[devocional-miercoles] 27 de Diciembre de 2006 – Lugar de encuentro y tambi?n frontera.

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Ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo?
lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Lejos esté de mí gloriarme,
sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
por quien el mundo me es crucificado a mí,
y yo al mundo.
Gálatas 2:20; 6:14.

Lugar de encuentro y también frontera

La cruz de Jesús está colocada entre el hombre pecador y el Dios santo. En la cruz nos encontramos: yo a cuestas con mis pecados, y Dios, justo y santo, quien debía castigarlos. Pero Jesús se volvió hacia mí y cargó con mis faltas. Luego se volvió hacia Dios y sufrió el castigo que yo merecía. Él fue condenado en mi lugar y por su muerte soy salvo. La cruz me reconcilia con Dios.

La cruz también está colocada entre el cristiano y el mundo. El cristiano toma su lugar junto al Crucificado del Gólgota, acepta el desprecio y el odio del mundo porque quiere estar del lado de Jesús. Ve al mundo ¿por más atractivo que parezca? tal como se mostró al crucificar al Señor de gloria. Su lenguaje no ha cambiado: ?No queremos que éste reine sobre nosotros? (Lucas 19:14). ?Fuera con éste? ¡Crucifícale, crucifícale!? (23:18-21). El mundo sigue siendo lo que siempre ha sido: enemigo de Dios.

Si usted espera la aprobación del mundo, no puede andar según la voluntad de Dios. La cruz tiene un doble efecto: lo reconcilia con Dios y lo separa de un mundo que no quiere saber nada de él. ?La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios? (1 Corintios 1:18).

El devocional diario, es editado por: "La Buena Semilla" 1166 Perroy (Suiza) © Copyright: Todos los derechos reservados.
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