Estudios Bíblicos – El Ayuno En La Biblia

EL AYUNO

El ayuno es una práctica ancestral en la vida de los cristianos; pero a la vez una práctica poco considerada a pesar de su gran efectividad cuando va acompañado de adoración a Dios. El ayuno es bíblico y así lo constatamos en muchos pasajes de las Escrituras:

(Mt 4:2) Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
(Lc 5:33) Entonces ellos le dijeron: Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?

(Lc 18:12) ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

(Mt 6:16) Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

(2Co 11:27) en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez.

La palabra de Dios no se hizo para un tiempo, o para cierta elite de personas. La palabra de Dios es poder de Dios para salvación de toda la humanidad. Y para su vigencia no cuenta tiempo ni espacio, ni persona, es para siempre, porque ella es el Verbo, es Dios hablándonos para todos aquellos que tengan corazones abiertos y humillados para recibirlo.

¿PARA QUÉ SIRVE EL AYUNO?

El ayuno en principio puede ser líquido o seco, o ambas especies. Quien determina las condiciones y las oportunidades para el verdadero ayuno es el Espíritu Santo.

Fue justamente el Espíritu Santo el que llevó a Jesús a ayunar al desierto. Hay cristianos que ayunan por voluntad propia, y eso está bien, pero más lo será cuando el Espíritu de Dios toma parte en el ayuno de la persona, porque lo hace motivacionalmente dirigido para un menester específico, que muchas veces uno mismo no lo sabe.

¿COMO SABEMOS CUANDO AYUNAR?

Es simple, solo aquellos que viven en plena comunión con Dios, o sea, aquellos que permanentemente están orando, pueden tener ese privilegio de ser dirigidos a hacer un ayuno en el Espíritu Santo.

Con esto quiero decir que, cualquiera puede hacer un ayuno fisiologico para bajar de peso o para desintoxicarse, en base a una dieta de vegetales o frutas, o simplemente de ingestión de agua. Es saludable. Pero no está vinculado a los asuntos de Dios.

Hay creyentes que practican ayunos con devoción y sinceridad de corazón, y durante el ayuno el Espíritu suele empezar a manifestarse en muchas formas maravillosas; dando discernimiento, iluminando, dando dones, edificando, revelándose. Por eso el ayuno y la oración son parte esencial de la vida de un genuino cristiano.

¿CÓMO ACTÚA EL AYUNO?

El ayuno no es de ninguna manera un flagelo, castigo, o penitencia; porque el cristiano lo hace con gozo, con paz, de buscar la presencia de Dios.

La presión que da el hambre en las primeras horas hace buscar el rostro del Señor, a medida que pasa el tiempo, el hambre desaparece, y lo que viene es una llenura del Señor en el cuerpo cansado, debilitado, para llenarlo de energías físicas y espirituales.

La comunicación con Dios se hace más intensa, viva, quebrantadora, es un reposo en el Señor lo que se siente. El ayuno ayuda a crecer espiritualmente, fortalece y moldea el carácter cristiano.

La frecuencia del ayuno es variable, si hay disposición para dejarse llevar por el Espíritu, el lo hará saber, podría ser una vez por semana, o cada diez días. Y la duración del ayuno también la pone el Señor, se puede empezar por horas al comienzo, hasta llegar a dias.

El ayuno da una visión contemplativa de la presencia del Señor, y de su voluntad para con nosotros.

El Señor le bendiga.

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