Hablo demasiado

DISCIPLINAS LIBERTADORAS

Hablo demasiado


Sr. Palau:

Tengo pocas amistades. Mi familia no tiene muchos contactos ni en la comunidad ni en el vecindario. Mi esposa dice que hablo y discuto demasiado hasta el punto de cansar a la gente. Cuando hablo, precisamente lo hago con el fin de entablar una conversación y hacer amigos. ¿Cree que mi esposa tiene razón?

En primer lugar, creo que su esposa ha dado en la tecla. Parece ser, por el tono de su carta, que usted tuviera una lengua ingobernable, que habla demasiado. Es muy probable que su esposa esté en lo cierto. Usted tiene pocos amigos porque habla demasiado, aunque lo hace con sinceridad. Pero hablando no necesariamente ganará el aprecio de la gente. Su deseo de buscar la solución es un gran paso. Gracias por su carta.

En segundo lugar, quiero darle un consejo muy importante. Cultive el arte de escuchar. Los demás, al igual que usted, desean exponer sus ideas y apreciaciones y también están interesados en entablar una conversación. Cuando usted sepa escuchar, no sólo se convertirá en una persona encantadora y agradable, sino que además, aprenderá mucho.

La Biblia, en Santiago capítulo 1 dice lo siguiente:

«Mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse».

En tercer lugar, cuando usted hable sea constructivo, amable, alegre e interesante. Alguien dijo: «Poder conversar en varios idiomas es muy valioso, pero saber controlar la lengua en un solo idioma, es inapreciable». Los charlatanes raramente son los mejores conversadores, pero sí son muy aburridos. Hay que saber controlar la lengua, porque ésta es como un fuego que puede encender muchos males. ¡Cuántos problemas surgen por causa de una lengua sin control!
Por eso dice la Biblia en 1 Pedro capítulo 3:

«El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engaño».

Si usted quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua. Pero usted pensará: «Ahí está mi problema, toda mi vida he querido controlar mi lengua y no sé cómo hacerlo». Mi respuesta es la de siempre. El único que puede controlar la lengua es Dios en el corazón. Y Dios entra al corazón cuando le abrimos la puerta de nuestra vida a Jesucristo; cuando por la fe
dejamos que Cristo controle nuestro ser.

¿Lee usted la Biblia todos los díasí ¿Permite que Cristo controle su vida? Él es quien le dará poder para controlar su lengua.

Luis Palau

 


© 2005 Asociación Luis Palau- Derechos Reservados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí