Por eso, así dice el Señor Omnipotente: Yo mismo voy a juzgar entre las ovejas gordas y las flacas.  Por cuanto ustedes han empujado con el costado y con la espalda, y han atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas, voy a salvar a mis ovejas, y ya no les servirán de presa.  Yo juzgaré entre ovejas y ovejas» Ez. 34:20-21.

El pueblo de Israel se había acostumbrado a ser desleal con sus propios hermanos, no sólo abusaban de los más humildes, También traicionaban con facilidad a las más ingenuas, las usaban  y oprimían, no les importaba darles de lomazos a  ovejita que se todas con tal de sacar ventaja, y las ovejas dóciles dejándose usar, sin reparar en la condición de que sus hermanas eran ovejas caídas. El Señor Jesús también hizo diferencia entre estos dos animales:

«Cuando el hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.  Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda».

Todos los oyentes del Señor se quedaron pasmados cuando él hizo esta diferencia entonces Jesús comenzó a darle las explicaciones sobre las diferencias entre uno y otro: Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.  Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesite ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me visitaron»

La diferencia entre estos dos grupos a su derecha y a su izquierda es que uno de los grupos supo dar Amor, mientras los otros fueron descuidados, egocéntricos, insensibles, cargosos, pleitistas, desleales a sus propios pastores, desamorados, y orgullosos como los chivos, las ovejitas supieron dar el mismo amor que recibieron del Señor:

«Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos.  El que no ama permanece en la muerte.  En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros.  Así también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.  Queridos hijos, No amen de palabra ni de labios para afuera, sino con espíritu y de verdad.  I Juan 3:14, 16, 18.

Ovejitas que se aman, ovejitas sumisas y llenas de amor y no cabras de carácter terco, ovejas que  se parecen a su Pastor, así es como quiero ser, así quiero tratar a mis hermanas, así quiero congregarme con cada una de ellas, todas unidas, siguiendo el camino por donde nos guía el buen Pastor.

Cuando Juan el Bautista vio a Jesús venir con toda la multitud hacia el río Jordán donde él bautizaba, lo reconoció entre todas las ovejas arrepentidas que venían a ser sumergidos en las aguas del bautizo, Juan el profeta del Nuevo Testamento exclamó:

¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!  Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios!  Juan 1:29

Si Jesús también fue un Cordero, el cordero que fue inmolado por cada uno de nosotros, el cordero que fue llevado al matadero con una sumisión divina y que se ofrendó a si mismo en el Holocausto por amor, él les dio ese ejemplo a sus discípulos y algunos como Juan lo imitaron fielmente, otros como Pedro a veces dejó de ser oveja para parecerse a una cabra terca y orgullosa, pero cambió, cambió cuando reconoció su falta y dejó los cachos para convertirse en el discípulo modelo del Pastor. Cuando te ven ¿pueden reconocer que eres una ovejita que pertenece al Señor? ¿Te identifican como una oveja de la manada pequeña, del rebaño separado, de la que sabe comer buenos pastos?  ¿Saben todos que en verdad eres una hija de Dios?

Si en tu corazón aún hay síntomas de una cabra terca y rebelde, ahora tienes la oportunidad de darle al buen pastor tu corazón, tu vida, él te devolverá al redil de donde saliste,Debes pedirle al Buen pastor que te  vuelva a encaminar y serás sanada, lavada y purificada en la sangre del Cordero de Dios que fue inmolado por todos tus pecados.

Pídele a Jesús que antes que ser pastor fue el Cordero inmolado por ti, que te ponga en el lugar correcto y entonces todos cantaremos en el días de las bodas del Cordero, cuando todos los redimidos en su sangre estemos congregados, las ovejas de todos los tiempos unidas cantaremos: ¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!  Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos, amén.  Apocalipsis 5:12-13. Dios te bendiga

Martha V. de Bardales.

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