Estudios Biblicos – Nadie como TU



 
Nadie como TU
 
Rick Warren
 
 
Dios nos diseñó a cada uno de nosotros de tal manera que no haya un doble en el mundo. Nadie tiene la misma mezcla exacta de factores que te hacen único. Eso significa que nadie más en la Tierra podrá jugar el papel que Dios planeó para ti. Si no haces tu contribución especial al cuerpo de Cristo, esta no se hará.
La Biblia dice: «Hay diferentes tipos de dones espirituales… diferentes maneras de servicios… diferentes habilidades para hacer el servicio» (1 Corintios 12:4-6, PAR).

Recursos para usar

Tus recursos son los talentos naturales con los que naciste. Algunas personas tienen recursos naturales con las palabras: ¡hablan desde las entrañas! Otras tienen recursos atléticos innatos, son excelentes en coordinación física. Otros son buenos en matemáticas, música o mecánica.

Cuando Dios quería que se hiciera el Tabernáculo y todos los utensilios para la adoración, proveyó artistas y artesanos que fueron formados con «destreza, habilidad, y conocimiento en todo tipo de manualidades para hacer diseños artísticos (…) y para emplear todo tipo de artesanía» (Éxodo 31:3-5).
Aún hoy Dios confiere esas habilidades y miles más, para que las personas puedan servirle.

Todos nuestros recursos provienen de Dios. Incluso los que usamos para pecar son dados por Dios, solo que son mal usados o abusados.
La Biblia dice: «Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la habilidad de hacer bien ciertas cosas» (Romanos 12:6a – BAD). Dado que las habilidades naturales o recursos provienen de Dios, son tan importantes y espirituales como tu forma espiritual. La única diferencia es que ellas te fueron dadas al nacer.

Una de las excusas más comunes de las personas para no servir es: «Yo no tengo ningún recurso». Esto es ridículo. Tienes docenas, probablemente cientos de habilidades no explotadas, no reconocidas y sin uso; habilidades inactivas dejadas de lado. Muchos estudios han revelado que el promedio de las personas posee de quinientas a setecientas habilidades y destrezas, más de las que te puedes imaginar.

Por ejemplo, tu cerebro puede almacenar cien trillones de hechos. Tu mente puede manejar quince mil decisiones en un segundo, como cuando tu sistema digestivo está trabajando. Tu nariz puede distinguir hasta diez mil olores.
Tu tacto puede efectuar miles de contactos diarios, y tu lengua puede saborear una parte de quinina en dos millones de partes de agua. Eres un increíble legajo de habilidades, una maravillosa creación de Dios. Parte de la responsabilidad de la iglesia es identificar y lanzar tus habilidades para el servicio de Dios.

Cada recurso puede usarse para la gloria de Dios

Pablo dijo: «Cualquier cosa que hagas, hazlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:3). La Biblia está llena de ejemplos de habilidades diferentes que Dios usa para su gloria. Aquí hay algunas mencionadas en la Escritura : habilidad artística, habilidad arquitectónica, administrativa, bancaria, naviera, para hacer caramelos, debatir, diseñar, embalsamar, bordar, cincelar, cultivar, pescar, dirigir, manejar, construir, hacer música, armas, coser, pintar, plantar, filosofar, inventar, carpintería, navegar, vender, ser soldado, marino, enseñar, escribir literatura y poesía.

La Biblia dice: «Hay habilidades diferentes para desempeñar el servicio, pero es el mismo Dios quien da la habilidad a todos para su servicio particular» (1 Corintios 2:6, PAR). Dios tiene un lugar en su iglesia donde tu especialidad puede brillar, y puedes hacer la diferencia. Queda de tu parte encontrar ese lugar.
Dios da la habilidad a ciertas personas de hacer mucho dinero.
Moisés les dijo a los israelitas: «Recuerden al Señor su Dios, porque él es quien les da la habilidad de producir riquezas» (Deuteronomio 8:18). Las personas con esta habilidad son buenas estableciendo negocios, haciendo ventas y tratos, y obteniendo ganancias.

Si tienes esta habilidad para comerciar, debes usarla para la gloria de Dios. ¿Cómo? Primero, capta tu habilidad, entrégala a Dios y dale el crédito. Segundo, usa tu negocio para servir a otros y para transmitir tu fe a los incrédulos. Tercero, devuelve al menos el diez por ciento de las ganancias a Dios, como acto de adoración. Finalmente, alcanza tu meta: ser edificador del reino más que edificador de riquezas.

Lo que soy capaz de hacer, eso es lo que Dios quiere que haga. Tú eres la única persona en la Tierra que puede usar tus habilidades. Nadie puede jugar tu papel, porque nadie más tiene la forma única que Dios te ha dado. La Biblia dice que Dios te equipó «con todo lo que necesitas para hacer su voluntad» (Hebreos 13:21, BAD).

Para descubrir la voluntad de Dios para tu vida, debes examinar seriamente en qué eres bueno y en qué no. Si Dios no te dio habilidad para entonar una melodía, seguro que no espera que seas cantante de ópera. Él nunca te pedirá que dediques tu vida a una tarea para la que no tengas talento.

Por otra parte, las habilidades que tienes son señales fuertes de lo que Dios quiere que hagas con tu vida. Hay indicios que te permiten conocer cuál es la voluntad de Dios para ti.

Si eres bueno diseñando, o reclutando, o dibujando u organizando, es muy seguro asumir que el plan de Dios para tu vida incluye esa habilidad en alguna manera. Dios no desperdicia recursos, Él preparará nuestro llamado con nuestras capacidades.

Tus recursos no te fueron dados para subsistir, Dios te los dio para tu ministerio. Pedro dijo: «Dios les ha dado a cada uno de ustedes algunas habilidades especiales; asegúrense de usarlas para ayudarse cada uno, compartiendo con otros los muchos tipos de bendiciones de parte de Dios» (1 Pedro 4:10, BAD).



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