Señor, Tú me Conoces a Fondo

Señor, Tú me Conoces a Fondo

Señor, tú me has examinado y me conoces; tú conoces todas mis acciones; aun de lejos te das cuenta de lo que pienso. Sabes todas mis andanzas, sabes todo lo que hago. Aún no tengo la palabra en la lengua, y tú, Señor, ya la conoces [Salmo 139,1 – 4 ].

Dios nos llama al apostolado y a la participación de su Vida divina de un modo gratuito. No importa el pasado personal del que es llamado; ante Dios sólo cuenta la respuesta que uno da cuando Él quiere confiarle a alguien alguna misión, y esto debe ir precedido por una verdadera conversión [Gálatas 1,15 – 16 ], pues no puede uno anunciar a Cristo a los demás y convertirse en un perseguidor de la iglesia, o en un destructor de la misma a través de un testimonio contrario a la fe que uno proclama.

Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido! [Salmo 139,13 – 14 ].

El Señor nos quiere totalmente comprometidos con Él pues sólo cuenta el amor que nos tiene. Por eso hemos de procurar darle una respuesta positiva a ese amor, a su gracia y a su misericordia para con nosotros. Ante lo frágil de nuestra naturaleza sólo Él puede fortalecernos para que permanezcamos como fieles testigos suyos; por eso a través de nuestra oración hemos de pedirle que nos fortalezca para que no sólo nuestros pasos dejen de ir por caminos equivocados, sino para que nos conceda la gracia de trabajar por su Reino. El Señor nos quiere como discípulos suyos no sólo escuchando su Palabra, sino poniéndola en práctica viviendo cercanos a los demás y tratando de ser para ellos un signo del amor misericordioso de Dios. Por eso le hemos de pedir a Dios que nos ayude para que demos el paso a una fe que nos identifique con Cristo en su entrega por nosotros. Su Palabra pronunciada sobre nosotros no sólo nos instruye sino que nos envía para que vayamos a los diversos ambientes de nuestro mundo y vivamos aquello de lo que aquí hemos sido testigos: que el Señor parte su pan para nosotros; que se ha puesto afanoso por nosotros para purificarnos, para hacernos dignos hijos de Dios y para conducirnos a la posesión de los bienes definitivos, pues nos ha preparado un banquete eterno.

Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos. Oh Dios, qué profundos me son tus pensamientos; infinito es el conjunto de ellos; examíname, reconoce mi corazón; ponme a prueba, reconoce mis pensamientos; mira si voy por el camino del mal y guíame por el camino eterno [Salmo 139,16 – 17.23 – 24 ].

¿Qué preparamos nosotros para los demásí ¿Sólo hemos venido a alimentarnos del Señor, o hemos venido para ser fortalecidos por Él e ir después a hacer con nuestro prójimo lo mismo que el Señor ha hecho por nosotrosí El Señor nos invita a no separar acción de oración, ni oración de acción, a acercarnos a Él como discípulos para conocer sus caminos; para dejarnos penetrar por su entrega a favor de los demás; para hacer nuestros su Vida y su Espíritu, y para ayudar en la solución de aquello que nos esclaviza, no generando luchas fratricidas, sino generando una vida más justa y una economía que vele por los intereses de los trabajadores, cuyas familias muchas veces viven desprotegidas, faltas de todo. Entonces se vivirá la comunión fraterna, compartiendo lo nuestro con las clases más pobres, convertidos en discípulos de Cristo para actuar como testigos suyos en las realidades concretas de cada día. En el bautismo nos lavó de todos nuestros pecados y nos invitó a establecer una relación de amor con su Persona, y ahora que somos templos del Espíritu Santo nos ha mandado dar testimonio de su Evangelio.

¡¡¡Cristo amado, permite que la luz de tu Evangelio resplandezca con mayor claridad en mi interior, para que por mi conducta tenga la certeza de haber sido llamado por el Padre Dios para proyectar tu Luz ante los demás!!!

——————————————————————————————————–

Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí