Mujer Cristiana – Y después de los 40 ¿qué?

Y después de los 40 ¿qué?

Muchas mujeres miran la llegada a los 40 como una verdadera amenaza. Pero sólo hay que cumplirlos para saber lo maravilloso que son estos años. Podemos enfrentar en esta preciosa etapa de la vida sueños que acariciamos durante nuestra juventud y que por estar ocupadas estudiando, enamorándonos, criando hijos, etcétera, no pudimos realizar, pueden florecer ahora y empezar a hacerse realidad.

«Los jóvenes se cansan y fatigan; los muchachos quedan exhaustos y caen. Pero los que tienen su esperanza puesta en el Señor renovarán sus fuerzas. Les crecerán alas como a las águilas; correrán sin fatigarse, caminarán sin cansarse.» (Is 4.30-31)

Creo que sobra decir en esta ocasión lo que les sucede a las águilas para que se cumpla lo que está escrito en el pasaje mencionado. Lo importante es creer que los que tenemos nuestra confianza puesta en el Señor nos renovamos como las águilas.

Muchas mujeres miran la llegada a los 40 como una verdadera amenaza. ¡Y cómo será llegar a los 50! Pero sólo hay que cumplirlos para saber lo maravilloso que son estos años. Escritoras famosas como Bárbara Johnson empezaron a escribir a los 50.

Es increíble la cantidad de retos que podemos enfrentar en esta preciosa etapa de la vida. Sueños que acariciamos durante nuestra juventud y que por estar ocupadas estudiando, enamorándonos, criando hijos, etcétera, no pudimos realizar, pueden florecer ahora y empezar a hacerse realidad. Le reto a hacer una lista de esos sueños, dejar de lado las añoranzas y empezar a cristalizarlos. Quizá se trate de ese curso de confección de ropa que siempre quiso hacer, su secundaria, su carrera universitaria, su especialización, escribir un libro, dar un estudio bíblico a sus vecinas, o iniciar un proyecto para misiones… ¡Todo aquello que está en su corazón hace tiempo!

Ciertamente, ésta es la edad en la que una se «encierra» o se «sacude». ¡Para qué lamentarnos por los años pasados si no podemos volver atrás! Las hijas de Dios tenemos la gran ventaja de ser renovadas y fortalecidas cada día en nuestro espíritu y entendimiento. «Por eso, no nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día.» (2Co 4.16) «Ustedes se han revestido de una nueva forma de ser. Dios los está haciendo nuevos a imagen de aquel que los creó hasta que lleguen al pleno conocimiento de él.» (Col 3.10)

¿No logró estudiar una carrera en sus años de juventud? ¿Qué espera para empezar ahora? Conozco a una mujer que después de criar a tres hijos empezó su carrera universitaria a los 50 años y logró terminarla.


Una amiga mía acaba de terminar su licenciatura en educación a los 55 años y, además de estar ejerciendo su carrera, proyecta hacer una especialización. Otra amiga que ya pasó los 60 está terminando su secundaria. Al hablar con ellas, estas personas irradian mucha alegría y dicen sentirse revitalizadas.

No se deje oxidar


Hay por lo menos cuatro aspectos en los que podemos y debemos renovarnos cada día. Dios que nos creó, nos formó y nos hizo (Is 43.7), nos conoce más que nosotras mismas y en su Palabra no dejó ningún aspecto de nuestra vida —espiritual, emocional, intelectual y físico— sin tocar.

Renovación espiritual


En Efesios 2.10 leemos: «Nosotros somos obra de Dios, creados en Jesucristo para realizar buenas obras que Dios planeó de antemano para que nos ocupáramos en ellas». Cuando tomamos conciencia de que no estamos en esta tierra por casualidad sino que fuimos hechas con un propósito definido, no podemos seguir siendo las mismas. Es entonces cuando asumimos la responsabilidad y comenzamos a pensar y a actuar consecuentemente con el propósito para el que Dios nos creó. ¿Dónde encontramos la fuente de renovación espiritual sin lugar a equivocarnosí En la Palabra de Dios.

En nuestro clásico versículo de 2 Timoteo 3.16 leemos: «Toda la escritura es un mensaje enviado por Dios, y es útil para enseñar, reprender, corregir y mostrar a la gente cómo vivir de la manera que Dios manda, para que el siervo de Dios esté listo y completamente capacitado para toda buena obra». Explorar la Escritura, creerla y vivirla definitivamente opera cambios en nuestra vida. Ella nos enseña a renovar nuestra mente de tal manera que los pensamientos pecaminosos sean reemplazados por pensamientos puros.

En Filipenses 4.8-9 dice: «…hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso». Al cambiar nuestra manera de pensar, cambia nuestra manera de hablar y de actuar. Conocí a una joven que se vestía y caminaba de forma insinuante y coqueta que, al convertirse a Cristo, modificó su manera de vestir y hasta de caminar. Sí, la Palabra de Dios cambia hasta nuestra forma de andar. La Escritura es útil para redargüir, es decir, nos reprende cuando nuestra conducta no es consecuente como hijas de Dios. Ella expone a la luz todo pecado con el propósito de conducirnos a la confesión y el arrepentimiento. «La palabra de Dios vive, es poderosa y tiene más filo que cualquier espada de dos filos, penetra tan profundo que divide el alma y el espíritu, las coyunturas y los huesos, y juzga los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón» (Heb 4.12-13).

