Devocionales Cristianos – Los vencedores que llegaremos a ser

Los vencedores que llegaremos a ser
 
Ps. Fernando Alexis Jiménez.
 
Siempre pensó que no valía la pena. La idea que le grabaron desde su más tierna infancia era de "No sirves para nada". Nunca entendió si aquellas frases que le acompañaron en todos los instantes de su vida y que le restaron alegría a los momentos más emotivos, eran fruto de la ira de su padre o la contrariedad de su madre, pero llegó a asumir que si sus progenitores lo decían, así debía ser.

Luis Eduardo recibió el título de Contador Público y aún a los cuarenta y cinco años se quejaba de ser un fracasado. "Mis padres tenían la razón" meditaba al atribuir a la premonición de papá y mamá la secuencia de derrotas que enfrentaba en el trabajo, en las relaciones interpersonales y, por último, en el fallido matrimonio que terminó en divorcio cuando nació su primer hijo.
Cuando daba vueltas al asunto deducía que nadie daría un peso por su vida. Por esa razón fue tan difícil que comprendiera el alcance de lo que Dios había hecho por su vida. "No, definitivamente eso no fue conmigo. Dios conoce que soy alguien inclinado al fracaso. Hará el trabajo en otros, pero no en mí. Estoy convencido que no perderá el tiempo conmigo", decía.
Cierto día leyendo la Biblia encontró un pasaje que llamó poderosamente su atención: "Cuando, impotentes, no teníamos medio de escape, Cristo llegó en el momento oportuno y murió por nosotros, a pesar de nuestra impiedad. Ni aún siendo buenos podría esperarse que alguien muriera por nosotros, aunque pudiera suceder.

Mas Dios nos demostró la inmensidad de su amor enviando a Cristo a morir por nosotros, aún cuando éramos pecadores" (Romanos 6:6-8. Versión La Biblia al Día).

Luis Eduardo –tal como ocurre con cada uno de nosotros– fue llamado a comprender que su vida tenía mucha significación para Dios. Además, Él no nos mira como lo que somos ahora sino como podemos llegar a ser en Sus manos. Él ve en nosotros la condición de triunfadores que colocó en cada uno cuando estábamos en el proceso de gestación.
¿Recuerda los hombres rústicos, descreídos, agresivos unos y acelerados otros, a quienes Jesús el Señor llamó para que fueran sus discípulosí Él miró en ellos el corazón y hasta dónde podrían llegar en Sus manos. Esa fue la razón de la escogencia. Igual con usted. Dios le llamó a ser Su hijo. El conoce sus potencialidades. Sabe de aquellas características especiales que los demás ignoran.
Si Satanás grabó en su corazón una serie de condicionamientos o razones por las cuales está supuestamente destinado a ser un perdedor, es hora de que deseche esos paradigmas. Usted nació para vencer. Vale mucho para Dios y si permite que Él obre en su existencia volará a nuevas alturas, adonde jamás imaginó llegar. Animo. ¡Hoy es el día para emprender una nueva vida!

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