Las Parábolas de Jesús: La perla de gran precio

La Perla De Gran precio En La Biblia

Mateo 13:45,46 La parábola es uno de los géneros literarios más hermosos que contienen las sagradas escrituras.

Estas cortas historias son a la misma vez, sencillas y profundas.

Usan los asuntos más comunes -como la siembra, la pesca o la limpieza de una casa- para hablar del asunto más profundo que un ser humano pueda pensar… el reino de Dios.

Podemos apreciar estas características en todas las parábolas que aparecen en las sagradas escrituras y especialmente en las parábolas de Jesús.

Cuando leemos los evangelios vemos que los líderes religiosos del tiempo de Jesús no recibieron sus parábolas con gozo.

Por el contrario, la inmensa mayoría de los escribas, los fariseos, los saduceos, los herodianos y los familiares de los sumos sacerdotes encontraron que estas parábolas eran escandalosas.

La pregunta que se impone es… ¿Por qué?

Las parábolas de Jesús son escandalosas porque su propósito es transformar nuestra manera de ver el mundo.

Las parábolas intentan destruir nuestra vieja manera de comprender la realidad.

Por medio de esta forma literaria, Dios desea que veamos la vida a través de los ojos de la fe.

Dios desea que interpretemos la vida a la luz de los valores de su reino.

Dios desea que transformemos nuestra forma de pensar, hasta que lleguemos a tener la mente de Cristo.

Si Jesús predicó sus parábolas con el propósito de cambiar radicalmente la forma como la gente de su época pensaba, queda claro que para predicar correctamente las parábolas hoy es necesario recuperar sus elementos escandalosos.

Si no comprendemos porque el liderazgo del tiempo de Jesús pensaba que las parábolas eran ofensivas y escandalosas, no estamos listos para predicarlas.

Es decir, uno solo está listo para predicar una parábola cuando le encuentra el escándalo a la historia.

¿Por qué la gente del tiempo de Jesús encontró escandalosa la parábola del sembrador (Mateo 13:18)?

La mayor parte de nosotros no la encontramos escandalosa.

Repasemos la historia… Un sembrador echó semilla en cuatro tipos de terrenos.

El sembrador representa a Dios, la semilla al mensaje del evangelio y los terrenos a diferentes tipos de personas.

Cuando el mensaje del evangelio cae en un corazón receptivo, la semilla da el fruto adecuado.

¿Esta es la interpretación correcta?

Pues no, esta no es la interpretación correcta.

La historia nos enseña que un terreno promedio en la Palestina antigua daba poco más de cuatro medidas de grano por cada medida de semilla.

Es decir, si tú sembrabas 1 kilo de semilla, podría esperar un promedio de 4,8 kilos de grano.

En el valle de Sarón, donde están los terrenos más fértiles de Israel, las cosechas podían llegar a dar entre 6 a 8 medidas de grano por cada medida de semilla.

En el caso de la parábola del sembrador, las cosechas dieron treinta por uno, sesenta por uno y hasta cien por uno.

Es decir, lo que la parábola describe es sencillamente imposible.

El mensaje de la parábola del sembrador es que el reino de Dios da frutos insospechados, milagrosos y hasta increíbles.

Cuando el reino se encarna en un lugar, los resultados son sorprendentes, inesperados y hasta imposibles de creer.

Sobre esta base, consideremos el contenido y el mensaje de la parábola de la perla de gran precio.

La misma dice… «También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró». Mateo 13:45,46.

De primera intención, la parábola parece ser muy sencilla.

Un mercader que se dedicaba a comerciar perlas encuentra una muy valiosa.

Entonces… Vende todo lo que tiene y la compra.

Todo esto parece lógico, hasta que ponderamos las consecuencias de la acción del mercader.

Observen que este hombre vende todo lo que tiene con el propósito de comprar la perla, pero en ningún momento se dice que él piensa revenderla.

Al comprar la perla, este hombre ha tomado una opción transformadora y fundamental… ha abandonado el comercio de perlas.

Él ha decidido abandonar el «juego» de la compra y venta para poder quedarse con esta perla en particular.

El mercader lo ha sacrificado todo por la perla valiosa.

Del mismo modo, Dios nos llama a sacrificarlo todo por la «perla».

Dios nos llama a abandonar todas aquellas cosas que consideramos preciosas o hermosas, con tal de alcanzar su reino.

Dios nos llama a abandonar nación, trabajo y todas aquellas cosas que puedan darnos seguridad material, con tal de alcanzar su reino. Y esa exigencia, esa demanda radical de parte de Dios, es el «escándalo» de la parábola de la perla de gran precio.

Amén.

Dios Te Bendiga.

Devocionales Cristianos www.devocionalescristianos.org

1 COMENTARIO

  1. BENDICIONES A TODOS AQUELLOS QUE ASEN POSIBLE QUE LA PALABRA DE DIOS SIGA LLEGANDO A MAS CORAZONES NECESITADOS  Y SEDIENTOS DE CONOCIMIENTO …QUE DIOS LOS BENDIGA..AMEEENNNN

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