Sin lugar a dudas, éste es uno de los versículos que describen con más claridad los efectos que hace la Escritura en el creyente. Muchas mujeres creyentes están viviendo vidas desiertas, sin fruto y estancadas porque no están acudiendo a la fuente viva de la Palabra. La tienen en poco, la menosprecian; por lo tanto, no se están renovando ni está sucediendo nada nuevo en sus vidas. Quizá el que inventó el dicho «Loro viejo no aprende a hablar» tenía razón, pero «hija de Dios, sin distinción de edad, sí aprende a renovarse cada día y a vivir como Dios manda».

Renovación emocional

Hay muchos factores, entre estos los hormonales, que influyen en nuestro estado emocional cuando cruzamos los 40. Entre los 40 y los 50 nos suceden muchos cambios. Quizá enfrentamos el síndrome del nido vacío porque los hijos se han ido (¡eso duele mucho!), la menopausia con todos sus altibajos, cambios de vivienda y otros que de alguna manera nos afectan emocionalmente y nos hacen propensas a deprimirnos. Cuando llega la depresión debemos depender del Señor más que nunca. Por eso es sabio investigar las causas.

Primeramente debemos examinarnos a la luz de la Palabra. Dice el Salmo 139.23-24 : «Dios mío, examíname y conoce mis pensamientos; ponme a prueba y reconoce todos mis pensamientos. Fíjate si tengo algún mal pensamiento y guíame por el sendero que me lleva a la vida eterna». Si al examinarnos a la luz de la Palabra no encontramos pecado sin confesar que esté causando la depresión, hay que utilizar los recursos que Dios nos ha dado y buscar ayuda capacitada. Puede que un desbalance químico sea la causa que la provoque.

Renovación intelectual


Uno de los autores que más me ha retado a no dejar de estudiar y aprender en mis años avanzados es el Dr. Howard Hendricks. En su libro Enseñando para Cambiar Vidas dice: «Quien deja de crecer hoy, dejará de enseñar mañana». Yo no quiero estancarme espiritual, emocional, intelectual, social ni físicamente. Sé que si lo hago Dios me lo demandará un día.

En Tito, Pablo dice que las mujeres mayores enseñemos a las mujeres jóvenes. Es verdad que tenemos mucho que enseñar de nuestra experiencia, pero es bueno estar documentadas y actualizadas con el fin de poder enseñar en nuestro hogar, nuestro vecindario y a las mujeres de nuestra iglesia.

Renovación física

En 1 Tesalonicenses 5.23 Pablo nos dice: «…también pedimos para que todo su ser: su espíritu (aspecto espiritual), su alma (aspecto emocional) y su cuerpo (aspecto físico), permanezcan siempre sin mancha para cuando el Señor Jesucristo regrese». A muy pocas de nuestra generación nos enseñaron a comer bien, es decir, en forma balanceada, y a muchas como a mí nos despertaban con una taza de café en la mañana. ¡Qué maravilloso Dios tenemos que todavía nos da la oportunidad de cambiar nuestros hábitos para vivir mejor estos años de tantos retos! En cuanto al ejercicio físico, me gusta mucho que la Palabra nos habla de carreras, de competencias, de preparación física.

En 1 Timoteo 4.8 dice: «El ejercicio físico te sirve de algo, pero una vida dedicada a Dios te trae bendiciones en el presente y en el futuro». Lo que nos quiere mostrar aquí es que lo físico no debe ocupar el primer lugar en relación con lo espiritual. Sin embargo, sin ejercicio nuestro cuerpo se oxida y somos más propensas a ganar peso y contraer algunas enfermedades. ¿Qué podemos decir del aspecto sexual en estos añosí Es posible disfrutarlo plenamente. Para ahondar en este tema les recomiendo leer, de ser posible en compañía de su cónyuge, el libro El acto matrimonial después de los 40, escrito por Tim y Beverly Lahaye y Mike Yorkey.

Por último quiero hablar un poco sobre la renovación social. ¡Uy! Suena como a partido político, ¿verdad? Ésta también es una edad para reconstruir amistades olvidadas. ¡Qué lindo es encontrarnos con amigos de «la vieja guardia» y hacer reminiscencias! Dicen que «recordar es vivir». Asimismo, es una buena oportunidad para generar nuevas amistades. Recordemos que hay mucha gente padeciendo de soledad y que podemos alegrar a muchas personas saliendo de nuestro ensimismamiento para llamarlas, visitarlas, compartir tiempo y todo lo que Dios nos ha dado.

Nota: Las citas usadas para este artículo fueron tomadas de la Biblia La Palabra de Dios para Todos.

Devocionales Cristianos www.devocionalescristianos.org

6 COMENTARIOS

  1. Hola buenas tardes me gusta de todo lo que hablan quiero seguir leyendo soy Eva Ramírez desde Venezuela tengo 45 años

  2. Hola

    bendiciones

    estoy in teresada en aprender mas acerca del matrimonio, ya que estoy recien casada

  3. ls cumpli hace muy poco pero han sido maravillosos cumplirlos en el señor,gracias dios por estos 40 años hermosos,gracias

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