Devocionales – Reír es saludable

Reír es saludable

Fernando Alexis Jiménez

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Pensar diferente siempre fue un problema y la cuna de muchas frustraciones hasta el día en que Hunter «Patch» Adams entendió que sus sueños no eran los de quienes le rodeaban, y decidió luchar por sus anhelos, metas y esperanzas por encima de cualquier adversidad.

En ese tiempo era tan solo estudiante de medicina. Distinto de los demás. Dueño de una calidad humana inigualable. Con el convencimiento de que el primer gran paso para que un paciente se sienta bien, es que reciba buen trato. En eso difería de sus colegas. Apenas recibió el título de doctor comenzó a pintarse el rostro con colores, tinturó de azul su cabello y se dejó crecer un enorme bigote, como Salvador Dalí.

Atrás quedó su adolescencia en la que, fruto de la incomprensión e intolerancia de quienes le rodeaban, intentó suicidarse, estuvo recluido en un sanatorio mental e inició, por sus propios medios, los estudios que a la postre le han llevado a convertirse en uno de los mejores siquiatras del mundo.

Lo conocí en su reciente viaje a Santiago de Cali. La bondad se refleja en sus ojos de un azul profundo, diáfano y tranquilo que contrasta con las muchas arrugas que surcan su rostro y que testimonian el paso de los años en los que ha librado mil batallas por sacar adelante sus proyectos, nadando siempre contra la corriente.

En un inglés apresurado, gesticulando y sonriendo como si la vida fuera una eterna broma, este facultativo que se pinta el rostro como payaso para traer alegría a los niños con cáncer, explicó las bondades de reír: vigoriza el corazón, tonifica los músculos del rostro, evita el estreñimiento, oxigena el cuerpo, estimula la secreción de cortisol que es una especie de antinflamatorio muscular, cumple funciones analgésicas, disminuye la hipertensión, desestresa y aumenta el flujo sanguíneo…

 
¿Dónde está su sonrisa?

Confieso que el Hunter «Patch» Adams que conocí es muy diferente del Robin Williams que protagonizó la película grabada en su honor. Pero en esencia conservan la calidez, alegría y una sonrisa imborrable que contagia. Y aprendemos que al igual que el mal genio también la risa se puede contagiar.

Al referirse a las bondades de experimentar alegría en nuestro ser, el proverbista escribió: «El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.»(Proverbios 15:13).

Uno de los principios que le invito a asumir desde hoy es desechar la amargura, abrirle paso a una sonrisa, y con ayuda de Dios, encontrarle propósito y sentido a la existencia para que cada día no se convierta en un motivo de tristeza.

 


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